En los textos […] ‘sagrados’, el comentario puesto a su servicio va extrayendo palabras tal como si hubieran sido puestas, de acuerdo con las reglas de ese juego, para ser descubiertas. En realidad, las frases que los niños van formando en el juego a partir de las palabras elegidas tienen más parentesco con las palabras propias de los textos sagrados que con la lengua coloquial de los adultos.
Cuando el impulso de jugar repentinamente invade a un adulto, esto no significa recaída en la infancia. Por supuesto jugar siempre supone una liberación. Al jugar los niños, rodeados de un mundo de gigantes, crean uno pequeño que es el adecuado para ellos; en cambio el adulto, rodeado por la amenaza de lo real, le quita horror al mundo haciendo de él una copia reducida.
Presentarnos el juego como canon de trabajo no explotado es de las grandes aportaciones de Fourier. Un trabajo animado por el juego no se dirige a producir valor, sino a una naturaleza mejorada. Mas también para ésta presenta la utopía de Fourier una imagen rectora, tal como se encuentra realizada en concreto en los juegos de los niños. Se trata de la imagen de una tierra en la que ya todos los lugares han sido [...] trabajados por el hombre, que los ha vuelto útiles y bellos; pero también se hallan, igual que una posada del camino, abiertos a todos. Una tierra finalmente disponible según esa imagen dejaría de ser parte «de un mundo en donde la acción no viene a ser la hermana del sueño». Pues en ella, al contrario, la acción se hermanaría con el sueño por fin.
El despliegue del trabajo como juego presupone unas fuerzas productivas desarrolladas al máximo, como ésas de las que hoy, por vez primera, puede disponer la humanidad, pero que hoy se ven organizadas contrarrestando sus posibilidades: a saber, para el caso de necesidad.
En la misma medida en que se desarrolla la producción mecánica es despersonalizada la propiedad, revistiéndose ahora con las ropas de la forma colectiva impersonal que constituye la sociedad anónima, cuyas acciones se ven arrebatadas por el torbellino de la Bolsa [...]. Ahí unos ganan lo que pierden otros, y ello de un modo que se parece tanto al juego, que el negocio bursátil es, de hecho, calificado de ‘jugar en bolsa’. El desarrollo económico moderno, tomado enteramente en su conjunto, muestra la tendencia irrefrenable a transformar así crecientemente la entera sociedad capitalista en un casino internacional de desmesuradas proporciones, en el cual los burgueses van ganando y perdiendo capital a consecuencia de acontecimientos misteriosos incluso para ellos [...]. Al igual que en el seno de un garito, sobre lo que es la sociedad burguesa viene a reinar así lo ‘impenetrable’ [...]. Éxitos y fracasos por causas totalmente inesperadas, que son en general desconocidas, debidas al azar en apariencia, van predisponiendo así al burgués a asumir los rasgos constitutivos de los jugadores [...]. Lo impenetrable de la sociedad envuelve hoy al burgués como al salvaje lo impenetrable de la naturaleza.
Paul Lafargue. «Die Ursachen des Gottesglaubens», Die neue Zeit, XXIV, 1, Stuttgart, 1906, p. 512. Cit. en Obra de los Pasajes, O 4, 1
El más hondo motivo del desprecio sentido por el juego podría consistir probablemente en que un don natural propio del hombre, que dirigido a los más nobles objetos eleva sobre sí al ser humano, dirigido al contrario a uno de los más bajos, el dinero, rebaja al hombre mismo. Ese don se llama presencia de espíritu. Su más alta manifestación es el leer, que siempre es adivinatoria.
La apuesta es un medio destinado a imprimir un carácter de shock al acontecimiento, librándolo de su espacio de experiencia. No por azar se apuesta al resultado de unas elecciones o a la fecha de inicio de una guerra... Para la burguesía especialmente, los sucesos políticos adoptan la forma del envite en la mesa de juego.
Las cartas del tarot, ¿son más antiguas que las cartas de juego? ¿Podría ser quizás nuestro juego de naipes una forma hoy deteriorada de las técnicas adivinatorias? Pues prever el futuro es también decisivo en todo lo que hace a los juegos de cartas.