cosmos

La pasión –y éste es un motivo fundamental de la passio– no atenta sólo contra los divinos mandamientos, sino también contra el orden natural. Y por eso despierta la totalidad de las fuerzas destructivas del cosmos. Lo que cae sobre la persona apasionada no viene a ser tanto el juicio divino, como la revuelta de la naturaleza contra quien rompe su paz y deforma su rostro, un castigo profano que queda consumado a través de ella misma; y uno, además, que es obra del azar.

Julien Green

Obras II, 1, p. 336

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Nada distingue más al hombre antiguo con respecto al moderno que su entrega a una experiencia cósmica que hoy el moderno apenas conoce.

Calle de dirección única

Obras IV, 1, p. 87.

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La ciudad hizo que todas las palabras [...] o buena parte de ellas por lo menos, se vieran en sí mismas elevadas a la nobleza del nombre, revolución del lenguaje producida por lo común a todos, por la calle. La ciudad es un cosmos de lenguaje conformado en los nombres de sus calles.

Obra de los pasajes

Obra de los Pasajes, P 3, 5

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