Mary Poppins se cuela por la azotea del Círculo
Entrevista con María Tausiet
Foto Luis Gago
El pasado mes de enero sobrevoló la sala Ramón Gómez de la Serna la mismísima Mary Poppins. Como es habitual en ella, y como su propio nombre indica, apareció («pops-in»), acompañada esta vez de la mano de María Tausiet, historiadora de la cultura especialista en el mundo de las creencias religiosas y su conexión con la magia. Tausiet, autora de Mary Poppins. Magia, leyenda, mito (Abada Editores, 2018), estuvo presentando su libro y charlando con Minerva acerca de la más conocida de las niñeras, a la sazón uno de los personajes más populares de la cultura moderna, y de las implicaciones históricas de sus legendarias aventuras. Gracias a la minuciosa investigación que Tausiet emprende en este ensayo acerca de la icónica institutriz, así como de su creadora, la escritora británica Pamela L. Travers, ambas quedan resignificadas, lo que nos ayuda a entender la vigencia del personaje y mito contemporáneo y a valorar la magnitud de sus resonancias sociales.
Cuéntanos un poco el origen de este ensayo, María.
Llevaba unos cuantos años atisbando, o creyendo adivinar, por detrás del famoso personaje de Mary Poppins una serie de motivos míticos tradicionales, cuando, llevada por la curiosidad, leí todo lo que pude sobre la creadora del personaje. Descubrí así que, además de escritora de ficción, Pamela Travers había sido también una experta en la historia de las religiones y el folclore de diferentes culturas. Eso me animó a continuar investigando y, por fin, en 2017, presenté una ponencia en un congreso sobre antropología de la religión organizado en Budapest por la gran etnóloga y folclorista húngara Éva Pócs. Mi texto se titulaba Past Made Magic. Religion, Folklore and Myth in Mary Poppins. Y de ahí arrancó el libro.
En la presentación, además de Vicente Molina Foix, te acompañaba Fernando Guerrero, editor de Abada, sello de algunas de tus últimas obras. ¿Qué relación tiene él con el libro o cuánta «culpa» tiene de su publicación?
Fernando Guerrero ha sido un factor decisivo para este libro y nunca le estaré lo suficientemente agradecida. No solo en lo que se refiere a la publicación, sino a su escritura, pues lo extraordinario es que desde el primer momento confió en mí, cuando le enseñé el texto original y le propuse ampliarlo hasta convertirlo en un libro. Eso supuso un estímulo decisivo. A eso se añade su talante abierto y dialogante, de manera que trabajar con él resultó al mismo tiempo un placer y un aprendizaje.
En el libro desbrozas las raíces míticas que contienen los relatos de la famosa institutriz. ¿Cómo ha sido la experiencia de ese viaje en el que has descifrado tantos significados?
Como en casi todo proceso de escritura, o de indagación, ha habido momentos brillantes y eufóricos, en los que las intuiciones se confirman y todo parece encajar. Y otros, más oscuros y difíciles, en los que me sentía atascada, sin saber por dónde continuar, hasta que volvía a encontrar el hilo. Quizá la clave haya sido no dejar de leer y releer, pensar y repensar, escribir y reescribir, ordenar y reordenar...
La pasada Navidad se estrenó la película El regreso de Mary Poppins. ¿La has visto? ¿Qué opinión te merece?
Sí, la he visto dos veces. La primera, urgida por los medios de comunicación, que me pidieron escribir algo sobre ella. Quizás por aquello de las prisas y porque, como comentaba, necesito lo que los ingleses llaman second thoughts, no me gustó demasiado. La protagonista me resultó rígida y arrogante; el argumento, forzado; la música, decepcionante y, sobre todo, eché mucho de menos a Julie Andrews. Sin embargo, algo me empujó a volver a verla por segunda vez, sin tomar notas, de forma relajada. Y me di cuenta de que el espíritu de la institutriz creada por Travers se mantiene, que su sentido del humor y su sabiduría siguen ahí. Algo muy interesante de la película es que incorpora episodios y conceptos de los libros que no aparecían en la primera, como el viaje al fondo del mar o la idea del mundo al revés. Son constantes los guiños y las complicidades con la primera película. Sin duda, uno de los mejores es la aparición de Dick van Dyke, a sus 93 años, interpretando el papel del hijo del banquero, ahora sin disfraz. Esta segunda entrega, aunque no tan inspirada como la original, es una digna secuela de la primera. Y, de alguna manera, transmite la idea de que la influencia de Mary Poppins, como la de todos los grandes sabios, se hereda de generación en generación.
¿Qué resonancias crees que puede tener el personaje y el mito de la icónica institutriz para la infancia de hoy?
La infancia de hoy no es como la de ayer: los niños están acostumbrados a ver en sus pantallas todo lo que quieren. Pero la necesidad de la magia sigue viva. Y eso implica (des) acostumbrarse, (des) familiarizarse, acceder a otros mundos, no tanto a través de la experiencia virtual como del contacto directo con otros seres y otras formas de pensar y sentir. Mary Poppins continúa representando a una educadora excepcional que pone límites, que amuebla la psique de los niños y al mismo tiempo les abre la mente y el corazón a otras dimensiones: los pobres, los ancianos, los animales, las plantas, las estrellas, la naturaleza en su conjunto. Todo eso supone para ellos un aprendizaje, una educación sentimental, un divertimento y también una manera de dar sentido a su mundo y al mundo en general.
