¡Y que me vengan con que no hay poesía en el comercio y en
[las oficinas!
Pero si es que ahí entra por todos los poros… En este aire[marino la respiro,
dado que todo esto viene justo a propósito de los nuevos[vapores, la navegación moderna.
Las facturas y las cartas comerciales son sin duda el principio[de la historia,
y los navíos que llevan las mercancías por el mar eterno son ya[su final.
Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1
«Oda marítima», vss. 829-833, p. 221
CIUDAD
Esto me sirve de consuelo en esta oficina reducida, cuyas ventanas mal lavadas dan a una calle sin alegría. Me sirve de consuelo, y en ello tengo por hermanos a los creadores de la conciencia del mundo ―el dramaturgo desordenado William Shakespeare, el maestro de escuela John Milton, el gandul Dante Alighieri —e incluso, si se me permite la cita, el Jesucristo aquel que no llegó a nada en el mundo, hasta el punto de que los historiadores dudan de su existencia. Los otros son de otra especie ―el consejero de estado Johann Wolfgang von Goethe, el senador Víctor Hugo, el jefe Lenin, el jefe Mussolini
La experiencia de la vida nada enseña, del mismo modo que la historia de nada nos informa. La verdadera experiencia consiste en restringir el contacto con la realidad y aumentar el análisis de ese contacto. Así la sensibilidad se amplía y se hace más profunda, porque en nosotros está todo; basta con que lo busquemos y con que lo sepamos buscar.
Esto me sirve de consuelo en esta oficina reducida, cuyas ventanas mal lavadas dan a una calle sin alegría. Me sirve de consuelo, y en ello tengo por hermanos a los creadores de la conciencia del mundo ―el dramaturgo desordenado William Shakespeare, el maestro de escuela John Milton, el gandul Dante Alighieri —e incluso, si se me permite la cita, el Jesucristo aquel que no llegó a nada en el mundo, hasta el punto de que los historiadores dudan de su existencia. Los otros son de otra especie ―el consejero de estado Johann Wolfgang von Goethe, el senador Víctor Hugo, el jefe Lenin, el jefe Mussolini
Permanecí horas desconocidas, momentos sucesivos sin relación, en el paseo que di, de noche, por la orilla solitaria del mar. Todos los pensamientos que han hecho vivir a tantos hombres, todas las emociones que los hombres han dejado de vivir, cruzaron por mi mente, como un oscuro resumen de la historia, en esa meditación mía paseada por la orilla del mar. Sufrí en mí mismo, conmigo mismo, las aspiraciones de todas las eras, y conmigo pasearon, por la orilla oída del mar, los desasosiegos de todos los tiempos.
¿Que este arte no se hace para el pueblo? Naturalmente que no, ni este ni ningún arte auténtico. Todo arte que permanece está hecho para las aristocracias, para los escogidos, que es lo que permanece en la historia de las sociedades, porque el pueblo pasa y pasar es su oficio.
Sobre literatura y arte
«Crítica e historia literaria», «9. [El arte moderno es aristocrático]», p. 327
LECTURAS / ESTÉTICA