Dejo correr los sueños… Los tengo tan puros que exceden siempre lo que espero de ellos. Son siempre más hermosos de lo que quería. Pero esto sólo el soñador perfeccionado puede esperar conseguirlo. He pasado años buscando soñadoramente esto. Hoy lo consigo sin esfuerzo…
Libro del desasosiego
«Los grandes fragmentos», «Fórmula de bien soñar», p. 497
FÁRMACOS
SUEÑO
Los rasgos de la ciudad renacieron al descorrerse la máscara que la velaba. […] El despertar de una ciudad, sea entre la niebla o de otro modo, resulta siempre para mí una cosa más enternecedora que el rayar de la aurora sobre los campos, Renace mucho más, hay mucho más que esperar
Solo estás, no lo saben. Calla y finge.
Finge, mas sin fingir,
y nada esperes que antes, en ti, no exista.
Cada uno ya es todo consigo.
Conócete si puedes. Si no puedes,
que no puedes conoce. Saber sabe.
Nada des, nada esperes, no. Sé tuyo.
Así nosotros, que somos los únicos en discordar de la decadencia, estamos obligados a tomar una actitud que por su naturaleza es también decadente. Una actitud de indiferencia a causa de la incapacidad para adaptarnos a un medio como éste. No nos adaptamos porque los sanos no se adaptan a un medio enfermo. No adaptándonos somos enfermos. En esta paradoja vivimos nosotros los paganos. Ni tenemos otra esperanza, ni otro remedio.
Sobre literatura y arte
«Paganismo», «16. Regreso de los dioses», Sobre literatura y arte, p. 167
FÁRMACOS
Caí –¡esperad!– en la arena a la hora adversa
que Dios les da
a los suyos, estando el alma inmersa
en Dios soñar.
¿Qué harán muerte, arena y desventura
si en Dios entré?
Con Lo que me soñé, que eterno dura,
regresaré.