Desarrollo del almacén de los pasajes hacia el gran almacén. Principio rector del gran almacén: «Los pisos forman un espacio único. Se los puede "abarcar, por decir de ese modo, de una sola ojeada"».
Por vez primera en la historia, con la fundación de los grandes almacenes, los consumidores empiezan a sentirse como masa (antes sólo se lo imponía la escasez). Con ello el elemento circense y teatral del comercio aumentará de modo extraordinario.
En Dickens, las historias siempre tienen como punto de partida un recuerdo concreto de las calles; los almacenes, quizá las más poéticas entre todas las cosas existentes, ponen a menudo en movimiento su desbordada imaginación. Cada tienda, en efecto, despertaba dentro de él una idea narrativa. Entre sus varias series de proyectos [...] nos extraña que no empiece ninguno [...] con el título expreso de La calle, con las tiendas formando sus capítulos.
G. K. Chesterton. Dickens, París, 1927, pp. 82-83. Cit. en Obra de los pasajes, A 11, 3
Propio de los grandes almacenes: los clientes se sienten como masa; confrontados a las mercancías, tienen ante sí todas las plantas de una sola ojeada, pagan precios fijos y pueden «cambiar».
Sobre Baudelaire, «la embriaguez religiosa de las grandes ciudades»: los grandes almacenes son los templos de esa borrachera.
Hoy en [la ciudad de] París rehuyen [...] los pasajes, que por mucho tiempo estuvieron de moda, como si les olieran a cerrado. [...] El pasaje, que fue para el parisino una especie de salón y de paseo en donde se hablaba y se fumaba, hora ya no es más que una especie de asilo del que uno se acuerda cuando llueve. Ciertos pasajes guardan un pequeño atractivo por la fama de algunos almacenes que se encuentran aún en su interior. Pero es el nombre propio del inquilino lo que prolonga la moda o, más bien, la agonía del lugar.
Jules Claretie. La vie à Paris 1895, París, 1896, p. 47 ss. Cit. en Obra de los pasajes, E 1, 5
Bonaparte sintió que su misión consistiría en asegurar «el orden burgués» [...]. Se adjudicaron concesiones ferroviarias, se dieron subvenciones estatales, el crédito quedaría regulado. En los años cincuenta se fundaron [...] los primeros grandes almacenes parisinos, el «Bon Marché», [...] la «Belle Jardinière».
Gisela Freund. Entwicklung der Photographie in Frankreich. Inédito, cit. en Obra de los pasajes, E 4 a, 4
Gran superficie, formación histórica: «En efecto, el palacio real francés tomará lo que es la ‘galería’ del palacio italiano prototípico del Renacimiento temprano, la cual, como sucede con la ‘galería de Apolo’ en el caso del Louvre y la ‘galería de espejos’ de Versalles, se vuelve símbolo de la majestad [...]. Su nueva marcha triunfal del XIX recomienza ahora, en primer término, bajo un signo de pura utilidad constructiva, con los halles de almacenes y mercados y talleres y fábricas; por fin la van a convertir en arte las exigencias de las estaciones, y las exposiciones ante todo.
A. G. Meyer. Eisenbauten, Esslingen, 1907, pp. 74-75. Cit. en Obra de los pasajes, F 4 a, 1
Charles Baudelaire. L’art romantique, ed. Hachette, vol. 3, París, p. 13. Cit. en Obra de los pasajes, J 7, 3
La mera posición contemplativa ante a la obra de arte se irá transformando lentamente en una posición de deseo ante el gran almacén [y la mercancía].
Existen relaciones indudables que ligan el gran almacén y el museo, entre los cuales el bazar se constituye en espacio intermedio. El amontonamiento en el museo de obras de arte es muy cercano al de la mercancía que, en aquellos lugares donde masivamente se le ofrece al que pasa, le incita de ese modo a imaginar que a él también le podría tocar una parte.