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¿Existe el gen enamorado?

Conversación Jorge Drexler • Juan Luis Arsuaga • Montserrat Iglesias

Otto van Veen (atrib.), Cupido lanzando sus flechas sobre el globo terráqueo, c. 1608, MET

Montserrat Iglesias, directora de la última edición de Eñe, Juan Luis Arsuaga y Jorge Drexler viven en la frontera de los saberes. Iglesias, exdirectora general del INAEM, actualmente preside el Teatro de la Abadía y es profesora de teoría de la literatura y literatura comparada en la Universidad Carlos III; Arsuaga es un paleoantropólogo acostumbrado a introducir las artes en sus análisis científicos y a colaborar con artistas, y Drexler, además de músico y compositor, es médico. Los tres dialogan en torno a la posible existencia del gen del amor.

MONTSERRAT IGLESIAS

Los tres vivimos en la frontera de los saberes. Juan Luis, que es paleoantropólogo, como saben, no solo es un gran amante y conocedor de todas las artes, sino que es capaz de incorporarlas en su propio discurso. Jorge, al que todos conocemos como compositor y músico, es médico de formación y en su obra se nota esa base científica. Nuestros invitados tienen una pata en cada mundo y, por eso, crean una pareja fantástica para hablar sobre el gen enamorado. ¿Hay un gen del amor o el amor se lo ha inventado la gente como Jorge, los artistas, para que nos creamos algo que no es más que una construcción?

JUAN LUIS ARSUAGA

Jorge ha contribuido (risas), pero lo que él hace es pulsar una tecla que ya existe en el ser humano. El sentimiento lo puedes encadenar a otra persona de la que te enamoras, pero uno experimenta esa emoción, ese sentimiento, de forma vicaria, que dicen los cursis. En el cine, por ejemplo, cuando una película cuenta una historia de amor, uno se enamora también, te puedes enamorar de un personaje de una película. Creo que hay una cuerda que, si se la sabe pulsar, desencadena una cascada de emociones, que es lo que llamamos amor.

JORGE DREXLER

Me gusta mucho la metáfora de la cuerda, porque el amor tiene toda la pinta de ser un fenómeno de resonancia; es decir, uno resuena con cosas de otra persona. Pero desde el descubrimiento de las neuronas espejo [en 1996], hemos empezado a ver que tiene una manifestación neurofisiológica: la empatía no es simplemente una construcción de los poetas ni un logro puramente cultural basado en la interrelación humana, sino que tiene un fundamento físico: el dolor ajeno nos duele y, como dice Juan Luis, cuando vas a ver una película y ves a alguien amando, todo tu ser amatorio se activa y se pone en resonancia con eso. Así funcionan también las canciones. Una canción es una espora, un fragmento de información de un sentimiento que uno experimenta en un momento determinado, plasmado en un formato físico, que queda inerte durante un tiempo hasta que vuelve a ser despertado por quien lo escucha. Es siempre un acto de resonancia: una persona emite y otra recibe y experimenta eso que esa primera persona sintió. Si tienes suerte, vuelve a sentir lo que tú sentiste en aquel momento.

Antonio Canova, Psique reanimada por el beso del amor, 1793, Museo del Louvre
JUAN LUIS ARSUAGA

Las canciones nos producen sentimientos y emociones, entre ellas, las amorosas. También hay músicas patriotas y militares que enardecen a las masas; es decir, que a través de la canción se pueden despertar emociones. A lo largo de mi vida me he encontrado con mucha con gente que piensa que el amor de pareja, lo que se conoce como amor romántico, o sea el amor, porque no sé cuál puede ser el amor no romántico, es una construcción literaria, que en realidad no existe, que en Madrid no pasa (risas) y que, desde luego, no pasaba en la Prehistoria. Los más instruidos y leídos te sueltan que es un constructo de la literatura provenzal de la corte de Leonor de Aquitania. Eso ya es definitivo: Leonor de Aquitania fue la que inventó el amor. Cuando me dicen esto, a mí lo que me viene a la cabeza es que la persona que lo dice no se ha enamorado nunca. En mi experiencia, no hay nada más visceral, más biológico, que el amor; es una cosa que te ocurre, que sucede. 

MONTSERRAT IGLESIAS

Pero eso ocurre en el momento en sí del enamoramiento, porque después se convierte en algo que casi se institucionaliza, en una pareja, un matrimonio… Y eso ya es otra cosa.

JORGE DREXLER

El amor de pareja es el más evidente, el más fuerte y sobre el que vivimos los escritores de canciones, pero el amor, en realidad, es una pulsión magnética que se siente hacia muchas cosas: hay un amor hacia la naturaleza, hacia la historia, hacia el ser humano, que es el que yo veo en Juan Luis, que te mueve a saber más del otro y de uno mismo. Pero si, para hablar del amor, una persona empieza usando la palabra constructo, que es un término muy feo, es para desconfiar.

