Dickens

En Dickens, las historias siempre tienen como punto de partida un recuerdo concreto de las calles; los almacenes, quizá las más poéticas entre todas las cosas existentes, ponen a menudo en movimiento su desbordada imaginación. Cada tienda, en efecto, despertaba dentro de él una idea narrativa. Entre sus varias series de proyectos [...] nos extraña que no empiece ninguno [...] con el título expreso de La calle, con las tiendas formando sus capítulos.

Obra de los pasajes

G. K. Chesterton. Dickens, París, 1927, pp. 82-83. Cit. en Obra de los pasajes, A 11, 3

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Wiesengrund en un ensayo inédito sobre El almacén de antigüedades de Dickens: «La poderosa alegoría del dinero cierra su descripción de la ciudad industrial: "[...] éstas eran dos viejas y gastadas monedas de penique, marrones y ahumadas. Pero ¡quién sabe si no brillaban con más gloria a ojos de los ángeles que las doradas letras cinceladas en las fúnebres lápidas!"».

Obra de los pasajes

Obra de los pasajes, H 2 a, 5

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Respecto al concepto de elemento alegórico: «Sobre cierto café [...] nos dice Dickens [...]: "Recuerdo [...] que estaba cerca de la iglesia y que, en la puerta de cristal, se veía un letrero [....] llevando las palabras Coffee Room pintadas en dirección a los peatones. Hasta hoy mismo me sigue sucediendo que si entro de pronto en un café donde hay también esta inscripción sobre una luna, y lo leo al revés (moor eeffoc) como lo hacía antes a menudo sumido en mis sombrías reflexiones, siento que me da un vuelco el corazón". Expresión tan barroca, moor eeffoc, es la divisa del verdadero realismo».

Obra de los pasajes

G. K. Chesterton. Dickens. En Vies des hommes illustres, nº 9, París, 1927, p. 32. Cit. en Obra de los pasajes, J 3, 2

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