DOSSIER LA FRAGILIZACIÓN DE LAS RELACIONES SOCIALES

Según una explicación habitual de la génesis de la sociología como disciplina académica, ésta nació cuando la revolución industrial dio definitivamente al traste con el orden social tradicional y se produjo una crisis que llevó a distintos investigadores a interesarse por la naturaleza del vínculo social. En los últimos veinte años se han producido enormes transformaciones tecnológicas, económicas y políticas que han puesto en jaque la estructura social que se impuso en Occidente tras la Segunda Guerra Mundial y que, de nuevo, han dado pie a un importante debate teórico. Fenómenos como la desregulación y la globalización económicas o las nuevas formas de trabajo parecen difícilmente compatibles con las relaciones sentimentales y políticas que vertebraban el tejido social. El individuo postmoderno se ha visto privado de muchas de las continuidades biográficas que hasta hace poco daban sentido a una vida; la norma es, cada vez más, la movilidad geográfica y laboral o las relaciones familiares lábiles.

Si bien hay autores como Manuel Castells o Anthony Giddens que parecen celebrar esta nueva disolución de los lazos tradicionales como una oportunidad para profundizar en la libertad y el desarrollo personal, otros sociólogos han entendido que se trata de una receta segura para la anomia y la crisis social. La publicación en 1998 de La corrosión del carácter, de Richard Sennett, llamó la atención sobre la obra de sociólogos como Zygmunt Bauman, Pierre Bourdieu, Robert Castel, Jacques Donzelot, Norbert Elias o Luc Boltanski, que han tratado de explicar los procesos contemporáneos de fragilización del vínculo social. Estos estudios, a su vez, han posibilitado la recuperación de autores relativamente marginales, como Christopher Lasch, o la consideración bajo una nueva luz del debate filosófico entre liberales –como John Rawls o Robert Nozik– y comunitaristas –como Alasdyre MacIntyre o Charles Taylor–. La mayor parte de estos sociólogos, lejos de proponer un retorno reaccionario a una utopía colectivista, consideran que una textura social densa es la condición sine qua non de un estado liberal que no sea una mera declaración de intenciones. El ciclo de conferencias La fragilización de las relaciones sociales, coordinado por Fernando Álvarez-Uría y Ángel Gordo, ahondó en esta línea de análisis de la crisis contemporánea y exploró posibles soluciones.