Hoy todo esto es tal como siempre fue, pero además está el
[comercio;
¡el destino comercial de los grandes vaporesme hace estar orgulloso de mi época!
Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1
«Oda marítima», vss. 797-799, p. 219
CIUDAD
El día consiste ya, perfectamente, en horas de trabajo,
y todo empieza a regularizarse y a moverse.
Y con un gran placer, natural y directo, recorro con el alma
todas las operaciones comerciales necesarias para embarcar
[las mercancías.
Mi época es el sello que va impreso en todas las facturas,y siento que todas las cartas de todas las oficinas
deberían de ir remitidas a mí.
Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1
«Oda marítima», vss. 808-814, p. 219-221
CIUDAD
Todas las épocas me pertenecen, sí, por un momento,
como todas las almas, un momento, han tenido su lugar en mí.
Fluido de intuiciones, río de suponer –sin duda, pero,
siempre llevado en olas sucesivas–,
sí, siempre el mar, y ya desconociéndose,
Poesía IV. Los poemas de Álvaro de Campos 2
«El pasar de las horas», vss. 5-9, p. 205
FÁRMACOS
Permanecí horas desconocidas, momentos sucesivos sin relación, en el paseo que di, de noche, por la orilla solitaria del mar. Todos los pensamientos que han hecho vivir a tantos hombres, todas las emociones que los hombres han dejado de vivir, cruzaron por mi mente, como un oscuro resumen de la historia, en esa meditación mía paseada por la orilla del mar. Sufrí en mí mismo, conmigo mismo, las aspiraciones de todas las eras, y conmigo pasearon, por la orilla oída del mar, los desasosiegos de todos los tiempos.
El propio Nietzsche aseveró que una filosofía no es sino la expresión de un temperamento.
No es enteramente así. Las teorías de un filósofo son la resultante de su temperamento y de su época. Son el efecto intelectual de su época sobre su temperamento. Otra cosa no podía suceder (ser).
Así pues, la filosofía de Friedrich Nietzsche es la resultante de su temperamento y de su época. Su temperamento era el de un asceta y el de [un] loco. Su época en un país era de materialidad y fuerza. Resultó inevitablemente una teoría en la que un loco ascetismo se casa con una (aunque fuera involuntaria) admiración por la fuerza y el poder. Resulta una teoría donde se insiste en la necesidad de un ascetismo y en la definición de ese ascetismo como un ascetismo de fuerza y de dominio.
Sobre literatura y arte
«Crítica de autores», «7. Friedrich Nietzsche», Sobre literatura y arte, p. 342
LECTURAS / ESTÉTICA
El artista debe expresar no sólo lo que es de todos los hombres, sino también lo que es de todos los tiempos. El subjetivismo cristista produjo, además del error personalista, ese otro error, la preocupación de interpretar la época. Es magistral la tantas veces citada frase de Goethe sobre el asunto; en efecto, un hombre de genio sólo por sus defectos es de su época. Nuestra época nos sustrae a la humanidad.
Sobre literatura y arte
«II. Arte y estética», «9. Regreso de los dioses: estética», pp. 279-280
LECTURAS / ESTÉTICA