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Al toro

José Bergamín • José Caballero

Extracto de la serie de veinte aguafuertes que creó el pintor José Caballero (1915-1991) especialmente para el libro Al Toro, de su buen amigo, el poeta y ensayista José Bergamín (1895-1983), que fue publicado en 1982 en Madrid, por Hispánica de Bibliofilia, teniendo como impresor a Dietrich Mann.

I

«¡Qué bello espectáculo! Pero no es más que un espectáculo», escribía Goethe. ¿Hay algo más que un bello, sin cruel, espectáculo, en una corrida de toros? ¿Algo más que el hermoso espectáculo aparente que enmascara de luces ese más? ¿Algo más, como en los juegos diversos de los circos o en los de las liturgias religiosas? ¿Algo más que la libertad y la gracia de su expresión estética?

IV

La plaza, por ser plaza,
tiene una mitad de oro
y la otra mitad de plata.
Se enciende el sol por un lado,
y por el otro, se apaga;
por un lado es abanico;
por otro, media naranja.
Los dos juntos redondean
el círculo de la plaza,
en un suelo y en un cielo
que son desierto del alma.
Esa música, ese canto,
ese melodioso eco,
que escuchamos con los ojos
y con los oídos vemos.
Esa soledad, sonora
de musicales silenciosos.
Ese inaudito, invisible,
saber que es sabor del tiempo.
Esa ilusión del sentido
–saber y saber toreros–
es en Romero y en Paula
quintaesencia del torero.

VII

Como entre el sol y la sombra,
entre el torero y el toro
hay un dios que se nombra.

Sombra sin sombra es la sombra;
y sol sin sol es el sol;
dos abanicos que cierran
y abren la misma ilusión.

¡Con qué amargura tan honda,
con qué tristeza y qué pena,
se queda la plaza en sombra!
Se queda la plaza sola,
con su soledad callada,
con su música sonora.

¡Con qué silencioso canto
cae la lluvia en el albero
de la plaza con un llanto!

IX

La trampa del burladero
no es una burla del toro,
es la burla del torero.

«Puesto ya el pie en el estribo»
para saltar la barrera,
espero que el toro llegue,
¡ay! Pero el toro no llega.

Y en tan triste situación,
no sé si quedarme quieto
o saltar al callejón.
Al saltar al callejón
el torero se figura,
por su precipitación,
que el color de sangre oscura
de las tablas, es ficción
de salvación insegura:
porque las tablas no son
sus tablas de salvación.

De la serie de 20 aguafuertes de José Caballero para el libro Al Toro, de José Bergamín, Madrid, Hispánica de Bibliofilia, 1983. Impresor: Dietrich Mann.