La liberación del objeto de su envoltorio, la destrucción del aura, es distintivo de una percepción cuya sensibilidad para lo homogéneo en el mundo ha crecido tanto actualmente que, a través de la reproducción, sobrepasa también lo irrepetible.
Obras I, 2, p. 17
Aún de mayor alcance, por estar orientada objetivamente, es la determinación que como aurática hace Valéry de la percepción dentro del sueño. «Cuando digo: veo eso ahí, no se establece ya con ello la simple ecuación mía con la cosa... En el sueño en cambio sí que se produce una ecuación. Ahí las cosas que veo me ven a mí tanto como yo las veo a ellas».
Paul Valéry. Analecta, París, 1935, pp. 193 ss. Cit. en Obras I, 2, p. 254
Quitarle al objeto su envoltura, demoler el aura, es signatura de una percepción cuya sensibilidad para lo homogéneo crece tanto en el mundo que, a través de la reproducción, lo localiza hasta en lo irrepetible.
En las últimas páginas de Materia y memoria, Bergson termina desarrollando la tesis de que la percepción es función del tiempo.