sangre

¡Los piratas, la piratería, los barcos, la hora,
aquella hora marítima en la que son asaltadas las presas
y el terror de los prisioneros que caen se hunde en la locura,
hora de horror y crímenes, y de barcos y gente, y de mar, cielo
brisa, latitud, longitud, vocerío;

[y nubes,

yo querría que fuese en su Todo mi cuerpo, en su Todo,

[sufriendo,

¡sí, mi cuerpo y mi sangre, componiendo mi ser todo de rojo,
y que al fin floreciera como lo hace una herida escociendo en la

[carne irreal de mi alma!

¡Ah, ser todo en los crímenes! ¡todos los elementos componentes
de los abordajes a los barcos, de las matanzas y las violaciones!
¡Ser todo cuanto fue en el mismo lugar de los saqueos!
¡Ser cuanto vivió o cuanto yació en el lugar exacto de las

[ tragedias de sangre!

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Mi mundo imaginario fue siempre el único mundo verdadero para . Nunca tuve amores tan reales, tan llenos de vigor, de sangre y de vida como los que tuve con figuras que yo mismo creé.

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Así, cada uno de nosotros ha nacido enfermo de toda esta complejidad. En cada alma giran los volantes de todas las fábricas del mundo, por cada alma pasan todos los trenes del globo, todas las grandes avenidas de todas las grandes ciudades acaban en cada una de nuestras almas. Todos los asuntos sociales, todas las perturbaciones políticas, por poco que nos preocupemos de ellas, entran en nuestro organismo psíquico, en el aire que respiramos psíquicamente, pasan a nuestra sangre espiritual, pasan a ser, inquietamente, nuestras como cualquier cosa que sea nuestra.

¿Qué arte debe corresponder a este estado de civilización?

Vimos ya que el papel del arte es el de, al mismo tiempo, interpretar y oponerse a la realidad social contemporánea.

Fernando Pessoa
Sobre literatura y arte

«4. [Sensacionismo]», p. 114


FÁRMACOS
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Así, cada uno de nosotros ha nacido enfermo de toda esta complejidad. En cada alma giran los volantes de todas las fábricas del mundo, por cada alma pasan todos los trenes del globo, todas las grandes avenidas de todas las grandes ciudades acaban en cada una de nuestras almas. Todos los asuntos sociales, todas las perturbaciones políticas, por poco que nos preocupemos de ellas, entran en nuestro organismo psíquico, en el aire que respiramos psíquicamente, pasan a nuestra sangre espiritual, pasan a ser, inquietamente, nuestras como cualquier cosa que sea nuestra.

¿Qué arte debe corresponder a este estado de civilización?

Vimos ya que el papel del arte es el de, al mismo tiempo, interpretar y oponerse a la realidad social contemporánea.

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