Poesía I. Los poemas de Alberto Caeiro 1
«El guardador de rebaños», II, vs. 19, p. 37
SENSUALISMO / SENSACIÓN
mis pensamientos son todos sensaciones.
Pienso con los oídos y los ojos,
con las manos y los pies,
y con la nariz, y con la boca.
Pensar una flor es verla y olerla
y comer una fruta es probar su sentido.
Poesía I. Los poemas de Alberto Caeiro 1
«El guardador de rebaños», IX, vss. 3-8, p. 67
SENSUALISMO / SENSACIÓN
Pensar en el sentido íntimo de las cosas
es demasiado, es como pensar en la salud
o llevar un vaso al agua de las fuentes.
El único sentido íntimo de las cosas
es que ellas no tienen sentido íntimo alguno
Poesía I. Los poemas de Alberto Caeiro 1
«El guardador de rebaños», V, vss. 37-41, p. 47
SENSUALISMO / SENSACIÓN
¡Ah, nuestros sentidos, enfermos que ven y oyen!
Si fuéramos nosotros como deberíamos ser
no habría en nosotros necesidad de ilusiones...
Nos bastaría sentir con claridad y vida
sin notar ni siquiera el que haya sentidos...
Poesía I. Los poemas de Alberto Caeiro 1
«El guardador de rebaños», XLI, vss. 8-12, p. 135
SENSUALISMO / SENSACIÓN
y procuro olvidarme del modo de recordar que me enseñaron,
raspar la tinta con que me pintaron los sentidos,
Poesía I. Los poemas de Alberto Caeiro 1
«El guardador de rebaños», XLVI, vss. 18-19, p. 145
SENSUALISMO / SENSACIÓN
y procuro olvidarme del modo de recordar que me enseñaron,
raspar la tinta con que me pintaron los sentidos,
Poesía I. Los poemas de Alberto Caeiro 1
«El guardador de rebaños», XLVI, vss. 18-19, p. 145
FÁRMACOS
El misterio de las cosas, ¿dónde está?
¿Dónde podrá estar, que no aparece
para al menos mostrarnos que es misterio?
¿Qué sabe el río de eso, qué sabe de eso el árbol?
Y yo, yo que no soy más que ellos son, ¿qué es lo que sé de eso?
Siempre que miro las cosas y pienso en lo que los hombres
[piensan de ellas,
río como un arroyo que suena fresco en la piedra.Porque el único sentido oculto de las cosas
es que ellas no tienen sentido oculto alguno.
Es más extraño que todas las extrañezas,
y que los sueños de todos los poetas
y el pensamiento de todos los filósofos,
que las cosas sean realmente lo que parecen ser
y que no haya nada que comprender.
Esto es lo que mis sentidos han aprendido solos:
que las cosas no tienen significación, sino existencia.
El que las cosas son el único sentido oculto de las cosas.
Poesía I. Los poemas de Alberto Caeiro 1
«El guardador de rebaños», XXXIX, vss. 1-17 (entero), p. 131
SENSUALISMO / SENSACIÓN
SUEÑO
Fui feliz porque nunca pedí nada,
ni busqué encontrar nada,
ni hallé que hubiera otra explicación
sino que la palabra explicación no tenía sentido.
Poesía II. Los poemas de Alberto Caeiro 2
«Poemas inconjuntos», vss. 17-20, p. 23
FÁRMACOS
Si el hombre fuera, como debería ser,
no un animal enfermo, sino el más perfecto de los animales,
animal directo y no indirecto,
Debería así haber adquirido un sentido propio del ‘conjunto’;
un sentido, como ver y oír, del ‘total’ de las cosas,
y no, como tenemos, sólo un pensamiento del ‘conjunto’,
no, como tenemos, solamente una idea del ‘total’ de las cosas.
Poesía II. Los poemas de Alberto Caeiro 2
«Poemas inconjuntos», vss. 3-11, p. 61
SENSUALISMO / SENSACIÓN
Si el hombre fuera, como debería ser,
no un animal enfermo, sino el más perfecto de los animales,
animal directo y no indirecto,
Debería así haber adquirido un sentido propio del ‘conjunto’;
un sentido, como ver y oír, del ‘total’ de las cosas,
y no, como tenemos, sólo un pensamiento del ‘conjunto’,
no, como tenemos, solamente una idea del ‘total’ de las cosas.
Poesía II. Los poemas de Alberto Caeiro 2
«Poemas inconjuntos», vss. 3-11, p. 61
FÁRMACOS
Transformar en algo puramente literario la receptividad de los sentidos, y convertir las emociones, cuando quizás tengan por inferior aparecer, en materia aparecida para con ella esculpir estatuas de palabras fluidas y refinadas.
Ver y oír son las únicas cosas nobles que la vida encierra. Los otros sentidos son plebeyos y carnales. La única aristocracia consiste en no tocar nunca. No aproximarse ―he ahí la hidalguía.
