Pensar la ruptura y las alternativas al capitalismo de plataformas
Marta Peirano • Geert Lovink
La ensayista y periodista Marta Peirano conversa con Geert Lovink, fundador del Institute of Network Cultures, a propósito de la presentación en el Círculo de Bellas Artes del último libro de Lovink, Atascados en la plataforma. Reclamando internet (Bellaterra, 2023), la continuación de la que considera su mejor obra, Tristes por diseño. Con esta publicación cierra una serie de siete títulos con los que traza una crónica del análisis crítico de la cultura de internet desde sus inicios en los años noventa hasta hoy.
MARTA PEIRANO
Geert Lovink es una leyenda de los estudios críticos en internet. Es profesor de investigación sobre medios interactivos en la Escuela Superior de Ámsterdam, profesor de teoría de los medios en la European Graduate School y profesor asociado de nuevos medios en la Universidad de Ámsterdam. Dentro de esta universidad, ha fundado y dirige el Institute of Network Cultures (INC), un pequeño laboratorio de investigación teórica sobre internet. Es autor de una serie de libros, que hasta la fecha se compone de siete títulos, que forman una suerte de crónica de internet. En cada uno de ellos investiga un tema concreto: la cultura de los memes, el vídeo como lenguaje de comunicación en internet o las cualidades y características del diseño de las aplicaciones a las que estamos todos enganchados, que trata en el penúltimo título de la serie, Tristes por diseño. Las redes sociales como ideología (Consonni, 2021). Su séptimo y último libro, Atascados en la plataforma. Reclamando internet, tiene un carácter más global porque contiene lo que ha ido aprendiendo en los seis anteriores. Está escrito en el contexto de 2019, cuando Trump ya lleva unos años en el poder, tras ganar las elecciones en 2016, ya sabemos lo que es Cambridge Analytica y hemos abandonado la luna de miel con las redes sociales, que años antes iban a liberarlo todo. Este optimismo, fundado, por ejemplo, en la aparición de la Primavera árabe, desapareció cuando vimos que, en lugar de traer consigo la democratización, las redes se han convertido en potenciales destructores de nuestra democracia y de nuestra salud mental. Pero luego, con la llegada de la pandemia nos encontramos «atascados en la plataforma»; es decir, nuestra vida social, familiar, sanitaria y laboral se vio atravesada por estas plataformas digitales, que se sitúan encima de internet, pero no son internet; es decir, las rigen unas reglas que no han sido mediadas por ninguna institución pública ni están monitorizadas ni fiscalizadas por ningún tipo de administración.
Atascados en la plataforma es el séptimo libro de tu serie sobre estudios acerca de aspectos muy específicos de internet como infraestructura, pero también como concepto social. ¿Por qué has elegido ese tema? Y ¿podrías hacer un breve repaso de los títulos que conforman la serie?
GEERT LOVINK
No la concebí como una serie, pero al llegar al sexto título me di cuenta de que sí lo era y comencé a llamarla «Crónicas del análisis crítico de la cultura de internet». El término «crónica» me ayudaba a focalizar el trabajo en diferentes periodos. Me esforcé por centrarme en lo que consideraba más importante desde un acercamiento alternativo y una perspectiva subjetiva y europea. He de aclarar que no estoy escribiendo la historia de internet o, para ser más precisos, la historia de la gobernanza de internet.
El proyecto comenzó en 2004, en Ámsterdam, dentro del INC, con la publicación del libro Fibra oscura. Rastreando la cultura crítica de internet (Tecnos, 2004), que era una versión de mi tesis doctoral. Se trata de una especie de resumen de los años noventa, el periodo más largo de esta historia, y abarca desde sus inicios, cuando surgieron proyectos como Nettime o Digital City, hasta la caída del NASDAQ en 2000. Los libros que siguieron a ese primer título son una combinación del trabajo realizado en los proyectos que llevamos a cabo en el INC con mis propias reflexiones.
