Brilla muy adentro en la soledad nocturna un candelero anónimo por detrás de la ventana. Todo lo demás en la ciudad que contemplo está oscuro, salvo donde algunos débiles reflejos de luz de las calles ascienden vagamente y hacen que aquí y allá se cierna una luz de luna inversa, muy pálida. En la negrura de la noche, el propio caserío apenas destaca, entre sí, sus diversos colores, o tonos de colores; sólo vagas diferencias, se diría que abstractas, irregularizan el abigarrado conjunto.
Un hilo invisible me liga al anónimo propietario del candelero. No es la común circunstancia de que ambos estemos despiertos: no existe en eso una reciprocidad posible, pues, estando yo a la ventana entre tinieblas, él nunca podría verme. Es otra cosa, mía sólo, que tiene que ver con la sensación de aislamiento, que participa de la noche y del silencio, que escoge aquel candelero como punto de apoyo porque es el único punto de apoyo que hay. Parece que por estar él encendido la noche es tan oscura. Parece que es por estar yo despierto, soñando en las tinieblas, por lo que él sigue alumbrando.
Brilla muy adentro en la soledad nocturna un candelero anónimo por detrás de la ventana. Todo lo demás en la ciudad que contemplo está oscuro, salvo donde algunos débiles reflejos de luz de las calles ascienden vagamente y hacen que aquí y allá se cierna una luz de luna inversa, muy pálida. En la negrura de la noche, el propio caserío apenas destaca, entre sí, sus diversos colores, o tonos de colores; sólo vagas diferencias, se diría que abstractas, irregularizan el abigarrado conjunto.
Un hilo invisible me liga al anónimo propietario del candelero. No es la común circunstancia de que ambos estemos despiertos: no existe en eso una reciprocidad posible, pues, estando yo a la ventana entre tinieblas, él nunca podría verme. Es otra cosa, mía sólo, que tiene que ver con la sensación de aislamiento, que participa de la noche y del silencio, que escoge aquel candelero como punto de apoyo porque es el único punto de apoyo que hay. Parece que por estar él encendido la noche es tan oscura. Parece que es por estar yo despierto, soñando en las tinieblas, por lo que él sigue alumbrando.