En cualquier espíritu que no sea disforme, existe la creencia en Dios. En cualquier espíritu que no sea disforme, no existe la creencia en un Dios definido. Es algún ser, existente e imposible, que lo rige todo; un ser cuya persona, si la tiene, nadie puede definir; un ser cuyos fines, si de ellos se sirve, nadie puede comprender. Llamándolo Dios lo decimos todo, porque, no teniendo la palabra sentido preciso alguno, así lo afirmamos sin decir nada. Los atributos de infinito, de eterno, de omnipotente, de sumamente justo o bondadoso, que a vedes le asignamos, se desprenden por sí mismos como todos los adjetivos innecesarios cuando el sustantivo basta. Y Él, al que, por indefinido, no podemos asignar atributos, es, por eso mismo, el sustantivo absoluto.
Pasar de los fantasmas de la fe a los espectros de la razón no es más que ser trasladado de celda. El arte, si nos libera de los abstractos ídolos de costumbre, también nos libera de las ideas generosas y de las preocupaciones sociales ―ídolos también.
Encontrar la personalidad en el perderla ―la misma fe abona ese sentido de destino.
Quedamos, por lo tanto, con nuestras sensaciones como única «realidad», entendiendo que «realidad» no tiene aquí sentido alguno, pero nos resulta conveniente para ir engarzando frases. De «real» tenemos apenas nuestras sensaciones, pero «real» (que es una sensación nuestra) no significa nada, ni «sensación» tiene sentido, ni «tiene sentido» es cosa que tenga sentido ninguno. Todo es un mismo misterio… Reparemos, sin embargo, que ni todo quiere decir cosa ninguna, ni «misterio» es palabra que encierre ningún significado.
Libro del desasosiego
«Escritos de Pessoa relativos al “Libro del desasosiego”», «Ideas metafísicas del “Libro del desasosiego”», p. 575
SENSUALISMO / SENSACIÓN
REALIDAD
Saber no tener ilusiones es absolutamente necesario para poder tener sueños.
Alcanzarás así el punto supremo de la abstención soñadora, donde los sentidos se mezclan, los sentimientos se desbordan, las ideas penetran las unas en las otras. Así como los colores y los sonidos saben unos a otros, los odios saben a amores, los vigores a tedios, las cosas concretas a abstractas, y las abstractas a concretas. Se rompen los lazos que, al tiempo que todo lo ligaban, lo separaban todo, aislando cada elemento. Todo se funde y se confunde.
Transformar en algo puramente literario la receptividad de los sentidos, y convertir las emociones, cuando quizás tengan por inferior aparecer, en materia aparecida para con ella esculpir estatuas de palabras fluidas y refinadas.
Pasar de los fantasmas de la fe a los espectros de la razón no es más que ser trasladado de celda. El arte, si nos libera de los abstractos ídolos de costumbre, también nos libera de las ideas generosas y de las preocupaciones sociales ―ídolos también.
Encontrar la personalidad en el perderla ―la misma fe abona ese sentido de destino.
¿Cuándo acabará todo esto, estas calles por donde arrastro mi miseria, y estas escaleras donde encojo mi frío y siento las manos de la noche entre mis harapos? Si un día Dios me viniera a buscar y me llevara a su casa y me diera calor y afecto… A veces pienso en esto y lloro de alegría al pensar que lo puedo pensar… Pero el viento se arrastra por la calle adelante y las hojas caen en el paseo… Alzo los ojos y veo las estrellas que no tienen sentido alguno… Y de todo esto quedo apenas yo, un pobre niño abandonado, que ningún Amor quiso como hijo adoptivo, ni ninguna Amistad como compañero de juegos.
Tengo frío de más. Estoy tan cansado en mi abandono. Vete, oh Viento, a buscar a mi Madre. Llévame Noche arriba a la casa que no conocí… Vuelve a darme, oh Silencio inmenso, mi ama y mi cuna y la canción con la que me dormía…
Creo en la existencia de mundos superiores al nuestro y de habitantes de esos mundos, en experiencias de diversos grados de espiritualidad que se sutilizan hasta llegar a un Ente Supremo, que presumiblemente creó este mundo. […] Dadas estas escalas de seres, no creo en la comunicación directa con Dios, pero, según nuestro refinamiento espiritual, podremos comunicarnos con seres cada vez más altos. Hay tres caminos para lo oculto: el camino mágico (que incluye prácticas como las del espiritismo, intelectualmente al nivel de la brujería, que también es magia), camino extremadamente peligroso en todos los sentidos; el camino místico, que no tiene propiamente peligros, pero es incierto y lento; y lo que se llama el camino alquímico, el más difícil y el más perfecto de todos, porque implica una transmutación de la propia personalidad que la prepara sin grandes riesgos, antes bien con defensas que los demás caminos no tienen.
Vuelvo sobre mí. Anduve de viaje algunos años recogiendo maneras de sentir. Ahora, habiéndolo visto todo y sentido todo, tengo el deber de encerrarme en casa, en mi espíritu, y trabajar, cuando pueda y en todo lo que pueda, para el progreso de la civilización y el ensanchamiento de la conciencia de la humanidad. Ojalá no me desvíe de esto mi peligroso carácter demasiado multilateral, adaptable a todo, siempre ajeno a mí mismo y sin nexo dentro de sí.
