expresión

¡Tengo los labios secos, grandes ruidos modernos,

[siento!

de estar oyéndoos demasiado cerca,
y mi cabeza arde de quereros cantar con exceso
en la expresión de mis sensaciones,
con un exceso que es contemporáneo de vosotras, oh máquinas!

Y con fiebre, y mirando los motores como Naturaleza tropical –grandes trópicos humanos de hierro y fuego y fuerza–,
canto y canto el presente, y también el pasado y el futuro,
porque el presente es ya todo el pasado como es todo el futuro
y hay Platón y Virgilio en esas máquinas y en las luces eléctricas
sólo porque existieron y que fueron humanos Platón y Virgilio,
y quizás hay pedazos de un Alejandro Magno del siglo cincuenta;
átomos que irán a tener fiebre dentro del cerebro del Esquilo

[que habrá en el siglo cien,

andan por estas correas de transmisión, andan por estos

[émbolos y por estos volantes,

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¡Tengo los labios secos, grandes ruidos modernos,

[siento!

de estar oyéndoos demasiado cerca,
y mi cabeza arde de quereros cantar con exceso
en la expresión de mis sensaciones,
con un exceso que es contemporáneo de vosotras, oh

[máquinas!


Y con fiebre, y mirando los motores como Naturaleza tropical
–grandes trópicos humanos de hierro y fuego y fuerza–,
canto y canto el presente, y también el pasado y el futuro,
porque el presente es ya todo el pasado como es todo el futuro
y hay Platón y Virgilio en esas máquinas y en las luces

[eléctricas

sólo porque existieron y que fueron humanos Platón y Virgilio,
y quizás hay pedazos de un Alejandro Magno del siglo

[cincuenta;

átomos que irán a tener fiebre dentro del cerebro del Esquilo

[que habrá en el siglo cien,

andan por estas correas de transmisión, andan por estos

[émbolos y por estos volantes,

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El arte es un excusarse de actuar o de vivir. El arte es la expresión intelectual de la emoción, a diferencia de la vida, que es la expresión volitiva de la emoción.

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La ruina de los ideales clásicos hizo de todos artistas en potencia, y por lo tanto malos artistas. Cuando el criterio del arte era la construcción sólida, la cuidadosa observación de unas reglas ―pocos podían atreverse a ser artistas, y buena parte de esos pocos son muy buenos. Pero cuando el arte pasó de ser considerado como creación a ser considerado como expresión de sentimientos, entonces cada cual pudo ya ser artista, porque sentimientos los tenemos todos.

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El ambiente es el alma de las cosas. Cada cosa tiene una expresión propia, y esa expresión le viene de fuera.

Cada cosa es la intersección de tres líneas, y esas tres líneas forman esa cosa: una cantidad de materia, el modo como interpretamos, y el ambiente en que se encuentra.

[…] Creo, pues, que no hay error humano, ni literario, en atribuir alma a las cosas que llamamos inanimadas. Ser una cosa es ser objeto de atribución.

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El ambiente es el alma de las cosas. Cada cosa tiene una expresión propia, y esa expresión le viene de fuera.

Cada cosa es la intersección de tres líneas, y esas tres líneas forman esa cosa: una cantidad de materia, el modo como interpretamos, y el ambiente en que se encuentra.

[…] Creo, pues, que no hay error humano, ni literario, en atribuir alma a las cosas que llamamos inanimadas. Ser una cosa es ser objeto de atribución.

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De la sensibilidad, de la personalidad definida que ella determina, nace el arte por medio de lo que se llama la inspiración: el secreto de que nadie habló, el sésamo pronunciado por azar, el eco en nosotros del encantamiento distante. La sola sensibilidad, sin embargo, no genera el arte; es tan sólo su condición, como el deseo lo es del propósito. Es preciso que a lo que aporta la sensibilidad se junte lo que el entendimiento le niega. Así se establece un equilibrio; y el equilibrio es el fundamento de la vida. El arte es la expresión de un equilibrio entre la subjetividad de la emoción y la objetividad del entendimiento, y como subjetiva y objetivo, se interponen, y por eso, conjugándose se equilibran.

Tiene el arte para nacer que ser de un individuo; para no morir, que parecer extraño a él.

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¿Hay reglas, sin embargo, dentro de las cuales esa idea o sensación tiene básicamente que ser expresada? Sin duda que las hay, y son las reglas fundamentales del arte. Son tres:

1. Todo arte es creación, y está por tanto subordinado al principio fundamental de toda creación: crear un todo objetivo, para lo cual es necesario crear un todo parecido a los todos que hay en la Naturaleza; esto es, un todo en el que haya la armonía necesaria entre el todo y las partes componentes, no armonía artificial y exterior, sino armonía interna y orgánica. Un poema es un animal, dijo Aristóteles; y así es. Un poema es un ente vivo. Sólo un ocultista, claro, puede comprender el sentido de esta expresión y no es permisible quizá explicarla muy detalladamente, o más de lo nada que ya se ha dicho.

2. Todo arte es expresión de algún fenómeno psíquico. El arte, por tanto, consiste en la adecuación, tan exacta como quepa en la competencia artística del autor, de la expresión a la cosa que quiere expresar. De donde se deduce que todos los estilos son admisibles y que no hay estilo simple o complejo, ni estilo extraño o vulgar. Hay ideas vulgares e ideas elevadas, hay sensaciones simples y sensaciones complejas; y hay criaturas que sólo tienen ideas vulgares y criaturas que muchas veces tienen ideas elevadas. Según la idea, así el estilo y la expresión. No hay para el arte criterio exterior. El fin del arte no es ser comprensible, porque el arte no es propaganda política o inmoral.

