Hoy el siglo XX ya ha ido viendo cómo la rapidez de los transportes y la capacidad de los aparatos que reproducen palabra y escritura han superado las necesidades. Las energías que la técnica desarrolla más allá de este umbral son radicalmente destructivas. Ante todo fomentan la técnica de la guerra y su preparación en la opinión. De este desarrollo, que es clasista, es posible decir y sostener que ha tenido lugar a las espaldas del siglo pasado, el cual no fue consciente de las energías destructivas de la técnica.
La popularidad de la hablamos pone ya no sólo en movimiento al conocimiento en dirección a la opinión, sino pone también a la opinión en dirección al conocimiento. Dicho en pocas palabras: el interés realmente popular siempre se halla activo, transformando el material del conocimiento e influyendo en la propia ciencia.
Gesammelte Schriften, IV, 2, p. 672