motor
¡Tengo los labios secos, grandes ruidos modernos,
[siento!
de estar oyéndoos demasiado cerca,y mi cabeza arde de quereros cantar con exceso
en la expresión de mis sensaciones,
con un exceso que es contemporáneo de vosotras, oh máquinas!
Y con fiebre, y mirando los motores como Naturaleza tropical –grandes trópicos humanos de hierro y fuego y fuerza–,
canto y canto el presente, y también el pasado y el futuro,
porque el presente es ya todo el pasado como es todo el futuro
y hay Platón y Virgilio en esas máquinas y en las luces eléctricas
sólo porque existieron y que fueron humanos Platón y Virgilio,
y quizás hay pedazos de un Alejandro Magno del siglo cincuenta;
átomos que irán a tener fiebre dentro del cerebro del Esquilo
[que habrá en el siglo cien,
andan por estas correas de transmisión, andan por estos[émbolos y por estos volantes,
Álvaro de Campos
Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1
CIUDAD
Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1
«Oda triunfal», vss. 10-23, p. 111
CIUDAD
¡Tengo los labios secos, grandes ruidos modernos,
[siento!
de estar oyéndoos demasiado cerca,y mi cabeza arde de quereros cantar con exceso
en la expresión de mis sensaciones,
con un exceso que es contemporáneo de vosotras, oh
[máquinas!
Y con fiebre, y mirando los motores como Naturaleza tropical
–grandes trópicos humanos de hierro y fuego y fuerza–,
canto y canto el presente, y también el pasado y el futuro,
porque el presente es ya todo el pasado como es todo el futuro
y hay Platón y Virgilio en esas máquinas y en las luces
sólo porque existieron y que fueron humanos Platón y Virgilio,
y quizás hay pedazos de un Alejandro Magno del siglo
[cincuenta;
átomos que irán a tener fiebre dentro del cerebro del Esquilo[que habrá en el siglo cien,
andan por estas correas de transmisión, andan por estos[émbolos y por estos volantes,
Álvaro de Campos
Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1
FÁRMACOS
AMOR
Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1
«Oda triunfal», vss. 10-23, p. 111
FÁRMACOS
AMOR
¡Benditos seáis, […] coches, trenes y vagones,
respirar regular de fábricas y temblorosos motores atronando
con vuestra crónica […]!
¡Sí, benditos seáis, por ocultarme!