¿Hay reglas, sin embargo, dentro de las cuales esa idea o sensación tiene básicamente que ser expresada? Sin duda que las hay, y son las reglas fundamentales del arte. Son tres:
1. Todo arte es creación, y está por tanto subordinado al principio fundamental de toda creación: crear un todo objetivo, para lo cual es necesario crear un todo parecido a los todos que hay en la Naturaleza; esto es, un todo en el que haya la armonía necesaria entre el todo y las partes componentes, no armonía artificial y exterior, sino armonía interna y orgánica. Un poema es un animal, dijo Aristóteles; y así es. Un poema es un ente vivo. Sólo un ocultista, claro, puede comprender el sentido de esta expresión y no es permisible quizá explicarla muy detalladamente, o más de lo nada que ya se ha dicho.
2. Todo arte es expresión de algún fenómeno psíquico. El arte, por tanto, consiste en la adecuación, tan exacta como quepa en la competencia artística del autor, de la expresión a la cosa que quiere expresar. De donde se deduce que todos los estilos son admisibles y que no hay estilo simple o complejo, ni estilo extraño o vulgar. Hay ideas vulgares e ideas elevadas, hay sensaciones simples y sensaciones complejas; y hay criaturas que sólo tienen ideas vulgares y criaturas que muchas veces tienen ideas elevadas. Según la idea, así el estilo y la expresión. No hay para el arte criterio exterior. El fin del arte no es ser comprensible, porque el arte no es propaganda política o inmoral.
3. El arte no tiene para el artista fin social. Tiene, sí, un destino social, pero el artista nunca sabe cuál es porque la Naturaleza lo oculta en el laberinto de sus designios. Lo explico mejor. El artista debe escribir, pintar, esculpir sin mirar otra cosa que lo que escribe, pinta o esculpe. Debe esculpir sin mirar fuera de sí. Por eso el arte no debe ser premeditadamente moral ni inmoral. Ambas [cosas] implican que el artista se rebajó hasta preocuparse de la gente. Tan inferior es en este punto un predicador católico como un tiste Wilde o D’Annunzio, siempre con la preocupación de irritar a la platea. Irritar es un modo de agradar. Todas las criaturas a las que les gustan las mujeres saben esto, y yo también lo sé.
El arte tiene, sin embargo, un resultado social, pero relacionado con la Naturaleza y no con el poeta o pintor. La Naturaleza produce un artista determinado para un fin que ese mismo artista desconoce, por la simple razón de que él no es la Naturaleza. Cuanto más quiera darle un fin a su arte, más se aparta del verdadero fin de dicho arte ―que él no sabe cuál es, pero que la Naturaleza escondió dentro de él, en el misterio de su personalidad espontánea, de su inspiración instintiva. Todo artista que da a su arte un fin extrartístico es un infame. Es, además, un degenerado en el peor de los sentidos que la palabra no tiene. Es, además de esto y por esto, un antisocial. La manera de que el artista colabore útilmente en la vida de la sociedad a la que pertenece es que no colabore. Así le ordenó la Naturaleza que hiciese cuando lo creó artista, y no político o comerciante.
Sobre literatura y arte
«4. [Sensacionismo]», pp. 110-111
LECTURAS / ESTÉTICA
VERDAD
Ahora bien, el arte, como está hecho porque es sentido y para ser sentido ―sin lo cual sería ciencia o propaganda― se basa en la sensibilidad. La sensibilidad es, pues, la vida del arte.
Sobre literatura y arte
«Apuntes para una estética no aristotélica», p. 254
LECTURAS / ESTÉTICA
El arte que vive primordialmente del sentido directo de la palabra se llamará con propiedad prosa, sin más; el que vive primordialmente de los sentidos indirectos de la palabra ―de lo que la palabra contiene, no de lo que simplemente dice se llamará convenientemente literatura; el que vive primordialmente de la proyección de todo eso en el ritmo se llamará con propiedad poesía.
Sobre literatura y arte
«IV. Literatura, prosa y poesía», 1, p. 294
LECTURAS / ESTÉTICA
Creo en la existencia de mundos superiores al nuestro y de habitantes de esos mundos, en experiencias de diversos grados de espiritualidad que se sutilizan hasta llegar a un Ente Supremo, que presumiblemente creó este mundo. […] Dadas estas escalas de seres, no creo en la comunicación directa con Dios, pero, según nuestro refinamiento espiritual, podremos comunicarnos con seres cada vez más altos. Hay tres caminos para lo oculto: el camino mágico (que incluye prácticas como las del espiritismo, intelectualmente al nivel de la brujería, que también es magia), camino extremadamente peligroso en todos los sentidos; el camino místico, que no tiene propiamente peligros, pero es incierto y lento; y lo que se llama el camino alquímico, el más difícil y el más perfecto de todos, porque implica una transmutación de la propia personalidad que la prepara sin grandes riesgos, antes bien con defensas que los demás caminos no tienen.
Sobre literatura y arte
Pessoa, F., «(Carta) A Adolfo Casais Monteiro», p. 48
PANTEÍSMO