narración

El arte de narrar está acabado. Es cada vez más raro encontrar a personas que resulten capaces de contar algo bien. Y es cada vez más habitual que la propuesta de contar historias cause embarazo entre los presentes. Como si nos hubieran arrancado una facultad que nos parecía inalienable […]: la facultad concreta de intercambiarnos experiencias.

El narrador

Obras II, 2, p. 41

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El arte de narrar hoy se acerca a su fin, y esto porque está desapareciendo lo que es el lado épico de la verdad, es decir, la sabiduría. […] Más bien esto es un síntoma […] de fuerzas productivas seculares que han sacado poco a poco a la narración del ámbito del habla, y que al tiempo hacen perceptible una nueva belleza en aquello que así desaparece.

El narrador

Obras II, 2, p. 45

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El narrador siempre extrae de la experiencia aquello que narra; de su propia experiencia o bien de aquella que le han contado. Y a su vez lo convierte en experiencia de quienes escuchan sus historias. El novelista en cambio se halla aislado. El lugar de nacimiento de la novela es el individuo en soledad.

El narrador

Obras II, 2, p. 45

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Con el dominio de la burguesía –uno de cuyos mejores instrumentos en el alto capitalismo es sin duda la prensa–, surge una forma de comunicación la cual, por más remoto que sea su origen, nunca había influido de manera tan determinante sobre la forma épica como tal. Pero ahora lo hace claramente. Y así queda claro que esta nueva forma de comunicación no es menos ajena a la narración que a la propia novela, siendo más peligrosa para la primera mientras provoca la crisis de la segunda. Esta nueva forma de comunicación es lo que se llama información.

El narrador

Obras II, 2, pp. 46-47

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La información nos asegura poder examinarla de inmediato. Por eso se presenta en una forma que sea ‘perfectamente comprensible’. Claro que la información, muy a menudo, no será más exacta de lo que es que el mensaje de los siglos pasados, pero mientras que éste se recreaba en lo extraordinario, para la información resulta imprescindible sonar a plausible, algo que la hace incompatible con el espíritu de la narración.

El narrador

Obras II, 2, p. 47

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La información tiene interés tan sólo en el breve instante en el que es nueva. Sólo está viva durante ese instante, y a él se entrega por completo sin tener ningún tiempo que perder. Pero la narración jamás se entrega, sino que, al contrario, concentra sus fuerzas, y, aún mucho después, sigue siendo capaz de desplegarse.

El narrador

Obras II, 2, p. 48

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[Tal como lo expresa Valery], «actualmente el hombre no cultiva aquello que nunca se deja abreviar». Hoy, en efecto, el hombre ha logrado abreviar hasta las narraciones.

El narrador

Obras II, 2, p. 51

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Los refranes son ruinas que se encuentran ocupando los lugares de las viejas historias; ahí, como la hiedra que se adhiere a un muro, una moraleja se enreda en un gesto.

El narrador

Obras II, 2, p. 67

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El narrador pertenece al grupo que forman los maestros y los sabios. Él conoce el consejo, pero no limitado a algunos casos –como lo hace el refrán–, sino para muchos –como el sabio–. Pues el narrador puede apoyarse en toda una vida. –Pero una que no sólo incluye la propia experiencia, sino también la ajena: por cuanto él asimila lo que ha oído decir junto a lo propio–. Su talento es poder narrar su vida; su dignidad, poder narrarla toda. Narrador es el hombre al que la larga mecha de su vida se le podría consumir completamente en la suave llama de su narración. Pues en esto se basa ese halo sin duda incomparable que, en la obra de Léskov, como en Hauff, o como en Poe o como en Stevenson, rodea suavemente al narrador. Pues el narrador es la figura en la cual el justo se encuentra consigo, finalmente.

El narrador

Obras II, 2, pp. 67-68

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La verdadera narración siempre ha tenido un decidido carácter conservador en el mejor sentido de este término. No es posible pensar en ninguno de los grandes narradores manteniéndose al margen de los más antiguos pensamientos de los hombres.

E. T. A. Hoffmann y Oskar Panizza

Obras II, 2, p. 254

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La narración que el enfermo le hace al médico al principio de su tratamiento puede convertirse en el inicio del proceso de su curación. Surge así la cuestión de si la narración no formará el clima y la condición más favorable para producir la curación.

Imágenes que piensan

Obras, IV, I, pp. 380-381.

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Cada mañana que llega nos informa las novedades que suceden en el mundo. Pero somos pobres sin embargo en historias que tengan interés. ¿A qué se debe esto? A que ya no llegan a nosotros acontecimientos que no vengan entremezclados con explicaciones. Dicho en otras palabras: casi nada de cuanto nos sucede beneficia a la narración; casi todo es informativo. La mitad del arte de narrar consiste en liberar alguna historia de explicaciones al reproducirla.

Imágenes que piensan

Obras, IV, I, pp. 387-388.

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La información tiene un interés exclusivamente en el instante en que del todo es nueva. Ella vive tan sólo en ese instante, se entrega a él por completo y se explica sin pérdida de tiempo. Por el contrario, la narración nunca se entrega. Centra sus fuerzas en el interior, y así, mucho después, aún sigue siendo capaz de desplegarse.

Imágenes que piensan

Obras, IV, I, p. 388.

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