Álvaro de Campos

entre mis sensaciones tropezando;

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¿Seré como parezco en ?
¿Seré como me creo verdaderamente?
Hasta en la sensación soy algo ateo,
y no sé si soy yo quien en mí siente

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Canto en mi verso a los trenes, canto a los automóviles, canto a

[los vapores,

pero es que en mi verso, por más que lo ice, sólo hay ritmos e

[ideas,

no hay hierro, acero o ruedas, no hay maderas ni cuerdas,
ni la realidad de cualquier piedra callejera y nula;
la de aquella piedra que, casualmente, nadie mira al pisar,
pero puede mirarse y ser pisada, y tomarse en la mano,
y mis versos en cambio sólo son como ideas, como ideas que

[pueden no ser comprendidas.

Lo que quiero no es cantar al hierro: es el hierro.
Lo que pienso es dar sólo la idea de acero –pero no es

[el acero–.

Lo que más me enfurece en la emoción de la inteligencia
es el no poder cambiar mi ritmo, ese ritmo que imita al agua

[que canta,

por lo que es el real frescor del agua tocando mis manos,
el sonido visible de ese río, ése en el que puedo entrar y

[mojarme,

que puede dejar mi traje chorreando,
donde podría ahogarme, si quisiera,
que tiene la natural divinidad de estar ahí sin literatura.
¡Mierda! ¡Mil veces mierda a todo lo que yo no puedo hacer!
¿Qué todo, Walt –me oyes–?, ¿qué es todo, qué es todo?
¡Y que mil rayos partan la falta que nos hace no ser Dios
para escribir poemas al Universo y a la Realidad por nuestra

[carne,

tener ideas-cosas, pensamiento Infinito!
Para lograr tener estrellas reales en el interior de mi

[ser-pensamiento,

nombres-números ya en los confines de la gran reina

[emoción-la-Tierra.


¡Futilidad, irrealidad, […] estática de todo arte,
condena del artista a no vivir!

¡Oh quién nos diera, Walt,
esa tercera cosa que es la media entre el arte y la vida,

Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1

«Salutación a Walt Whitman», vss. 518-544, pp. 303-305

SENSUALISMO / SENSACIÓN
REALIDAD
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El mundo es confuso e incierto.
El pensamiento no llega a ninguna parte de la Tierra,
como el brazo no alcanza más de lo que puede contener la mano
como la mirada no atraviesa los muros de sombra,

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Al fin la mejor manera de viajar es sentir.
Sentirlo todo de todas las maneras.
Sentirlo todo excesivamente,
porque todas las cosas son, en verdad, excesivas
y la totalidad de lo real es exceso, violencia,

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Ver todas las cosas hasta el fondo...
¿Y si las cosas no tuvieran fondo?

¡Ah, qué bella es la superficie!
Tal vez la superficie sea la esencia
y lo que es más que la superficie sea lo más que todo,
y lo más que todo nada es.

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Pues, ¿para qué sirve una sensación si hay una razón exterior

[de ella?

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porque lo que viste con tus dedos, dedos materiales y

[admirables,

fue la cara sensible, cara no fisionómica, de las cosas
fue la realidad, no lo real.

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¡Poca, poca verdad!
Yo tengo razón mientras no pienso.

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como también, a fuerza de sentir, sólo puedo pensar.

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noche donde me olvido de ,
recordando!...

Poesía IV. Los poemas de Álvaro de Campos 2

«El paso de las horas», vss. 575-576, p. 103

NOCHE
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¡Y de este miedo, esta angustia, este peligro propio de ultraser,
no se puede huir, no se puede huir, no se puede!

Cárcel del Ser, ¿no hay liberación de ti?
Cárcel de pensar, ¿no hay liberación de ti?
¡Ah, no, no hay ninguna –ni tampoco muerte, ni vida, ni Dios!
Nosotros, los gemelos del Destino, existimos en ambos.
Nosotros, gemelos de todos los Dioses, de toda su especie,
siendo el mismo abismo y la misma sombra,
porque seamos sombra, o seamos luz, siempre se trata de la

[misma noche.

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¡Benditos seáis, […] coches, trenes y vagones,
respirar regular de fábricas y temblorosos motores atronando
con vuestra crónica […]!
¡Sí, benditos seáis, por ocultarme!

