[Baudelaire] fue el primero que rompió con el público.
Laforgue. Mélanges posthumes, París, 1903, p. 115. Cit. en Obra de los pasajes, J 9, 9
La rivalidad entre poetas es sin duda antiquísima, pero desde [...] 1830, se trata de llevarlas al mercado. Y éste es el que hay que conquistar, no la protección de la nobleza, los príncipes o el clero. Para la lírica el cambio fue más grave que en las restantes formas de poesía. La desorganización de sus estilos, que afecta también a sus escuelas, es hoy consecuencia del mercado, que se abre como ‘público’ al poeta.
A mediados de siglo cambiaron las condiciones que regían la producción artística. Por vez primera, y de modo concluyente, la forma de mercancía se le impuso a la obra de arte; y al público la forma de la masa.
El gran poeta jamás se confronta a su obra en calidad de puro productor. Él es al tiempo su consumidor. Pero no la consume, al contrario que el público, como apetencia, sino como instrumento. Carácter instrumental que representa aquí un valor de uso que sólo con una gran dificultad pasará a entrar en el valor de cambio.