comercio

¡Maravillosa vida marítima moderna,
toda limpieza, y salud y máquinas!
¡Todo tan bien dispuesto, espontáneamente ajustado,
todos los componentes de las máquinas, todos los navíos de los

[mares,

todos los elementos de la actividad comercial de exportación e

[importación

combinándose tan maravillosamente
que todo se produce como si fuera por leyes naturales,
ninguna cosa chocando con la otra!

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Hoy todo esto es tal como siempre fue, pero además está el

[comercio;

¡el destino comercial de los grandes vapores
me hace estar orgulloso de mi época!

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El día consiste ya, perfectamente, en horas de trabajo,
y todo empieza a regularizarse y a moverse.
Y con un gran placer, natural y directo, recorro con el alma
todas las operaciones comerciales necesarias para embarcar

[las mercancías.

Mi época es el sello que va impreso en todas las facturas,
y siento que todas las cartas de todas las oficinas
deberían de ir remitidas a mí.

Álvaro de Campos
Poesía III. Los poemas de Álvaro de Campos 1

«Oda marítima», vss. 808-814, p. 219-221


CIUDAD
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¡Y que me vengan con que no hay poesía en el comercio y en

[las oficinas!

Pero si es que ahí entra por todos los poros… En este aire

[marino la respiro,

dado que todo esto viene justo a propósito de los nuevos

[vapores, la navegación moderna.

Las facturas y las cartas comerciales son sin duda el principio

[de la historia,

y los navíos que llevan las mercancías por el mar eterno son ya

[su final.

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La pintura sucumbirá. La fotografía le privó de muchos de sus atractivos. La futilidad de la insensatez la ha privado de casi todo lo demás. Lo que quedaba lo han arruinado los coleccionistas americanos. Un cuadro magnífico significa algo que un americano rico quiere comprar porque a otros les gustaría comprarlo si pudieran. Así los cuadros se sitúan en paralelo no a los poemas y las novelas, sino a las primeras ediciones de ciertos poemas y novelas. […] La crítica de arte cae gradualmente en manos de comerciantes de antigüedades.

La arquitectura se convierte en un aspecto secundario de la ingeniería.

Sólo la música y la literatura permanecen.

[…] Una visita al museo puede llegar a ser no una contribución a la cultura, sino un estímulo para la envidia, como mirar desde nuestros pies cansados el automóvil de un rico.

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