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Del ciborg a la realidad aumentada

Coloquio Gray • Mentor • Sarriera-Figueroa

Ángel Gordo e Igor Sádaba
Ilustración Ana Reguera

La publicación en 1985 del Manifiesto ciborg, de Donna Haraway, tuvo un efecto explosivo en los estudios de ciencia, tecnología y sociedad. Sirvió como catalizador de una ruptura definitiva y largamente augurada con los estudios de historia y filosofía y de la ciencia tradicionales y supuso una apertura a territorios conceptuales novedosos, en los que se entreveraban la informática, la filosofía, la teoría literaria, la semiótica o la ciencia ficción. Chris H. Gray, Heidi Sarriera-Figueroa y Steven Mentor, autores de The Cyborg Handbook, repasan en este coloquio moderado por Ángel Gordo e Igor Sádaba la evolución de este campo de estudios.

LA METÁFORA CIBORG

Chris H. Gray: Un día, en mi época como activista en San Francisco, encontré en una librería un número de Socialist Review en el que aparecía el Manifiesto ciborg, de Donna Haraway. Lo leí y me pareció que era un planteamiento teórico que podía ser útil. Hablaba de los ciborgs y de la tecnología no como algo bueno o malo, sino como una dimensión del mundo contemporáneo que no se podía evitar, de la que era imposible esconderse.

Heidi Sarriera-Figueroa: Siempre me han interesado las máquinas. El manifiesto de Haraway proponía una manera alternativa de estudiar el cambio tecnocientífico. Su perspectiva acentuaba la necesidad de comprender cómo las nuevas tecnologías pueden transformar nuestras relaciones cotidianas, tanto laborales como privadas. Esto me pareció políticamente importante. Generalmente, el ciudadano común es ajeno a las dinámicas del diseño tecnológico y a las implicaciones sociales de sus usos, de modo que no tiene forma de intervenir sobre ellas.

Steven Mentor: Un ciborg es una síntesis autorreguladora de sistemas orgánicos e inorgánicos. En realidad la noción de ciborg es un paraguas que cubre muchos estudios específicos sobre tecnología que, a su vez, está incluida dentro de otro aglutinador más amplio que es la sociedad tecnológica y el modo en que nuestros propios cuerpos imitan sus construcciones. Mi percepción inicial de la tecnología estaba marcada por un sentimiento de rechazo vinculado, sobre todo, a las tecnologías nucleares. El manifiesto de Haraway me aproximó a una perspectiva tecnológica más optimista o comprometida. Entendí que podíamos utilizar el activismo político para apropiarnos de la tecnología y utilizarla en otros campos y con otros objetivos. Por otro lado, me interesó mucho el modo en que Haraway utilizaba la literatura de ciencia ficción para teorizar sobre política. Creo que algunas de las mejores teorías políticas desarrolladas en la literatura se encuentran en la dramatización de ideas políticas conflictivas.

PARTICIPACIONES AUMENTADAS

Gray: La expresión «participación aumentada» la acuñó Carl Skelton. Tiene que ver con la capacidad de la tecnología para ampliar la calidad, y quizás la cantidad, de la participación de la gente, especialmente en lo que se refiere al cambio social. Implica una evolución importante en la comprensión del concepto de «ciborg». Al principio sencillamente nos limitábamos a analizar distintos tipos de ciborg. Por ejemplo, el ejército plantea sus operaciones en términos de sistemas ciborg, los llaman man-machine weapons systems. Pero paulatinamente se fue haciendo cada vez más claro que era más importante saber qué tipo de ciborg tenemos, quién tiene el poder de dar forma a la tecnociencia del ciborg y quién no. La cuestión ya no es si el mundo se está volviendo ciborg, porque es evidente que es así, sino en qué tipo de ciborg se está convirtiendo. Gran parte de mi trabajo se centra en el análisis de casos eminentemente prácticos. ¿Cómo podemos utilizar determinada tecnología y qué tecnologías tenemos que evitar? Por ejemplo, soy muy contrario al uso de máquinas de voto electrónico porque están siendo utilizadas claramente para amañar elecciones. Con las papeletas hay más seguridad a la hora de comprobar los resultados, mientras que con las máquinas resulta relativamente sencillo ocultar las tergiversaciones. Las tecnologías de la comunicación han sido especialmente poderosas en momentos como los acontecimientos posteriores a los atentados del 11-M en Madrid, que marcaron la diferencia en los resultados electorales. O la decisión de mucha gente de todo el mundo, conectada a través de distintas redes, de convocar protestas mundiales sin precedentes cuando los EE UU invadieron Irak. El New York Times dijo que estábamos ante «una nueva superpotencia», ante un movimiento que puede hacer que millones de personas se echen a las calles en miles de ciudades de todo el mundo al mismo tiempo.

