Psicodelia

A miles de kilómetros de San Francisco, cuna del flower power y de la contracultura beat, los jóvenes de la España franquista de finales de los sesenta, sobre todo los pertenecientes a las clases adineradas, también le dieron a la psicodelia. De ello y mucho más da cuenta la crónica-decálogo de Kiko Amat, en la que el escritor y dj habla de su bautismo en el mundo psicodélico a través del estampado de amebas o paisley, ya bien entrados los ochenta, cuando la psicodelia se había impuesto en todos los estratos musicales desde los más arrastrados hasta el mainstream.

Tan lejos tan cerca. A pesar de las enormes diferencias entre la generación de españoles que crecían en el tardofranquismo y los jóvenes estadounidenses que salían a las calles a manifestarse contra la guerra de Vietnam, unos y otros se encontraron aquí, en las islas pitiusas. De eso habla el cantante folk-rock y emblema de la contracultura patria Pau Riba con el periodista musical Nando Cruz. Riba se exilió en Formentera, paraíso lisérgico del hippismo mundial, después de que la policía disolviera la comuna que había montado en Barcelona.

Y de viajes de ácido y modas psicotrópicas más contemporáneas, como el consumo de MDMA o el boom de la ayahuasca, habla en una entrevista con Víctor Lenore el profesor Juan Carlos Usó, autor de varios ensayos sobre drogas. Usó, Amat y Riba fueron tres de los participantes en las charlas del ciclo «Los lunes, al Círculo», organizadas a propósito de Psicodelia en la cultura visual de la era beat 1962-1972, una muestra en la que se exhibieron piezas —carteles de conciertos, revistas y portadas de discos— del archivo privado del historiador de arte y coleccionista checo Zdenek Primus, que vivió en primera persona la revolución beat de la Praga del 68.