Aquel carácter de animalidad y voluntad que se desprende de modo misterioso de un aparato geométrico y mecánico de madera y de hierro, tela y cuerdas; ese animal monstruoso creado por el hombre al que el viento y las olas añaden la belleza de su rumbo.
Charles Baudelaire. L’art romantique («Victor Hugo»), ed. Hachette, vol. 3, París, p. 321. Cit. en Obra de los pasajes, J 4, 8
El niño lo ve todo en novedad, se encuentra siempre ebrio. Nada viene a ser tan parecido a aquello que es la inspiración como la alegría con que el niño va absorbiendo la forma y el color [...]. A esta curiosidad alegre y honda se ha de atribuir ese ojo fijo y animalmente extático de los niños mirando hacia lo nuevo.
Charles Baudelaire. L’art romantique, ed. Hachette, vol. 3, París, p. 62. Cit. en Obra de los pasajes, J 7, 1