3. El arte no tiene para el artista fin social. Tiene, sí, un destino social, pero el artista nunca sabe cuál es porque la Naturaleza lo oculta en el laberinto de sus designios. Lo explico mejor. El artista debe escribir, pintar, esculpir sin mirar otra cosa que lo que escribe, pinta o esculpe. Debe esculpir sin mirar fuera de sí. Por eso el arte no debe ser premeditadamente moral ni inmoral. Ambas [cosas] implican que el artista se rebajó hasta preocuparse de la gente. Tan inferior es en este punto un predicador católico como un tiste Wilde o D’Annunzio, siempre con la preocupación de irritar a la platea. Irritar es un modo de agradar. Todas las criaturas a las que les gustan las mujeres saben esto, y yo también lo sé.

El
arte tiene, sin embargo, un resultado social, pero relacionado con la Naturaleza y no con el poeta o pintor. La Naturaleza produce un artista determinado para un fin que ese mismo artista desconoce, por la simple razón de que él no es la Naturaleza. Cuanto más quiera darle un fin a su arte, más se aparta del verdadero fin de dicho arte ―que él no sabe cuál es, pero que la Naturaleza escondió dentro de él, en el misterio de su personalidad espontánea, de su inspiración instintiva. Todo artista que da a su arte un fin extrartístico es un infame. Es, además, un degenerado en el peor de los sentidos que la palabra no tiene. Es, además de esto y por esto, un antisocial. La manera de que el artista colabore útilmente en la vida de la sociedad a la que pertenece es que no colabore. Así le ordenó la Naturaleza que hiciese cuando lo creó artista, y no político o comerciante.

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Vivir es pertenecer a otro. Morir es pertenecer a otro. Vivir y morir son la misma cosa. Pero vivir es pertenecer a otro por fuera, y morir es pertenecer a otro por dentro. Las dos cosas se asemejan, pero la vida es el lado de fuera de la muerte. Por eso la vida es la vida y la muerte la muerte, pues el lado de fuera es siempre más verdadero que el lado de dentro, tanto que es el lado de fuera el que se ve. Toda emoción verdadera es mentira en la inteligencia, pues no se da en ella. Toda emoción verdadera tiene por tanto una expresión falsa. Expresarse es decir lo que no se siente. […] Fingir es conocerse.

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El propio Nietzsche aseveró que una filosofía no es sino la expresión de un temperamento.

No es enteramente así. Las teorías de un filósofo son la resultante de su temperamento y de su época. Son el efecto intelectual de su época sobre su temperamento. Otra cosa no podía suceder (ser).

Así pues, la filosofía de Friedrich Nietzsche es la resultante de su temperamento y de su época. Su temperamento era el de un asceta y el de [un] loco. Su época en un país era de materialidad y fuerza. Resultó inevitablemente una teoría en la que un loco ascetismo se casa con una (aunque fuera involuntaria) admiración por la fuerza y el poder. Resulta una teoría donde se insiste en la necesidad de un ascetismo y en la definición de ese ascetismo como un ascetismo de fuerza y de dominio.

Fernando Pessoa
Sobre literatura y arte

«Crítica de autores», «7. Friedrich Nietzsche», Sobre literatura y arte, p. 342


LECTURAS / ESTÉTICA
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Un tipo magnífico de poeta que sobrevivirá por su representatividad es Walt Whitman. Whitman encierra en sí todas las tendencias modernas, desde la crueldad [?] hasta la ingeniería […] Es el Médium de los Tiempos Modernos. Su poder de expresión es tan consumado como el de Shakespeare.

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El artista debe expresar no sólo lo que es de todos los hombres, sino también lo que es de todos los tiempos. El subjetivismo cristista produjo, además del error personalista, ese otro error, la preocupación de interpretar la época. Es magistral la tantas veces citada frase de Goethe sobre el asunto; en efecto, un hombre de genio sólo por sus defectos es de su época. Nuestra época nos sustrae a la humanidad.

Fernando Pessoa
Sobre literatura y arte

«II. Arte y estética», «9. Regreso de los dioses: estética», pp. 279-280


LECTURAS / ESTÉTICA
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La poesía es la emoción expresada en ritmo a través del pensamiento, como la música es esa misma expresión, pero directa, sin la mediación de la idea.

Musicar un poema es acentuarle la emoción reforzándole el ritmo.

Fernando Pessoa
Sobre literatura y arte

«IV. Literatura, prosa y poesía», 5, p. 298


LECTURAS / ESTÉTICA
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Un poema es la proyección de una idea en palabras a través de la emoción. La emoción no es la base de la poesía; es tan sólo el medio del que la idea se sirve para reducirse a palabras. […]

La poesía es superior a la prosa porque expresa, no un grado superior de emoción, sino, al contrario, un grado superior del dominio de ella, la subordinación del tumulto en que la emoción se expresaría naturalmente (como con razón dice Campos) al ritmo, a la rima, a la estrofa.

Fernando Pessoa
Sobre literatura y arte

«Ricardo Reis: [El arte de Álvaro de Campos]», pp. 92-93


LECTURAS / ESTÉTICA
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