¿En qué sentido Mary Poppins es un mito imprescindible en tu vida adulta?
Mary Poppins es una de las figuras míticas que más me han inspirado desde siempre. Ella encarna como nadie el ideal que ya expresara Horacio en el siglo I a. C.: el famoso prodesse et delectare o «enseñar deleitando». Como auténtica maestra de una «tercera vía espiritual», es capaz de superar todo tipo de contratiempos, de mostrar una realidad oculta que va más allá de lo obvio. Y de hacerlo de la forma más divertida.
¿Cómo se combina la atracción del personaje de tu infancia con la metodología científica del análisis cultural?
Creo que la mejor respuesta a esta pregunta es el libro mismo. Como la propia Pamela Travers solía subrayar una y otra vez, solo es posible profundizar en los mitos (en realidad, en cualquier asunto) partiendo de la vivencia personal. El saber que no ha sido interiorizado o internalizado es pura palabrería. Solo podemos hablar, y escribir, de lo más íntimo. Y ese es el punto de partida para cualquier exploración o, si se quiere, análisis científico.
Pamela Travers es otro ejemplo (como James Matthew Barrie con Peter Pan o incluso Lewis Carroll con Alicia) de autora totalmente superada por su obra y, en concreto, por un personaje. ¿Consideras que hay algo de ella en su creación?
No es que haya algo de ella: es que es ella. Aunque los reduccionismos biográficos nunca alcanzan a explicar la complejidad de un artista, la propia Pamela insinuó que los libros son la auténtica biografía de todo escritor y, en su característico tono provocativo, llegó a afirmar: «Si lo que buscáis son hechos autobiográficos, Mary Poppins es la historia de mi vida».
Es muy interesante la conexión que haces con la figura de la bruja (una de tus especialidades) dentro del ciclo narrativo de Mary Poppins. ¿Crees que podemos estar viviendo una reactualización del mito de las brujas en el contexto contemporáneo?
Esta es una pregunta muy interesante, porque la palabra bruja abarca tantas cosas hoy día que cada cual la utiliza de una manera diferente y casi nunca sabemos de qué estamos hablando. En cualquier caso, el mito de la bruja no se presenta encarnado en la famosa institutriz, que más bien recuerda a una musa o a un hada de la tradición celta, sino en la serie de ancianas interesantes, amigas de Mary Poppins, que aparecen en los libros: la mujer que vende comida para los pájaros, la vendedora de globos, las señoras Corry y Calico que venden las más extrañas y atractivas chucherías...
Desde la perspectiva feminista, ¿qué mandatos de género o modelos de mujer crees que subvierte Mary Poppins?
La visión positiva de las mujeres mayores e incluso muy ancianas que transmite Pamela Travers me parece lo más subversivo del libro desde una perspectiva feminista. Travers solía referirse a las tres fases de la vida de una mujer —joven, adulta y anciana— con los términos de «ninfa, madre y bruja». En cierta ocasión afirmó que la palabra crone [vieja bruja] le parecía muy hermosa y llena de resonancias. Y, desafiando todo convencionalismo, a la manera provocadora de Mary Poppins, llegó a declarar que le gustaría vivir tanto como para convertirse en «una de esas viejas brujas de los cuentos de hadas, la última etapa en el reto de ser una mujer».
¿Y crees que lo consiguió?
Sin duda, pues falleció a los noventa y seis años, escribiendo y trabajando casi hasta el final. La conciencia de Travers sobre lo atrayente que puede resultar la vejez –y, en particular, la vejez femenina– la llevó a concebir una serie de personajes únicos. En ese sentido, mi primera reacción al ver la secuela cinematográfica es que no hubiera sido mala idea encarnar de nuevo a Mary Poppins en la actriz Julie Andrews, en esta ocasión representada en su avatar de anciana. La actriz –a quien tanto apreció siempre Travers, pese a sus reparos respecto a la película– tiene 83 años y continúa plenamente activa. Pero quizás la reivindicación de las mujeres mayores sea el reto pendiente más importante del feminismo. Todo llegará. O al menos, eso espero.
Y así, igual que llegó, caída del cielo procedente de no se sabe dónde, Mary Poppins, la niñera mágica, acompañada en esta ocasión de su historiadora, abandonan el CBA volando. Para seguir empapándonos de su espíritu Nos queda su leyenda, la serie narrativa de Pamela Travers y el libro de María Taussiet, un ensayo que nos ayuda a comprender las múltiples ramificaciones de este personaje inmortal.
© Silvia Nanclares, 2019. CC BY-NC-SA
28.01.19
PARTICIPANTES FERNANDO GUERRERO • VICENTE MOLINA FOIX • MARÍA TAUSIET
ORGANIZA ABADA