comprador
Si existiese esa alma de la mercancÃa de la que en broma habla a veces Marx, deberÃa ser la más empática que se haya visto en el reino de las almas, pues tendrÃa que ver en cada cual a ese comprador a cuya mano y cuya casa tiene que amoldarse. Pues la empatÃa es el tipo de ebriedad a que el flâneur se entrega en el seno de la multitud.