PANTEÍSMO
Como casi todo en él, la relación de Fernando Pessoa con Dios, con la religión y con lo religioso es rebuscada. En esta selección hemos prestado especial atención a aquellos pasajes en los que, sin renunciar a la idea de un Dios más o menos tradicional, intenta restaurar el valor de lo concreto, el carácter sagrado que hay en cada cosa, en cada sensación. No hay ninguna etiqueta, ninguna fórmula, que permita organizar y designar de manera completamente satisfactoria las consideraciones de Pessoa acerca de la religión. Por tanto, el nombre de «Panteísmo» ha de tomarse con cautela y es, en el fondo, inexacto, pero creemos que no traiciona del todo el sentir de Pessoa. El lector ha de tener en cuenta, no obstante, que también puede encontrar destellos de teísmo, deísmo o incluso animismo, pues, en cierto modo, nuestro autor nunca terminó de resolver la tensión entre trascendencia e inmanencia.
Las ideas incomprensibles se manifiestan en formas comprensibles. Comprensibles, gracias a nuestros sentidos, como estrellas, trueno, flor, como forma.
La forma es un secreto para nosotros, ya que es la expresión de fuerzas misteriosas. Sólo a través de ella vislumbramos las fuerzas enigmáticas, el «Dios invisible».
Los sentidos son para nosotros el puente que va de lo incomprensible a lo comprensible. Contemplar las plantas y los animales es sentir su secreto.
Oír el trueno es sentir su secreto.
August Macke (1887-1914), Las máscaras (1912)
Dios es un concepto económico. Los curas de todas las religiones hacen a su sombra su burocracia metafísica.
Sobre literatura y arte
«Álvaro de Campos», 4, Sobre literatura y arte, p. 98
PANTEÍSMO
Los dioses no murieron: lo que murió fue nuestra visión de ellos. No se fueron: los dejamos de ver. O cerramos los ojos o alguna niebla se interpuso entre ellos y nosotros. Subsisten, viven como vivieron, con la misma divinidad y la misma calma.
Sobre literatura y arte
«Paganismo», «13. El regreso de los dioses», Sobre literatura y arte, p. 162
PANTEÍSMO
Reconocer que no sabemos nada salvo que hay una ley en todo, ley que se manifiesta ajena a nuestros dolores y a nuestros placeres, más allá del bien y del mal; que somos, bajo esa ley, juguetes en manos de fuerzas superiores que no conocen la perfección moral, como nosotros no la conocemos entre nosotros; que, puesto que sólo el universo objetivo nos ha sido dado, en ese universo y en conformación con ese universo debemos vivir nuestra vida, pues, si podemos tener otras formas de vida, a su tiempo las tendremos o nos serán dadas. En esto consiste la religión pagana o, si se prefiere, la filosofía del paganismo.
Sobre literatura y arte
«Paganismo», «15. António Mora», Sobre literatura y arte, p. 166
PANTEÍSMO
Una idea sólo se torna un Dios cuando es devuelta a la concreción. Pasa entonces a ser una fuerza de la Naturaleza. Esto es un Dios. Si esto es una realidad o no, no lo sé. Personalmente, creo en la existencia de los dioses; creo en su número infinito, en la posibilidad de que el hombre ascienda a dios.
El creador de civilización es una fuerza de la Naturaleza; es por tanto un dios o un semidiós.
Sobre literatura y arte
«Prefacio de R. Reis: [A los poemas de Alberto Caeiro]», pp. 95-96
PANTEÍSMO
Creo en la existencia de mundos superiores al nuestro y de habitantes de esos mundos, en experiencias de diversos grados de espiritualidad que se sutilizan hasta llegar a un Ente Supremo, que presumiblemente creó este mundo. […] Dadas estas escalas de seres, no creo en la comunicación directa con Dios, pero, según nuestro refinamiento espiritual, podremos comunicarnos con seres cada vez más altos. Hay tres caminos para lo oculto: el camino mágico (que incluye prácticas como las del espiritismo, intelectualmente al nivel de la brujería, que también es magia), camino extremadamente peligroso en todos los sentidos; el camino místico, que no tiene propiamente peligros, pero es incierto y lento; y lo que se llama el camino alquímico, el más difícil y el más perfecto de todos, porque implica una transmutación de la propia personalidad que la prepara sin grandes riesgos, antes bien con defensas que los demás caminos no tienen.
Sobre literatura y arte
Pessoa, F., «(Carta) A Adolfo Casais Monteiro», p. 48
PANTEÍSMO