He nacido sujeto, como todos, a tener errores y defectos,
pero nunca al error de pretender comprender de más,
nunca al error de quien quiere comprender solamente con la
Poesía II. Los poemas de Alberto Caeiro 2
«Poemas inconjuntos», vs. 17-19, p. 71
FÁRMACOS
Percibimos las cosas demasiado –ahí está el error y está la
[duda.
Lo que existe trasciende por debajo a lo que creemos que[existe.
La Realidad tan sólo es real, no pensada.Poesía II. Los poemas de Alberto Caeiro 2
«Poemas inconjuntos», vss. 16-18, p. 61
SENSUALISMO / SENSACIÓN
REALIDAD
el alma más perfecta es aquella que no aparece nunca.
El alma que está hecha con el cuerpo,
el absoluto cuerpo de las cosas,
la existencia real en absoluto, sin sombras ni errores,
la completa y exacta coincidencia de una cosa consigo.
Poesía II. Los poemas de Alberto Caeiro 2
«Poemas inconjuntos», vss. 18-22, p. 111
SENSUALISMO / SENSACIÓN
REALIDAD
Poesía II. Los poemas de Alberto Caeiro 2
«Poemas inconjuntos», vss. 33-34, p. 63
SENSUALISMO / SENSACIÓN
―Vive tu vida. No seas vivido por ella. En la verdad y en el error, en el gozo y en el malestar, sé tu propio ser. Sólo podrás hacer eso soñando, porque tu vida real, tu vida humana es aquella que no es tuya, sino de los otros. Así, sustituirás la vida por el sueño y te preocuparás tan sólo de soñar con perfección. En todos tus actos de la vida real, desde el del nacimiento hasta el de la muerte, tú no actúas. Eres actuado; no vives; sólo eres vivido. Vuélvete, para los demás, una esfinge absurda. Enciérrate, pero sin golpear la puerta, en tu torre de marfil. Y tu torre de marfil eres tú mismo.
Libro del desasosiego
«Los grandes fragmentos», «Fórmula de bien soñar», p. 495
FÁRMACOS
MUERTE
El ambiente es el alma de las cosas. Cada cosa tiene una expresión propia, y esa expresión le viene de fuera.
Cada cosa es la intersección de tres líneas, y esas tres líneas forman esa cosa: una cantidad de materia, el modo como interpretamos, y el ambiente en que se encuentra.
[…] Creo, pues, que no hay error humano, ni literario, en atribuir alma a las cosas que llamamos inanimadas. Ser una cosa es ser objeto de atribución.
Conocerse es errar, y el oráculo que dijo «Conócete» propuso un trabajo mayor que los de Hércules y un enigma más oscuro que el de la Esfinge. Desconocerse conscientemente es el camino. Y desconocerse conscientemente constituye el uso activo de la ironía. No conozco cosa más grande ni más propia del hombre verdaderamente grande que el análisis paciente y expresivo de las maneras de desconocernos, el registro consciente de la inconsciencia de nuestras consciencias, la metafísica de las sombras autónomas, la poesía del crepúsculo de la desilusión.
Entre las vagas sombras de la luz sin apagarse del todo antes de que la tarde sea apunte de noche, me complace errar sin pensar entre lo que se ha convertido la ciudad, y camino como si nada tuviera remedio.
Todo dormía como si el universo fuera un error; y el viento, fluctuando incierto, era una bandera sin forma desplegada sobre un cuartel sin ser. Nada se desgarraba en el aire alto y fuerte, y los marcos de las ventanas sacudían los cristales para que la extremidad pudiera oírse. En el fondo de todo ello, callada, la noche era la tumba de Dios
El ambiente es el alma de las cosas. Cada cosa tiene una expresión propia, y esa expresión le viene de fuera.
Cada cosa es la intersección de tres líneas, y esas tres líneas forman esa cosa: una cantidad de materia, el modo como interpretamos, y el ambiente en que se encuentra.
[…] Creo, pues, que no hay error humano, ni literario, en atribuir alma a las cosas que llamamos inanimadas. Ser una cosa es ser objeto de atribución.
El artista debe expresar no sólo lo que es de todos los hombres, sino también lo que es de todos los tiempos. El subjetivismo cristista produjo, además del error personalista, ese otro error, la preocupación de interpretar la época. Es magistral la tantas veces citada frase de Goethe sobre el asunto; en efecto, un hombre de genio sólo por sus defectos es de su época. Nuestra época nos sustrae a la humanidad.
Sobre literatura y arte
«II. Arte y estética», «9. Regreso de los dioses: estética», pp. 279-280
LECTURAS / ESTÉTICA