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Clara Janés

Poemas inéditos de Clara Janés para Minerva

Llamada

Pensando en el poeta enfermo

Cuando duerme la noche 
del cuerpo 
y no se reconoce ya 
la luz del alba 
y todo es esa veta negra 
habitada por la muerte
del astro que la alimentaba,
los pájaros del amanecer 
cantan los himnos subterráneos,
y se llenan de anémonas
los labios de la enamorada tierra
que insiste en el renacer de Adonis
y se entrega al goce
de la disolución y del estiércol,
a la nada, perpleja
ante su metamórfosis.

poema del agujero negro

Ven,
te acogerán las ondas perfectas 
de la caída 
y, en descenso, 
verás tres flores azules 
–el amor, la libertad y la poesía–, 
cuya raíz se alimenta 
de la sangre de los dioses muertos.
Arderás en su perfume, 
serás centro de su llama 
y seguirás resbalando 
por los círculos concéntricos 
del oro secreto del deseo, 
en rotación de narcisos, 
de vertiginosos ecos, 
y serás tu propio espejo
y así te autoengendrarás 
en tu superior materia, 
convertida 
en la energía 
pura 
del negro.

yo fluctuante

Un continuo 
marchitarse de rosas
un viento 
y cae la pluma
del ave
que sostiene el vuelo
y el color
asciende de la sombra
mientras se eleva 
la desesperación
y vuelven a abrirse 
y marchitarse las rosas
y el espejismo del jardín
donde compartíamos amor
escarbando la tierra
y siendo tierra
y se acercaba
el maullido
como ahora
cuando es claridad el desgarro
en el rojo del perfume
con el latido de las rosas renovadas
que acogen
la lucidez y el llanto
de las células en muda
mientras la niebla
pasa un paño 
por el rostro de la luna