Atascados en la plataforma es la continuación de Tristes por diseño. Las redes sociales como ideología (Consonni, 2021). La redacción del libro se vio interrumpida por el covid. La pandemia aceleró todos los problemas a los que aludo en Tristes por diseño, que considero mi mejor libro. Supuso un punto de inflexión, ya que a partir de ese título empiezo a estudiar los efectos psicológicos de las plataformas capitalistas en la gente joven. Este séptimo título nace a partir de esa inflexión.
MARTA PEIRANO
Hablemos de estos dos últimos títulos. Tengo la sensación de que por primera vez en la historia doscientos o trescientos millones de personas están expuestas a la misma tecnología, dentro de un loop imparable. Todo ocurre muy rápido, lo que es peligroso, pero, al mismo tiempo, fascinante. Podemos observar cómo están cambiando los hábitos y las formas de vida de una manera muy rápida y en directo. ¿Qué piensas del que consideras tu libro preferido?
GEERT LOVINK
Este es el momento del afianzamiento de las redes sociales. Ya no estamos hablando de 2008 o de 2011, año de la Primavera árabe o de Occupy Wall Street, tampoco de 2016, con la subida de Trump al poder o el nacimiento del Brexit. Ahora, como has dicho, estamos ante un salto de escala sin precedentes, por lo que resulta muy complicado hacer afirmaciones significativas sobre las redes, ya que estas están sumamente personalizadas y todo acaba siendo particular. El volumen de datos es tan elevado que cualquier afirmación general que se haga es falsa, porque lo que puede describir a un millón y medio de personas es exactamente lo opuesto a lo que define la experiencia de otras tantas. De ahí que deberíamos intentar alejarnos de los números, pues las cifras convierten cualquier teorización, cualquier crítica, en imposible. Por eso, yo nunca uso estadísticas ni trabajo con los datos. Provengo de una sólida teoría cultural crítica, con un enfoque activista y artístico, alejado del de la generación del 68. Me identifico más con el movimiento punk y squater de los años ochenta, y esa actitud me lleva a defender los espacios autónomos. Desde ahí elaboro mi teoría crítica, esa es mi guía a la hora de entender ciertos conceptos. Soy un gran creyente de los conceptos críticos, porque he visto cómo pueden marcar la diferencia, y sigo creyendo en que la teoría juega un papel importante, a pesar de la enormidad de las cifras. Cuando empecé a escribir Tristes por diseño, había más de 5.000 millones de usuarios de internet en todo el mundo. Mi idea es que una teoría lo suficientemente potente puede incidir a la hora de cambiar el mundo.
MARTA PEIRANO
¿Qué hace de Tristes por diseño tu libro preferido?
GEERT LOVINK
Para mí, como para muchos lectores, la respuesta se encuentra en el capítulo que lleva el título del libro, donde describo cómo, a través de los cambios en las conductas de los usuarios, las famosas compañías de las redes sociales, en particular Facebook, han descubierto que pueden cambiar el comportamiento, especialmente de la gente joven. Tras un cuidadoso estudio de los movimientos de sus ojos y sus manos, y a través de modelos matemáticos y estadísticos en el diseño de algoritmos, consiguen que los usuarios, en concreto los jóvenes, estén cada vez más tiempo en las redes. No se trata solo de la extracción de datos, sino también de la cantidad de tiempo que pasan allí. Independientemente de los datos que se extraigan, las plataformas buscan mantenerlos ahí y conseguir atraparlos. Sin embargo, las compañías propietarias de las plataformas digitales no han tenido en cuenta los efectos que esto trae consigo. En Tristes por diseño describo lo que ocurre cuando no te puedes separar de tu teléfono, cuando estás agotado, pero no sabes cómo parar. En Atascados en la plataforma, he querido profundizar en este aspecto, que alcanzó su punto álgido durante la pandemia y el confinamiento. A partir de 2022 y en 2023, las plataformas han entrado en crisis. Yo he intentado describir la historia del presente, no el fin de la historia.
