As tears go by, Ofelia
Roberto Mussapi es uno de los grandes poetas italianos actuales. Nacido en Cuneo en 1952, se licenció en Letras en la Universidad de Turín y se trasladó a Bolonia en 1997, donde trabajó como redactor en la editorial Cappelli. Desde 1982 reside en Milán, donde colabora con la editorial Jaca Book.
La poesía de Mussapi bebe con sabiduría de fuentes mitológicas y de la tradición literaria anglosajona, y entre sus motivos simbólicos recurrentes aparecen el castillo, el bosque, el agua, el navegante o el guía, aunque su poética no separa poesía y realidad. Para él, la poesía es una búsqueda de «lo invisible del visible».
Entre sus libros de poemas cabe destacar Luce frontale (Garzanti, 1987), Gita Meridiana (Mondadori, 1990), La polvere e il fuoco (Mondadori, 1997), Antartide (Guanda, 2000), Il racconto del cavallo azzurro (Jaca Book, 2000) y La stoffa dell’ombra e delle cose (Mondadori, 2006), ninguno de los cuales ha sido aún publicado en castellano. Como dramaturgo –actividad que considera ligada a lo poético– ha escrito obras que combinan el verso y la prosa, y como traductor ha vertido al italiano textos de Stevenson, Melville, Shelley, Derek Walcott y Seamus Heaney, entre otros. Es autor asimismo de programas radiofónicos originales, y su teatro, representado en la escena italiana, ha sido adaptado por la RAI.
as tears go by, Ofelia
Luego fueron sílabas aquellas que habían sido palabras
y versos que me desgarraban la garganta,
pedazos, grumos de vozsangre
de toda imagen que antaño había sido,
ahora perdida en el fondo bajo arena vidriada.
E inhallable como quien es mudo
de golpe y con la voz su mirada ha perdido
por un dolor que sólo puedes intuir
en esa córnea de repente vacía,
o como de golpe a ciento sesenta en un túnel
con el pie hipnotizado en el acelerador
y yo, yo lengua quebrada, yo ahogada.
He interpretado a Ofelia, conozco la locura,
y sé que te golpea por exceso de amor,
cuando tus ojos no sostienen una silla
si ves en su paja las tramas de oro,
y el aura de aquella cátedra y su luz,
y los beatos que se posaron en inconsciente plegaria,
si tiemblas por una persona que se sienta
y se acerca al centro del fango y de los grandes ríos,
y sé qué significa exceso de amor,
cuando aquel al que amas se disipa y calla,
o no consigue responderte, y tú mueres,
por extinción, deshidratada en piedra.
Yo estoy ahogada en la charca y subida
entre hojas caídas, muertas y siemprevivas,
desde el fondo limoso subiendo a la luz,
desde el fondo he encontrado génesis y amor,
ahora que vuelve a ser mía, en mí, mi voz,
nada que pedir, subir despacio
como la linfa del cálamo a la flor
después de ser estrangulada por el invierno y por el hielo
entre hojas podridas, y el rito humoral
asciende a los campos y al oro de las gavillas
entre casa y casa, entre las luces y las calles.
Conozco la locura y estoy ahogada,
y ahora sé que era solamente amor.
Traducción de Carlos Vitale
as tears go by, Ofelia
Poi furono sillabe quelle che erano state parole
e versi che mi straziavano la gola,
pezzi, grumi di vocesangue
di ogni immagine che un tempo era stata,
ora persa nel fondo sotto sabbia vetrata.
E introvabile come che è muto
di colpo e con la voce il suo sguardo è perduto
per un dolore che puoi solo intuire
in quella cornea all’improvviso vuota,
o come di colpo ai centosessanta in galleria
col piede in ipnosi sull’acceleratore
e io, io lingua franta, io affogata.
Ho recitato Ofelia, conosco la pazzia,
e so che ti colpisce per eccesso d’amore,
quando i tuoi occhi non reggono una sedia
se vedi nella sua paglia le trame d’oro,
e l’aura di quello scranno e la sua luce,
e i beati che si posarono in inconscia preghiera,
se tremi per una persona che si siede
e si avvicina al centro del fango e dei grandi fiumi,
e so che cosa significa eccesso d’amore,
quando colui che ami dilegua e tace,
o non riesce a risponderti, e tu muori,
per estinzione, disidratata in pietra.
Io sono affogata nello stagno e risalita
tra foglie cadute in morte e semprevive
dal fondo melmoso risalenti alla luce,
dal fondo ho ritrovato genesi e amore,
ora che torna mia, in me, la mia voce,
niente da chiedere, risalire adagio
come la linfa dal calamo al fiore
dopo che fu strozzata dall’inverno e dal gelo
tra foglie marcite, e il rito umorale
ascende ai campi e all’oro dei covoni
tra casa e casa, tra le luci e le strade.
Conosco la pazzia e sono affogata,
e adesso so che era soltanto amore.