MONTSERRAT IGLESIAS

¿En la Prehistoria habría este tipo de enamoramiento como «brote psicótico», como se le denomina a veces?

JUAN LUIS ARSUAGA

Como paleontólogo, tendría que decir eso que se dice siempre: el amor, ese vínculo tan fuerte, dura tres años, lo que la lactancia de un niño. Esa es la teoría científica: ese amor existe con ese nivel de intensidad mientras hay que criar a un niño. Conforme el hijo común se va valiendo por sí mismo, el vínculo pierde fuerza porque la pulsión biológica remite, porque ya no es necesario que haya una convivencia tan estrecha para proporcionar cuidados a la cría. Ahí podríamos tener una explicación razonable de por qué se puede dar un periodo muy intenso de atracción mutua que, después, pasa a ser otra fórmula, porque luego vienen otros hijos…

JORGE DREXLER

Una especie que invierte tanto en tener un cerebro que se lleva el 20% de las calorías que consume no sobrevive sin el cuidado del amor. Demoramos mucho en crecer y si no existe ese acto de cuidado, esa preocupación por el otro, nos encontramos muy desvalidos.

MONTSERRAT IGLESIAS

Jorge, antes has mencionado la empatía. Tú, Juan Luis, dices que la especie humana ha llegado a controlar el planeta porque somos una especie que coopera. 

JUAN LUIS ARSUAGA

Esto que estamos haciendo aquí sería impensable en cualquier otra especie. No puedes meter cien lobos, ni cien chimpancés, ni cien elefantes de diferentes manadas juntos en el mismo sitio. Aquí no solo no hay agresiones, sino, lo que es más importante, ni siquiera hay amenazas. Y esto, entre las especies sociales, es increíble y reciente y exclusivo de la especie humana. En un día normal, uno no sufre ninguna agresión, ni la ejerce, ni siquiera la presencia. Hay pequeñas amenazas, en el tráfico, por ejemplo (risas). Hay miradas amenazantes, se frunce el ceño, se levanta la voz… En un ascensor puedes ver todo eso, porque la gente está muy junta. Necesitamos un espacio para sentirnos seguros, si invaden nuestro espacio, nos sentimos amenazados, por eso, en los ascensores la gente mira para abajo. 

MONTSERRAT IGLESIAS

Sin capacidad de empatía, Jorge, ¿se puede hacer arte y llegar al otro?

JORGE DREXLER

Hay muchos artistas no empáticos, incluso con total ausencia de empatía, que, sin embargo, saben contar cosas que producen empatía en otras personas. Cualquier tipo de comunicación humana, no solo artística, es un puente entre dos personas. Tienes que tender una cuerda, un puente, por donde transita esa información; tienes que ponerte en el mismo lugar. Para los que escribimos canciones, la posibilidad de observar a una persona, de saber lo que siente y poder expresarlo, saliendo incluso de uno mismo para ponerte en el lugar de esa otra persona y sentir lo que ella siente, es muy importante. Yo nunca he entendido el cantar en público como un acto solitario, siempre es un acto de comunicación. Y el escenario es el lugar ritual en el que nos exponemos a ese miedo tan grande, que es el miedo escénico, pariente cercano del miedo a la muerte, porque en nuestra especie, tan gregaria, meter la pata en un escenario y que el grupo te censure o te dé la espalda, es muy parecido al exilio y la muerte social. 

MONTSERRAT IGLESIAS

Juan Luis, en una sociedad como podría ser la de Atapuerca, ¿Jorge sería como el bardo de Astérix, que acababa siempre castigado en un rincón?

JUAN LUIS ARSUAGA

No lo sé, diría que es muy reciente el que haya artistas profesionales.

MONTSERRAT IGLESIAS

¿A qué te refieres con reciente? Porque esas categorías temporales, en tu caso, no son las que manejamos de forma habitual.

JUAN LUIS ARSUAGA

Pues, a partir del Neolítico (risas). Todo lo que se ha añadido a nuestra vida a partir del momento en el que la sociedad se hace sedentaria afecta solo a la epidermis. El ser humano no ha cambiado, sigue siendo el mismo que el de Altamira, aunque tenga otro tipo de alimentación y otra manera de viajar. Hay un famoso libro de Chatwin, Los trazos de la canción (1987), en el que cuenta que, mientras viaja, va preguntando a distintos científicos qué es lo que mueve al ser humano a viajar, de dónde viene el instinto nómada. Básicamente, debajo de la ropa que llevamos, hay un humano prehistórico. La biología no ha cambiado. Simplemente hay nuevos odres, pero el vino es el mismo.

