Patria madrastra
Traducción Alicia Villar Lecumberri
El poeta griego Mijalis Ganás (Tsamandá, Tesprocia, 1944) es una figura central de la Generación del 70, además de ser un conocido traductor y guionista. En 1994 fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía por su libro Paraloyí, en el que aúna el modernismo con la canción popular griega y sus poemas han sido musicados por numerosos compositores, griegos y extranjeros. Sus años de infancia en el Epiro constituyen su principal fuente de inspiración y en su obra se reconoce la influencia de poetas griegos como Seferis, Karyotakis, Agras y Porfyras, entre otros, y también de poetas internacionales como Edgard Lee Masters, Robert Frost y Dylan Thomas. Su obra consta de las colecciones poéticas Cena Akáthista (1978), Piedras negras (1980), Yánina de cristal (1989), Paraloyí (1993), Ramo de flores (1993) y la obra autobiográfica Patria madrastra (1981), a la cual pertenece este poema, inédito hasta ahora en castellano.
Sacamos los huesos del osario del cementerio a toda prisa. Unos en cajas de madera, otros en sacos de azúcar, la mayoría de cualquier manera.
En cuanto se oían los aviones, nos metíamos dentro. Fuerte olor a moho, aire podrido. Afuera caían las bombas, temblaba el lugar, nos santiguábamos pequeños y mayores.
De día en día las cosas empeoraban. Los guerrilleros de aquí por allá muy enfurecidos, los aviones venían más a menudo. La gente se las vio y se las deseó, subimos al monte, a Lakótripa. Las mujeres encendimos fuego, nos pusimos a cocinar, el humo subía hasta la cúpula, se mareaban las palomas. Las que caían, las cocinábamos allí mismo. Las otras aleteaban asustadas, las perseguían con mantas, sábanas, hasta que se marchaban las criaturas de Dios.
A tu abuelo le subía la fiebre, no podía subir, lo dejaron en la parte de abajo del sendero, en la camilla de madera. Nos mandó que bajáramos también nosotros. Bajamos de malas maneras por la noche. Arriba se libraba la batalla, un gran barullo, truenos a cada momento. Nosotros en el camino, perdidos. Pasaron unos guerrilleros, nos pusieron en marcha, pasamos la frontera de madrugada.
(como lo recuerda mi madre)
Μητριά πατρίδα
Βγάλαμε τα κόκαλα βιαστικά από το κοιμητούργιο του νεκροταφείου. Άλλα σε ξύλινα κασόνια, άλλα σε σακούλες της ζάχαρης, τα περισσότερα χύμα.
Μόλις ακούγονταν τ’ αεροπλάνα, τρυπώναμε μέσα. Βαριά μυρουδιά μούχλας, σάπιος αέρας. Έξω πέφτανε βόμπες, έτρεμε ο τόπος, κάναμε το σταυρό μας μικροί μεγάλοι.
Από μέρα σε μέρα τα πράγματα αγρίευαν. Οι αντάρτες πέρα δώθε όλο φούρια, τ’ αεροπλάνα έρχονταν συχνότερα. Είδαν κι απόειδαν ο κόσμος, ανεβήκαμε στο βουνό, στη Λακκότρυπα. Ανάψαμε φωτιές οι γυναίκες, βάλαμε να μαγειρεύουμε, ο καπνός ανέβαινε ως τον τρούλο, ζαλίζονταν τα περιστέρια. Όσα πέφτανε, τα μαγειρεύαμε επιτόπου. Τ’ άλλα φτερούγιζαν τρομαγμένα, τα κυνηγούσαν με κουβέρτες, σεντόνια, ώσπου φύγανε τα ζωντανά του Θεού.
Του πάππου σου τον έδερναν θέρμες, δεν μπορούσε ν’ ανεβεί, τον άφησαν χαμηλά στο μονοπάτι με το ξυλοκρέβατο. Μας έστειλε να κατεβούμε κι εμείς. Κατεβήκαμε κακήν κακώς μες στη νύχτα. Ψηλά γινόταν μάχη, πηχτό βουητό, μπουμπουνητά κάθε τόσο. Εμείς στο δρόμο χαμένοι. Διάβηκαν κάτι αντάρτες, μας βάλαν μπροστά, περάσαμε το σύνορο ξημερώματα.
(όπως τα θυμάται η μάνα μου)