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¡Tengo los labios secos, grandes ruidos modernos,

[siento!

de estar oyéndoos demasiado cerca,
y mi cabeza arde de quereros cantar con exceso
en la expresión de mis sensaciones,
con un exceso que es contemporáneo de vosotras, oh máquinas!

Y con fiebre, y mirando los motores como Naturaleza tropical –grandes trópicos humanos de hierro y fuego y fuerza–,
canto y canto el presente, y también el pasado y el futuro,
porque el presente es ya todo el pasado como es todo el futuro
y hay Platón y Virgilio en esas máquinas y en las luces eléctricas
sólo porque existieron y que fueron humanos Platón y Virgilio,
y quizás hay pedazos de un Alejandro Magno del siglo cincuenta;
átomos que irán a tener fiebre dentro del cerebro del Esquilo

[que habrá en el siglo cien,

andan por estas correas de transmisión, andan por estos

[émbolos y por estos volantes,

Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1

«Oda triunfal», vss. 10-23, p. 111

CIUDAD
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oh grandes multitudes cotidianas, ni alegres ni tristes, de las

[calles,

ese gran río multicolor anónimo donde yo no me puedo bañar

[como querría!

Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1

«Oda triunfal», vss. 154-155, p. 121

CIUDAD
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esa furia de estar diciendo adiós yendo a bordo de todos los

[navíos,

que a estas horas están levando anclas o se van alejando de los

[embarcaderos!

¡Oh hierro, oh acero, oh aluminio, oh vosotras, chapas de

[hierro ondulado!

¡Oh muelles, oh puertos, oh trenes, oh grúas, oh remolcadores!

Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1

«Oda triunfal», vss. 195-198, p. 125

CIUDAD
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¡Maravillosa vida marítima moderna,
toda limpieza, y salud y máquinas!
¡Todo tan bien dispuesto, espontáneamente ajustado,
todos los componentes de las máquinas, todos los navíos de los

[mares,

todos los elementos de la actividad comercial de exportación e

[importación

combinándose tan maravillosamente
que todo se produce como si fuera por leyes naturales,
ninguna cosa chocando con la otra!

Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1

«Oda marítima», vss. 772-779, p. 217

CIUDAD
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Hoy todo esto es tal como siempre fue, pero además está el

[comercio;

¡el destino comercial de los grandes vapores
me hace estar orgulloso de mi época!

Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1

«Oda marítima», vss. 797-799, p. 219

CIUDAD
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El día consiste ya, perfectamente, en horas de trabajo,
y todo empieza a regularizarse y a moverse.
Y con un gran placer, natural y directo, recorro con el alma
todas las operaciones comerciales necesarias para embarcar

[las mercancías.

Mi época es el sello que va impreso en todas las facturas,
y siento que todas las cartas de todas las oficinas
deberían de ir remitidas a mí.

Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1

«Oda marítima», vss. 808-814, p. 219-221

CIUDAD
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¡Y que me vengan con que no hay poesía en el comercio y en

[las oficinas!

Pero si es que ahí entra por todos los poros… En este aire

[marino la respiro,

dado que todo esto viene justo a propósito de los nuevos

[vapores, la navegación moderna.

Las facturas y las cartas comerciales son sin duda el principio

[de la historia,

y los navíos que llevan las mercancías por el mar eterno son ya

[su final.

Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1

«Oda marítima», vss. 829-833, p. 221

CIUDAD
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Quiero dejar esta ciudad, la Tierra,
emigrar de una vez del país que soy Yo,
dejar el mundo con todo lo que se vio fallido,
como un viajante que vende grandes barcos a la gente que

[habita tierra adentro.

Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1

«Salutación a Walt Whitman», vss. 292-295, p. 283

CIUDAD
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El poema moderno verdadero es vivir sin poemas,
él es el tren real, pero no en cambio los versos que lo cantan,
hierro de los raíles, de los raíles calientes, el hierro de las

[ruedas, él, su real giro.

Pero no mis poemas hablando de railes y de ruedas sin ellos.

Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1

«Salutación a Walt Whitman», vss. 514-517, p. 303

CIUDAD
REALIDAD
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Y así pasa todo, pasa desfilando toda cosa por dentro de ,
y las ciudades del mundo, todas ellas que murmuran, ahí, en

[mi interior...

Poesía IV. Los poemas de Álvaro de Campos 2

«El paso de las horas», vss. 198-199, p. 73

CIUDAD
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