Acantilado, Barcelona 2013 (2005) (traducción de Roser Vilagrassa Sentís)
Pertenezco a una generación ―suponiendo que esa generación sean más personas que yo― que ha perdido por igual la fe en los dioses de las religiones antiguas y la fe en los dioses de las irreligiones modernas. No puedo aceptar a Jehová, ni a la humanidad. Cristo y el progreso son para mí mitos del mismo mundo. No creo en la Virgen María ni en la electricidad
Al conceder a aquello que pensamos la importancia de haberlo pensado, al tomarnos, cada uno de nosotros a sí mismo, no, como decía el griego, como medida de todas las cosas, sino como norma o modelo de ellas, creamos en nosotros, no una interpretación del universo, sino una crítica del universo ―y, dado que no lo conocemos, no lo podemos criticar―, y los más débiles y desorientados de nosotros elevan esa crítica a una interpretación impuesta como una alucinación; no deducida, sino como una simple inducción. Es la alucinación propiamente dicha, pues la alucinación es la ilusión que parte de un hecho mal visto
Éste será mi único manuscrito. Lo lego, no como Bacon, a la apreciación benévola de las generaciones venideras, sino, sin ánimo de comparación, a la meditación de aquellos a los que el futuro convertirá en mis semejantes