Traducción española de Jorge Navarro Pérez en Obras, II, 2, pp. 253-260, Madrid, Abada, 2009
Es muy común hablar de la eternidad de las obras, y se intenta atribuir a las más grandes duración y autoridad durante siglos, sin darse cuenta de que, de ese modo, se da el peligro de petrificarlas como copias museísticas de sí mismas. Pues, para decirlo brevemente, la ‘eternidad’ propia de las obras no es lo mismo que su viva duración. Y, para saber en qué consiste precisamente esta duración, lo mejor será confrontarlas con creaciones que les sean afines pertenecientes a nuestra propia época.
Obras II, 2, p. 253
La verdadera narración siempre ha tenido un decidido carácter conservador en el mejor sentido de este término. No es posible pensar en ninguno de los grandes narradores manteniéndose al margen de los más antiguos pensamientos de los hombres.
Obras II, 2, p. 254