Adorno

Wiesengrund en un ensayo inédito sobre El almacén de antigüedades de Dickens: «La poderosa alegoría del dinero cierra su descripción de la ciudad industrial: "[...] éstas eran dos viejas y gastadas monedas de penique, marrones y ahumadas. Pero ¡quién sabe si no brillaban con más gloria a ojos de los ángeles que las doradas letras cinceladas en las fúnebres lápidas!"».

Obra de los pasajes

Obra de los pasajes, H 2 a, 5

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La interioridad es por lo tanto prisión histórica del hombre prehistórico.

Obra de los pasajes

Theodor Wiesengrund Adorno. Kierkegaard, Tubinga, 1933, p. 68. Cit. en Obra de los pasajes, I 3, 6

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La naturaleza no se afirma en la dialéctica como presente-y-viva desde siempre. Antes bien, la dialéctica se detiene en la imagen y cita al mito en la historia más reciente como aquello-pasado-inmemorial: naturaleza como prehistoria. Por eso las imágenes, que, al modo de la imagen interior, llevan la dialéctica y el mito hacia una completa indiferencia, son en sí ‘fósiles antediluvianos’. Se pueden llamar imágenes dialécticas –si utilizamos la expresión de Benjamin–, cuya potente definición de alegoría vale, para la intención alegórica de Kierkegaard, como figura propia de la dialéctica histórica de una parte y la naturaleza mítica de otra. En consecuencia, «en la alegoría, la facies hipocrática de la historia será, a los ojos del observador, petrificado paisaje originario».

Obra de los pasajes

Theodor Wiesengrund-Adorno. Kierkegaard, Tubinga 1933, p. 60. Cit. en Obra de los pasajes, N 2, 7

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