droga
La superación creativa de la iluminación religiosa sin duda no se encuentra en los estupefacientes, sino en una específica iluminación profana, en una inspiración materialista.
Tanto el lector como el pensador, el esperanzado y el flâneur, son todos tipos del iluminado, como lo son el que consume opio, y el soñador, y el embriagado. Y ellos son, además, los más profanos. Por no hablar de la más terrible de las drogas –la más terrible, a saber, nosotros mismos–, que consumimos en nuestra soledad.