¿Le sería posible perdonar por su propia cuenta a un funcionario? Esto podría ser, en todo caso, un asunto propio de la autoridad en general, pero, probablemente, ni ella siquiera puede perdonar, sino juzgar tan sólo.
Es muy común hablar de la eternidad de las obras, y se intenta atribuir a las más grandes duración y autoridad durante siglos, sin darse cuenta de que, de ese modo, se da el peligro de petrificarlas como copias museísticas de sí mismas. Pues, para decirlo brevemente, la ‘eternidad’ propia de las obras no es lo mismo que su viva duración. Y, para saber en qué consiste precisamente esta duración, lo mejor será confrontarlas con creaciones que les sean afines pertenecientes a nuestra propia época.
El poder y el dinero son, en el caso del capitalismo, magnitudes conmensurables mutuamente. Una cantidad dada de dinero siempre puede cambiarse por un cierto poder determinado, y el valor de venta de un poder igualmente se puede calcular. Así es como sucede en general. Sólo se puede hablar de corrupción cuando este proceso se gestiona de una manera demasiado abreviada. El proceso tiene en todo caso, en la interrelación que se produce entre la prensa, las autoridades y los trusts, su sistema de distribución, dentro de cuyos límites está legalizado.