Es por cierto bien característico el que el debate se haya encarnizado en cuanto se trata de la estética de la ‘fotografía como arte’, mientras en cambio apenas se repara en el hecho social –que sin duda es menos problemático– del ‘arte en tanto que fotografía’.
Se dan ciertos instantes en que las cosas y los pensamientos hay que pesarlos, pero no contarlos. Y hay no menos instantes [...] en que las cosas y los pensamientos hay que contarlos, pero no pesarlos. La literatura hoy en Rusia –y con razón– es un objeto mayor para la estadística que no para la estética.
Desde que el famoso principio kantiano de una «finalidad carente de fin» ha pasado de moda, un agrado puramente estético queda fuera de lugar en esta época –una que es sin duda interesada–, y así digo, al contrario de lo que nos dice el Evangelio: dadnos ahora todo lo demás, y de ese modo el Reino de los Cielos ya lo encontraremos por nosotros.
Carta de J. B. Bertram a Sulpiz de Boiserée del 11 de mayo de 1811. Cit. en W. Benjamin, Obras IV, 1, pp. 124-125.