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Comentarios de Chema Madoz
Esta fotografía me la encargaron cuando se hizo la exposición en el Reina Sofía. Me pidieron un autorretrato y nunca me había planteado hacer uno. Me parecía absurdo hacerme una fotografía a mí mismo y ponerla en la entrada de la exposición, como dando la bienvenida… No terminaba de verlo. Intenté llevarlo a otro terreno, encontrar otro punto de salida. Utilizar mi propia radiografía y poner la nube en el cerebro para mí tenía una cierta simbología. Puede entenderse la lectura: todos en algún momento hemos visto formas en las nubes en ese juego, casi infantil, de intentar buscar relaciones en una imagen en continuo cambio. Me pareció que tenía cierto sentido con el espíritu de mi trabajo y, además, creo que es la foto en la que salgo más sonriente. Aquí tampoco hay retoque digital: está más cerca de la técnica del collage. Son dos negativos únicamente. Uno es mi radiografía y el otro es de una foto de un cielo. Puse uno sobre otro y lo copié por transparencia. Es un método absolutamente clásico dentro de la fotografía.
Las manipulaciones son tremendamente sencillas. Creo que las imágenes muestran «trucos» que están a la vista del espectador, que percibe desde el primer momento que ahí hay una manipulación: no se trata de descubrir nada, está todo a la vista.
El encontrar algo inusitado en lo cotidiano, el descubrimiento de un aspecto desconocido en lo conocido, invita en muchas ocasiones a esa sonrisa que es una primera reacción de reconocimiento.
Hay una invitación constante por parte de ciertos objetos. Se repite la música, se repiten los libros, y también hay grupos de imágenes en torno a las cerillas, los cantos rodados, el agua…
Son objetos cotidianos que el espectador alguna vez ha tenido en la mano y conoce sobradamente, pero en las fotografías suele encontrar algún aspecto de ese objeto que en un momento dado ha podido intuir, sin ser plenamente consciente de ello.
Muchos de nosotros tenemos siempre un libro entre las manos, y la música es algo que me acompaña durante buena parte del día. De alguna forma, esa cercanía se traduce en una mayor presencia.
Mecanografié sobre la hoja verde y luego la dejé secar hasta que cogió ese craquelado, que tiene una relación más directa con la idea de papel. Cuando la hice no sabía cómo iba a funcionar. Simplemente, pensé que era la mejor solución: esperar a ver qué ocurría con el paso del tiempo.