«Constitución íntima de las cosas»...
«Sentido íntimo del universo»...
Todo eso es falso, no quiere decir nada.
Es increíble que se pueda pensar en cosas de éstas.
Como pensar en fines y razones
Poesía I. Los poemas de Alberto Caeiro 1
«El guardador de rebaños», V, vss. 30-34, p. 47
SENSUALISMO / SENSACIÓN
Sabe que existe existir y no se explica,
sabe que no hay razón de que haya nada.
Pues él sabe que ser es estar, en un punto.
Lo único que no sabe es que el pensamiento no es un punto
[cualquiera.
Poesía II. Los poemas de Alberto Caeiro 2
«Poemas inconjuntos», vss. 5-8, p. 55
FÁRMACOS
Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1
«Diagnóstico», vss. 1-2, p. 187
SENSUALISMO / SENSACIÓN
VERDAD
Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1
vs. 26, p. 255
SENSUALISMO / SENSACIÓN
yo, el explorador de todas las selvas internas del raciocinio,
el...
el creador de Weltanschauungen,
pródigo sembrador, en virtud de mi propia indiferencia,
de distintas corrientes de lo moderno, todas diferentes,
todas en el momento en que son concebidas cual verdades
todas personas diferentes, todas yo-mismo apenas,
Poesía IV. Los poemas de Álvaro de Campos 2
«La partida», vss. 90-96, p. 111
FÁRMACOS
VERDAD
La mayoría de los hombres vive con espontaneidad una vida ficticia y ajena. La mayoría de las personas son otras personas, dijo Oscar Wilde, y qué razón tenía.
Pasar de los fantasmas de la fe a los espectros de la razón no es más que ser trasladado de celda. El arte, si nos libera de los abstractos ídolos de costumbre, también nos libera de las ideas generosas y de las preocupaciones sociales ―ídolos también.
Encontrar la personalidad en el perderla ―la misma fe abona ese sentido de destino.
Todo es complejo, o soy yo el que lo soy. Pero, de cualquier modo, no importa, porque, de todos modos, nada importa. Todo esto, todas estas consideraciones extraviadas por la amplia calle, vegetan en las casas de campo de los dioses excluidos como enredaderas lejos de las paredes. Y sonrío, en la noche en que concluyo sin fin estas consideraciones sin engranaje, por la ironía vital que las hace surgir de un alma humana, huérfana, desde antes de los astros, de las grandes razones del Destino.
Pasar de los fantasmas de la fe a los espectros de la razón no es más que ser trasladado de celda. El arte, si nos libera de los abstractos ídolos de costumbre, también nos libera de las ideas generosas y de las preocupaciones sociales ―ídolos también.
Encontrar la personalidad en el perderla ―la misma fe abona ese sentido de destino.
La poesía de Víctor Hugo es sólo la glorificación de lugares comunes.
Víctor Hugo tiene el gran defecto de los temperamentos retóricos: las ideas en él son momentáneas, son realmente inspiraciones y no propiamente ideas […] Con ideas momentáneas quiero decir que Víctor Hugo, cuando tiene una idea brillante y lúcida, no sabe sacar de ella las conclusiones lógicas, no sabe hacerla punto de partida de una asociación lógica de ideas, de un razonamiento cualquiera. […]
Es el mal de todos los inspirados, de todos los «videntes». Son «parciales» mentalmente; no piensan, tienen ideas.
Sobre literatura y arte
«Crítica de autores», «5. Víctor Hugo», Sobre literatura y arte, pp. 339-340
LECTURAS / ESTÉTICA
Nuestra sensibilidad es de una complejidad tal que la antigüedad no podía ni soñarla. Así, nuestra disciplina de esa sensibilidad debe implicar el uso de una cantidad mucho más elevada de fuerza mental.
Los griegos podían sentir profundamente, intensamente, o salvajemente, pero lo hacían siempre racionalmente. Sus emociones surgían razonables aun cuando con fiereza y violencia. No sólo no podemos alcanzar esa calidad, sino que tampoco debemos; pues si tuviéramos el sentimiento griego y el intelecto griego, seríamos griegos de la antigüedad y no europeos modernos.
Nuestra sensibilidad es de una complejidad tal que la antigüedad no podía ni soñarla. Así, nuestra disciplina de esa sensibilidad debe implicar el uso de una cantidad mucho más elevada de fuerza mental.
Los griegos podían sentir profundamente, intensamente, o salvajemente, pero lo hacían siempre racionalmente. Sus emociones surgían razonables aun cuando con fiereza y violencia. No sólo no podemos alcanzar esa calidad, sino que tampoco debemos; pues si tuviéramos el sentimiento griego y el intelecto griego, seríamos griegos de la antigüedad y no europeos modernos.
Tomamos del simbolismo francés nuestra actitud fundamental de atención excesiva a nuestras sensaciones, y por tanto nuestra frecuente relación con el tedio, la apatía, con la renuncia ante las cosas más simples y sanas de la vida. […]
Ahora las diferencias. Rechazamos por completo, excepto ocasionalmente por razones puramente estéticas, la actitud religiosa de los simbolistas. […] Además de esto, rechazamos y abominamos la incapacidad simbolista para el esfuerzo prolongado, su ineptitud para escribir largos poemas y su viciada «construcción». […]
En cuanto a las influencias recibidas del movimiento moderno que comprende el cubismo y el futurismo, se deben más a las sugerencias que nos llegaron de ellos que a la substancia de sus obras propiamente dichas.
Hemos intelectualizado sus procesos. La descomposición del modelo que realizan (porque hemos sido influidos, no por su literatura ―si es que tienen algo que se parezca a literatura―, sino por sus cuadros), la hemos llevado hacia lo que creemos que es la esfera propia de esa descomposición ―no las cosas, sino nuestra sensación de las cosas.
Sobre literatura y arte
«Sensacionismo», «15. [Carta a un editor inglés], pp. 129-131
LECTURAS / ESTÉTICA