¿Qué es el aura propiamente hablando? Una trama particular de espacio y tiempo: la aparición irrepetible de una lejanía por cercana que ésta pueda hallarse.
Obras I, 2, p. 16
Pero, ¿qué es el aura? El entretejerse siempre extraño del espacio y el tiempo; la aparición irrepetible de una lejanía, por más cerca que ésta pueda hallarse.
Lo importante es qué distancia obtiene el sentido actual respecto del antiguo, y cómo la distancia respecto de la antigua interpretación viene a ser una nueva cercanía a aquello que es el mito mismo, desde la cual ese sentido nuevo se ofrece, inagotable, a nuevas búsquedas. Por eso, el mito griego [como dice André Gide] es como la jarra de Filemón: «ninguna sed la vacía cuando uno está bebiendo en compañía de Júpiter». El instante correcto también es un Júpiter.
Resulta que ahí también los superiores se encuentran sin ley hasta tal punto que aparecen en el nivel de los inferiores; y así, careciendo de paredes, creaturas de los más distintos órdenes se van entremezclando, siendo secretamente solidarias en el único y común sentimiento de miedo. Mas el suyo es un miedo que no es reacción, sino que es órgano. De este modo, se puede precisar qué sentimiento agudo e infalible los atenaza en cada momento. Pero antes que sea reconocible su objeto, la curiosa duplicidad de dicho órgano da mucho que pensar. Este miedo [...] es, al mismo tiempo [...] miedo a lo más antiguo, inmemorial, y a lo más cercano e inmediato. Dicho en pocas palabras: es el miedo a la culpa desconocida pero también a la expiación, uno cuya sola bendición es que nos da a conocer la culpa.
Karl Kraus. Pro domo et mundo, Leipzig, 1919, p. 164. Cit. en W. Benjamin, Obras, IV, I, p. 366.
El conjuro que intenta el coleccionista busca encerrar en un círculo mágico lo que es el objeto individual, uno que se congela en tanto que un final escalofrío (el de ser adquirido) lo recorre. [...] Coleccionar es una forma del recuerdo remitida a la praxis, y es la más terminante entre las distintas manifestaciones profanas de la ‘cercanía’.