Franz Kafka: «Construyendo la muralla china»

Traducción española de Jorge Navarro Pérez en Obras, II, 2, pp. 290-297, Madrid, Abada, 2009

Esa problemática construcción propia de la filosofía de la religión que se viene aplicando a los textos de Kafka ha hecho de la montaña del castillo finalmente la sede de la gracia. Pues bien, el hecho de que dichos libros hayan quedado así inacabados, es la auténtica obra de la gracia en ellos. Así también el hecho de que la ley no se manifieste en ningún pasaje de los textos de Kafka es plasmación de la gracia en el fragmento.

Franz Kafka: «Construyendo la muralla china»

Obras II, 2, p. 293-294

---------

Tras una larga vida sin encontrar descanso ni justicia, finalmente agotado por la lucha, K. yace tendido en su lecho de muerte. Por fin llega el mensajero del castillo que trae la noticia decisiva: K. no tiene derecho a vivir en el pueblo, pero, atendiendo a ciertas circunstancias, se le va a permitir en adelante el residir y trabajar aquí. Y, entonces, fallece.

Franz Kafka: «Construyendo la muralla china»

Obras II, 2, p. 294

---------

Resulta que ahí también los superiores se encuentran sin ley hasta tal punto que aparecen en el nivel de los inferiores; y así, careciendo de paredes, creaturas de los más distintos órdenes se van entremezclando, siendo secretamente solidarias en el único y común sentimiento de miedo. Mas el suyo es un miedo que no es reacción, sino que es órgano. De este modo, se puede precisar qué sentimiento agudo e infalible los atenaza en cada momento. Pero antes que sea reconocible su objeto, la curiosa duplicidad de dicho órgano da mucho que pensar. Este miedo [...] es, al mismo tiempo [...] miedo a lo más antiguo, inmemorial, y a lo más cercano e inmediato. Dicho en pocas palabras: es el miedo a la culpa desconocida pero también a la expiación, uno cuya sola bendición es que nos da a conocer la culpa.

Franz Kafka: «Construyendo la muralla china»

Obras II, 2, p. 295-296

---------