Sarriera-Figueroa: En el desarrollo tecnológico intervienen numerosos dispositivos muy difíciles de definir: campañas publicitarias, la lógica de acumulación de capital, cuestiones de ingeniería, preocupaciones estéticas… La tecnología de la comunicación permite una participación aumentada, sí, pero la cuestión es: ¿aumentada en términos de qué?, ¿participación en qué?, ¿qué es lo que se pretende? Si estamos hablando en términos políticos, es crucial identificar cuál es la situación opresiva o conflictiva a la que estoy resistiendo a través del uso tecnológico. Por ejemplo, a finales de los años noventa Puerto Rico vivió una de las movilizaciones más masivas de su historia y fue precisamente en contra de la privatización de la compañía telefónica estatal. Se denominó «la huelga del pueblo» y, aunque se inició como una protesta de los trabajadores de telefonía, hubo una amplísima solidaridad. Lo interesante es que en la gran manifestación que se convocó, tanto los líderes de la protesta como todos los participantes estuvieron hablando por sus móviles para coordinar su actividad, los cajeros automáticos, que dependen totalmente de las líneas telefónicas, funcionaron con normalidad… O sea, la sociedad ciborg seguía funcionando sin ningún problema mientras la gente estaba en la calle protestando. Obviamente, al final, la telefónica fue privatizada. Es importante entender cómo funciona esta sociedad ciborg si realmente se quieren promover transformaciones políticas, y la actividad política contemporánea es muy compleja e implica distintos niveles de intervención.

VÍNCULO SOCIAL Y TECNOLOGÍA COTIDIANA

Mentor: En la modernidad, los procesos de industrialización transformaron radicalmente la vida colectiva. Se organizó la vida de la gente alrededor de las fábricas, de modo que grandes masas de población tenían una experiencia vital similar. Ahora estamos asistiendo a una situación diferente en la que la gente ya no tiene esa sensación de homogeneidad, de estar viviendo exactamente lo mismo que los demás. A la dispersión geográfica se ha unido la dispersión de las experiencias. Esta tendencia está restando poder a las personas y está acrecentando su sentimiento de alienación y de soledad. A menudo el trabajo industrial era espantoso, pero una vez que los empleados volvían a casa se encontraban integrados en grupos relativamente grandes, de alguna manera estaban todos juntos. No siento ninguna nostalgia de aquella situación. Simplemente quiero subrayar que ahora, cuando los trabajadores vuelven a casa, se sumergen en grupos muy pequeños en los que existe una gran presión para cumplir todas las aspiraciones comunitarias. Por eso me interesa investigar si realmente existen esas comunidades de Internet de las que tanto se habla o si únicamente se trata de intentos superficiales de recuperar ese sentimiento más amplio e intenso de grupo que existía durante la época moderna. Creo que es importante analizar el uso que se está haciendo de las tecnologías cotidianas como instrumento de comunicación comunitaria y compararlo con las formas de comunicación precedentes que se movían en el contexto de conflictos fabriles y sindicales clásicos.

Gray: La última campaña presidencial en Estados Unidos fue muy reveladora en este sentido. Obama recaudó cantidades increíbles de dinero que, en parte, procedían de pequeñas contribuciones de gente que se sentía vinculada a los movimientos que había en Internet. Viajó a muchísimos lugares para dar mítines y conseguir votos, y la gente que asistió a esos mítines se organizó y se coordinó sobre todo a través de la red. De hecho, uno de los asuntos más relevantes durante la campaña fue cómo mantener movilizada a esa enorme y vigorosa base de electores potenciales, un auténtico ejército virtual compuesto por gente que quería contribuir de algún modo. Es importante darse cuenta de que el uso intensivo de las nuevas tecnologías está llevando a mucha gente a interesarse por la política; de hecho, el número de jóvenes que votó en las últimas elecciones fue muy alto. El equipo de Obama diseñó una estrategia tecnológica que permitía que la campaña tuviera una dimensión personal. Se recurrió a herramientas que ni siquiera Howard Dean había utilizado antes para que, por ejemplo, todas las personas de un distrito determinado dieran sus nombres y después pudieran conocerse en persona. En definitiva, se utilizó la tecnología para potenciar la solidaridad y aumentar la participación. En este proceso desempeñó un papel muy relevante MoveOn.org, una organización progresista sin ánimo de lucro que usa intensivamente las herramientas de comunicación. Ellos desarrollaron la tecnología necesaria para movilizar a la base demócrata.