Tristes por diseño es mi ensayo más popular y también el más personal. Mientras lo escribía, entre 2017 y 2018, también estaba escribiendo sobre la estrategia de los nazis en Ámsterdam para segregar a los judíos y encerrarlos en guetos antes de llevarlos a los campos de concentración, una historia muy cercana a mí y a mi familia. En el libro describo algo que aprendí de la teoría del movimiento autónomo de los años ochenta en Alemania, que habla de tres fases esenciales para identificar cualquier forma moderna de fascismo: identificación, separación y exterminio. Me he esforzado mucho para dejar claro que eso no está ocurriendo ahora y también para señalar que el momento de identificación ya ha pasado: todos nos hemos identificado a nosotros mismos a través de las redes sociales y les hemos dejado una ingente cantidad de información personal, por lo que hemos saltado directamente a la segunda fase, la de la separación. La comparación entre las redes sociales y el nazismo puede resultar oscura, pero es importante estudiar el desarrollo de las redes dentro del contexto histórico.
Como nota a pie de página, me gustaría hablar de un caso que trato en el libro. Me refiero a lo ocurrido en Myanmar, donde se dio este proceso de identificación, separación y exterminio [se refiere a la persecución por parte del Ejército de la población rohinyá en 2017]. Allí se utilizó Facebook para identificar a los rohinyá, que fueron separados y, aunque no se puede decir que los exterminaran, sí fueron expulsados masivamente y, por supuesto, muchos de ellos murieron. Por lo tanto, lo que trato en el libro no es una hipótesis. De hecho, hay en marcha una investigación de la Corte Penal Internacional contra Facebook.
MARTA PEIRANO
El de Myanmar es un buen caso de estudio, especialmente porque es uno de los sitios donde Facebook operó a través de estructuras free basics, lo que es particularmente pernicioso, porque significa que la gente ya no puede acceder a internet, solo puede acceder a «Facebook-internet». Y esto lo cambia todo. En ese momento se hizo evidente que internet y estas plataformas digitales no son lo mismo, pero pueden llegar, o están llegando, a serlo. Se están haciendo fuertes dentro de la estructura de internet a través de este tipo de operaciones. Cuando dices que nos volvemos compulsivos y tristes «por diseño», explicas que nos quedamos atrapados en las plataformas en dos sentidos: por un lado, durante la pandemia, al estar encerrados en nuestras casas, las plataformas se convirtieron en el único camino para relacionarnos con la familia, los amigos, el trabajo, la comida, las noticias… De ahí que agradezcamos contar con estas infraestructuras a través de las cuales acceder al mundo que nos rodea y que nos permitieron sobrevivir. Pero, por otro lado, ¿hemos sido conscientes del impacto de estas plataformas digitales en nuestra salud mental, en nuestras relaciones con los demás y en nuestro futuro? A través de la extracción de nuestra información personal, nos hemos convertido en objeto de serias discriminaciones que no podemos anticipar. De esta doble situación se ocupa también tu libro.
Una de las cuestiones más interesantes que he encontrado en tu estudio es la idea de que culpabilizar a las víctimas de las plataformas no es el camino. Por un lado, debemos preocuparnos, pues los efectos que estas provocan son malos; al mismo tiempo, estamos demasiado enganchados como para abandonarlas y, por otro lado, tampoco podíamos dejar de usarlas en medio de una pandemia. ¿Crees que pedirle a la gente que se vaya de las plataformas es contraproducente?
GEERT LOVINK
Enseguida me di cuenta de que aplicar una perspectiva moral, diciéndonos que deberíamos utilizarlas menos o que deberíamos salirnos de Facebook o de Tik Tok, no generaría ningún cambio, únicamente agrandaría la brecha generacional. El cambio de internet tiene que surgir de los jóvenes. Necesitamos pensar con ellos y no contra ellos. Esta estrategia es cercana a la Ilustración y a la perspectiva psicoanalítica. Con las herramientas críticas adecuadas, los jóvenes pueden emprender ese cambio, algo que nunca conseguirá el enfoque moral. Aunque el papel del conocimiento, del aprendizaje, quizá esté sobrevalorado. En este libro, en un par de ocasiones, me pregunto a mí mismo si la teoría crítica no estará también «atrapada» y si, profundizando en ella, te dará las herramientas para escapar. Esta cuestión se encuentra en la obra de Nietzsche, quien, al mismo tiempo que nos describe el nihilismo, nos explica cómo sobreponerse a él a través de la voluntad.
