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Country de aquí

Entrevista con The Dawlins

Nicolás Cañete
Fotografía Ornella Mercier

The Dawlins son una de las sensaciones de la música callejera en Madrid. Primero revolucionaron el Rastro con su «country ibérico», más tarde fue el turno de las salas y los festivales. Carlota (banjo), Catalina (guitarra y voz), Rosa (contrabajo) y Ester (percusión) protagonizaron uno de los momentos álgidos de la última fiesta de las Noches Bárbaras en el CBA. Después de que llenaran el salón de baile con ritmos que van desde el bluegrass sureño y el jazz de Nueva Orleans a la rumba y el swing, nos juntamos con ellas en la Pecera para hablar del pasado, presente y futuro de la banda.

Tenéis un nombre muy peculiar, ¿de dónde viene The Dawlins?

Carlota: El nombre surge indagando un poco en las raíces americanas. Queríamos un nombre diferente, que fuera muy directo y que englobara el estilo que hacemos. Busqué en internet, indagué en diccionarios de Nueva Orleans y me metí en su jerga callejera. Así fue como encontré «dawlin» y me llamó mucho la atención, por cómo estaba escrita, no llevaba ni «g» final ni nada. Lo miré y era la palabra «darling», querido en inglés, pero en jerga de Nueva Orleans. Me hizo gracia y lo probamos y así quedó: las queridas. Es nuestro sello.

En otras ocasiones habéis definido vuestro género como «country ibérico». ¿En qué consiste? ¿Lo seguís manteniendo?

Carlota: Lo seguimos manteniendo, porque tampoco es country puro como tal: Cata toca la guitarra española y mete un rollo un poco como de rumba. Entre eso, el banjo y el ritmo del contrabajo nos autodenominamos así, lo veíamos más apropiado.

Rosa: Hay mucha diversidad, cada una viene de un mundo diferente. Pero en términos generales, además del country nos gusta mucho el soul, el blues, el swing. De esta mezcla surge nuestro country ibérico. Cuando componemos las canciones siempre nos salen cosas que no se pueden definir con las etiquetas estándar, resulta imposible: la guitarra a ritmo de soul, el contrabajo con el blues… Nos gusta justo eso, mezclar para crear un estilo más propio.

¿Cómo empezasteis con la banda?

Ester: En realidad Dawlins empezó hace cuatro años. Estaba formado por Cata, Carlota, Nereo y Carlos, contrabajista y batería. Pero por temas de la vida ellos tuvieron que dejar el grupo. Cata y Carlota, que siguieron con la banda, conocieron a Rosa en un concierto con otro grupo y dio la casualidad de que ella y yo íbamos juntas al mismo conservatorio. Así que me llamaron a mí para la percusión y aquí estamos, desde hace un año y medio.

Rosa: Fue un 15 de septiembre, con nuestra primera foto.

Cerrasteis vuestro concierto en el CBA de las Noches Bárbaras con el clásico «In Constant Sorrow», la banda sonora de Oh Brother, película de los hermanos Coen que puso en el mapa musical mundial el bluegrass. ¿Le debéis a esta película vuestro amor por estos géneros?

Carlota: Yo soy muy fan de esa película y la tocamos en su honor, pero no tocamos country y bluegrass por esta película. Yo vengo de tocar el banjo más clásico del bluegrass y siempre tengo esa cancioncilla en la cabeza. Pero eso se suma a los mundos de las demás y cada una va aportando lo suyo.

¿Qué ha supuesto para vosotras ser una banda de chicas? ¿Os habéis sentido discriminadas alguna vez? ¿Creéis que os ha ayudado a tener más visibilidad?

Rosa: Partimos de la base de que cuando te ven tocar en la calle piensan que tocas por amor al arte y entonces tienes que ir a tocar a todos los sitios gratis… Pero más allá de eso, que le pasa a todos los que tocan en la calle, no nos hemos sentido discriminadas por ser mujeres. No hemos tenido un trato diferente en ningún sitio, ni mejor ni peor.