Sarriera-Figueroa: El estado y el capital siempre tienden a tratar de controlar la movilidad y las formas de comunicación y nada hace pensar que eso vaya a cambiar. Sin embargo, hay infinidad de prácticas emergentes que la gente produce cotidianamente que entorpecen estos intentos de regulación. Puerto Rico es un país muy vinculado a EE UU política, económica, cultural y socialmente y eso lo convierte en un lugar muy híbrido en el que las nuevas tecnologías pueden cambiar los modos de vida de formas inesperadas. La tecnología de comunicación más popular en Puerto Rico es el móvil, no el ordenador ni Internet, y la alternativa preferida por la gente sin muchos recursos es la de prepago. El móvil es una herramienta de supervivencia importante porque constituye una condición imprescindible para encontrar empleo. Por otro lado, en Puerto Rico se da una situación paradójica. En comparación con otros lugares de Latinoamérica, hay un mayor acceso a la tecnología pero, a causa básicamente de las condiciones sociales y culturales, mucha gente que está en condiciones de tener un ordenador en su casa no dispone de las habilidades necesarias para usarlo.

MODEST MANIFESTO

Gray: Con el Modest Manifesto algunos de nosotros hemos intentado desarrollar un conjunto de principios que explican por qué participamos en un movimiento horizontal, sin jerarquía, cuáles son sus fortalezas y debilidades y hacia dónde debería dirigirse si aspira a contribuir a la organización de un mundo mejor. Está basado en la reconceptualización de la idea del «testigo modesto» –ese espectador ideal de la verdad que creó la ciencia decimonónica– que Haraway propuso en una obra reciente. Me interesa la búsqueda de principios que guíen la acción hacia modelos en los que podamos evitar tanto lo que Jo Freeman llamaba la «tiranía de la ausencia de estructura» como la tiranía de la tiranía. Los manifiestos son herramientas retóricas idóneas para explorar la interacción entre tecnología y política. De hecho, son relativamente comunes en la nueva teoría de la información. Por ejemplo, el lema de la organización Computer Professionals for Social Responsibility es «One World, One Net», que también es una especie de pequeño manifiesto.

Mentor: Todos los manifiestos son ciborgs, artefactos que contienen su propia política y participan de la capacidad figurativa del lenguaje y en la materialidad de las inscripciones en un proceso de mutua reconfiguración entre el sujeto y el objeto. Los manifiestos tradicionales, como el Manifiesto comunista, a menudo eran autoritarios y recordaban al catecismo católico, pero resultaban muy útiles para comunicarse con personas que no eran necesariamente académicos. Era un formato comprensible y potente que, además, se entendía en todo el mundo. El manifiesto actúa como un virus, una parte de él consigue superar una barrera y después entra el resto. Es cierto que a menudo es demasiado arrogante, transmite un mensaje que viene a decir: estamos ofreciendo algo esencialmente nuevo, todo lo demás es una estupidez, no vale nada. Es como una bofetada a los que piensan que hay cosas demasiado complicadas para ser entendidas o que no hay manera de dar a las ideas complicadas una forma simple. Nuestro manifiesto también defiende una cierta modestia epistemológica. ¡No tenemos ni idea! No estamos seguros de cuál es la manera correcta de utilizar la tecnología para la gente de África o Asia, de distintas clases sociales o de distintas culturas. Pero eso tampoco significa que no podamos presentar nuestra propia comprensión de las cosas para que otra gente se una a nosotros y podamos actuar conjuntamente de manera no jerárquica. Nos abruma tanta complejidad y creo que el manifiesto es un intento precisamente de indicar una dirección hacia la que avanzar.

MESA REDONDA PARTICIPACIONES AUMENTADAS


03.06.09

PARTICIPANTES HEIDI FIGUEROA-SARRIERA • ÁNGEL GORDO • CHRIS H. GRAY • STEVEN MENTOR • IGOR SÁDABA
ORGANIZA GRUPO DE INVESTIGACIÓN CIBERSOMOSAGUAS (UCM) • CBA