Nunca antes cobró tal relevancia la escala propia de ‘lo más pequeño’. También lo más pequeño de un conjunto, es decir, lo que es ‘poco’. Se trata de unidades de medida que ya hace mucho tiempo habían conseguido validez en las construcciones de la técnica y de la arquitectura, y mucho antes que la literatura fingiese hacerlas suyas. En realidad, estamos ante la más temprana aparición, en lo que hace a su forma, de lo que es el principio del montaje. Así, en el caso de la torre Eiffel: «Enmudece aquí, de esta manera, la potencia plástica en favor de una tensión monstruosa de la energía espiritual, por la cual la energía inorgánica de los materiales se reduce a las formas que son más eficaces y pequeñas, entrelazando ahí unas con otras».
A. G. Meyer. Eisenbauten, Esslingen, 1907, p. 93. Cit. en Obra de los pasajes, F 4 a, 2