Me produce mucho escepticismo lo que he denominado «romanticismo europeo offline». Puede ser terapéutico no usar el teléfono durante el fin de semana, pero no es una solución. Me siento más cercano a quienes viven de manera precaria, que lidian con varios trabajos a la vez, con la familia, los hijos, amigos, amantes, gente que reclama su atención continuamente y con la que se mezclan las noticias, que les informan de toda una serie de catástrofes… Todo ello pasa por este extraño objeto, el móvil, donde confluyen las noticias del mundo y las de nuestra vida personal, mezclándose en esa extraña línea de tiempo. Esta es la realidad diaria de millones de personas. Gestionar la vida cotidiana se ha convertido en un auténtico desafío. Yo me decanto por esa gente. El caos que existe en la vida precaria es muy real, y decirle a todas esas personas que no usen el teléfono es, desde mi punto de vista, una estupidez.
MARTA PEIRANO
Es injusto, e incluso estúpido, pedirle a la gente que rechace esta tecnología, pero lo relevante de las plataformas digitales y lo que nos pone tristes y nos empuja a un comportamiento compulsivo no es tanto la tecnología, sino el modelo de negocio que hay detrás. Si planteásemos replicar esta tecnología de una forma que no sea extractiva, depredadora, como en la actualidad, no nos resultaría tan emocionante, porque no genera la misma adrenalina que el estar recibiendo continuamente cosas que te hacen reaccionar, como el vídeo de un gato rescatado por un pato...
En tu libro mencionas a ciertas personas que están desarrollando cartografías de la situación que nos ayuden a abrir un camino por el que transitar. Háblanos de estas cartografías.
GEERT LOVINK
Este mapeado de posibilidades alternativas está mucho más avanzado de lo que creemos. Sin embargo, seguimos encontrándonos un gran problema ante el que nos sentimos impotentes.
En el caso concreto del INC, en 2011 comenzamos a pensar en estrategias para crear alternativas a las plataformas que tienen que ver con las redes sociales. Desde entonces, hemos hecho grandes progresos, pero no hemos encontrado aún la alternativa para estas cuatro o cinco plataformas clave que usan millones de personas. Sin embargo, si observas los mapas de conceptos alternativos, verás que existe una serie de debates que siguen sin resolver, como, por ejemplo, el que plantea la necesidad de un cierto aceleracionismo centralizador, el desarrollo de plataformas propias que sean competitivas, dirigidas a esos billones de usuarios. Pero hay quien dice que el problema es precisamente ese planteamiento y que se necesitaría una aproximación de corte más anárquico, alternativo. Se trataría de construir alternativas locales, basadas en la comunidad y en herramientas muy básicas que resuelvan cuestiones que formen parte de la realidad de los usuarios y no se centren en las planteadas por los diseñadores. Estas alternativas deben surgir de los propios usuarios. Creo que, en los próximos años, ese arduo debate entre la escala y estas soluciones centralizadoras seguirá presente.
Otra cuestión que también se debe resolver es el legado del software libre y el de código abierto. Es trágico lo que ha ocurrido en ese sentido. Muchos programadores que trabajaban desarrollándolos se han vendido a las grandes corporaciones. El software creado de manera abierta y colectiva ahora está siendo utilizado, por ejemplo, por Google para desarrollar sus productos. Nos lo han robado, y esto se debe explicar a las nuevas generaciones, que desconocen la existencia de ese legado.
09.06.23
PARTICIPAN GEERT LOVINK • MARTA PEIRANO
ORGANIZA CBA • EDITORIAL BELLATERRA