Ester: Yo he escuchado alguna vez a conocidos y colegas el típico «triunfáis porque sois tías», pero es una tontería.

Carlota: Nuestra labor es casi al revés, porque todas nos consideramos feministas y el hecho de que seamos cuatro chicas ha favorecido nuestras ideas en común, además de potenciar esta imagen de un grupo de chicas que no tenga que ser un producto heteropatriarcal, la típica banda de chicas monas que sigue los designios que marca la sociedad. Cada una hace lo que le da la gana, si nos apetece ponernos guapas lo vamos a hacer, pero porque nos apetece. Cada una aporta su rollo, no queremos ser encasilladas como una banda de chicas más.

Ya ha salido el tema de tocar en la calle. ¿Es una experiencia que disfrutáis en sí misma o solo es un medio para ir avanzando en vuestra carrera?

Rosa: Disfrutamos mucho, aunque unas más que otras, porque a unas les cuesta menos y a otras les cuesta más. Me refiero a llevar físicamente el instrumento. Cruzar todo el Rastro con un contrabajo no es cosa sencilla. Y hay otros problemas, como por ejemplo que en Madrid, al menos hasta ahora, no permiten amplificar la música. Pero los domingos de Rastro se disfrutan mucho. Como medio de ir avanzando, si aspiras a algo mejor, no es buena idea: la gente se acostumbra a verte siempre ahí, en la calle. Aun así, nos encanta tocar en la calle y creo que no dejaremos nunca de hacerlo. No es algo que hagamos a malas, siempre nos verás sonriendo.

¿Cómo fue la experiencia en las Noches Bárbaras?

Rosa: Nos moló mucho y los técnicos eran geniales.

Ester: Sí, nos sentimos muy acogidas, estuvimos en nuestra casa. Aunque faltaba Carlota.

Carlota: Yo estaba ahí, en directo desde Ibiza.

Rosa: Como una vez que fuimos a tocar y Carlota no estaba y pusimos en su lugar un triángulo de advertencia para que ocupara su lugar. Esa noche en el CBA no encontramos nada que pudiera suplir a Carlota, así que estuvimos solo Cata, Ester y yo. Pero estuvo muy bien, en todos los aspectos. Creo que es uno de los mejores sitios donde hemos tocado, por el sonido, por el trato, además del prestigio que tiene. Además, vino un grupo de fans a vernos antes de que empezara el concierto, con las cámaras de fotos y todo, no nos lo creíamos. Disfrutamos muchísimo.

Ester: Queremos repetir con Carlota.

¿Cuál es el futuro inmediato del grupo?

Rosa: Vamos a grabar una maqueta en abril, actualizarla con temas propios que ya casi hemos registrado. Cuando terminemos con eso nos pondremos a grabar e intentaremos movernos más con esa maqueta, para llegar a más gente.

Carlota: Y con una maqueta bien hecha, que no parezca un fanzine o una revista punk. Vamos a usar las fotos de una sesión con Ornella Mercier para la portada y la contraportada.

Y más allá de eso, ¿dónde os veis más adelante?

Ester: El futuro es incierto.

Rosa: Somos muy hippies y es imposible saber a dónde vamos, con esto por ahora no podemos vivir y de algún modo tenemos que hacerlo. Cada una tiene que compaginarlo con su trabajo y cada vez es complicado porque los trabajos son de más horas y cuesta un poco más vernos, ensayar, ponernos de acuerdo. En cuanto salga la maqueta esperemos que sea diferente, que podamos movernos y sacar algo más, para que las que tienen trabajos que no les gustan puedan dejarlos.

Carlota: Por ahora es lo que toca.

Rosa: Ah, y que Ester acabe de estudiar de una maldita vez.

Las Noches Bárbaras. XII Fiesta de músicos de la calle
24.06.16

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