JORGE DREXLER

¿Y en esas sociedades primitivas, habría depositarios de la memoria? El encargado de pintar, por ejemplo, ¿tendría un rol diferente, en cuanto a guardar narraciones y transmitirlas? 

JUAN LUIS ARSUAGA

Sin duda. Por ejemplo, habría ancianos. Algo muy importante en la evolución humana y en los animales longevos, como los elefantes, es el momento en el que empieza a haber abuelos. En las especies de vida corta, apenas los hay y, como es sabido, la sabiduría se acumula en los individuos con más experiencia. Cuanta más gente mayor haya en una sociedad, más experiencia tiene esa sociedad. También tiene más memoria, y es probable que los problemas a los que se enfrenta hayan sido resueltos antes. A lo largo de nuestra evolución se da un aumento de la memoria colectiva, porque la gente vive más. 

Los que contaban los cuentos, en este caso particular, serían seguramente los ancianos de la tribu, las personas con más experiencia, aquellas que han vivido más y que transmitirían los mitos y las historias comunes. En cuanto al arte, hay algunas manifestaciones artísticas que no están al alcance de cualquiera. La pintura del hombre magdaleniense, la de Altamira, no la puede hacer cualquiera. Hay otras anteriores, que son más fáciles, más asequibles, e incluso otras posteriores, más esquemáticas, que se pueden aprender, pero pintar bisontes como los de Altamira muy poca gente puede conseguirlo. Ya entonces había individuos que eran apreciados, que tenían prestigio por saber hacer esas pinturas, igual que había grandes cazadores o buenos rastreadores; ser útiles para el grupo les reportaba prestigio. Aquellos con una mayor creatividad seguramente tenían un cierto estatus. No creo que fuera una profesión o que fueran ambulantes, pero sí que fueron personas respetadas, valoradas por los demás por tener esa capacidad, igual que los buenos rastreadores, los buenos cazadores o recolectores.

MONTSERRAT IGLESIAS

Respecto al tema del viaje y el nomadismo, tú, Jorge, has sabido plasmar en unas pocas líneas de una canción lo que uno puede leer en un libro de divulgación científica. Me refiero al tema «Movimiento» del disco Salvavidas de hielo (2017).

JORGE DREXLER

No sé si tanto, pero, por lo pronto, el estribillo de esa canción que dice «Yo no soy de aquí / Pero tú tampoco» sí tiene que ver con el hecho de mirarnos tanto a nosotros como a los que vienen «de fuera», con el fenómeno
de la inmigración, con una mirada temporal más cercana a la escala geológica que a las semanas en las que medimos nuestro tiempo habitualmente. Realmente, somos todos recién llegados allá donde sea que estemos, excepto en África, donde llevamos ya bastante tiempo. A Europa hace poco que llegamos. El concepto de la pertenencia exclusiva, el decir «yo soy de aquí y tú no», parte de un error de escala, porque hace solo un fin de semana que estamos aquí. 

Quizá, en mi caso, es más fácil percatarse de eso. Yo vengo de cuatro generaciones que han muerto en un lugar distinto del que nacieron. En Latinoamérica todo el mundo tiene cuatro abuelos de diferentes lugares y uno tiene siempre esa sensación de recién llegado. Yo, desde luego, la tengo muy a flor de piel. Y también hay que ver la migración como una herramienta básica de supervivencia extraordinariamente humana: nos movemos hacia los lugares donde hay comida, lo hemos hecho siempre y lo seguiremos haciendo mientras existamos, que no sé cuánto nos queda…

JUAN LUIS ARSUAGA

Cuando surge el tema de la migración, siempre me acuerdo de una escena de una de las películas de La guerra de las galaxias, en la que Luke Skywalker, Hans Solo y Chewbacca están en el desierto y entran en una especie de cantina, donde hay unos tíos con trompas y antenas que están bebiendo. Los miran con hostilidad, amenazantes, y el de la probóscide le dice a Han Solo: «Aquí no nos gustan los tipos raros» (risas).

MONTSERRAT IGLESIAS

Es curioso que en esa escena en la que todos son extrañísimos para nuestra mirada, están tocando jazz…

Júpiter abrazando a Cupido, grabado basado en el fresco de Rafael de la Galería Chigi, en Villa Farnesina, Roma, c. 1517-1520
JORGE DREXLER

Siempre hemos tenido mucha facilidad para definirnos como pueblo o nación, casi siempre, por exclusión del otro. Tendemos a pensar que tenemos algo especial, particular, y que los raros son los otros. Esa ilusión de pertenecer a algo en exclusiva, que muchas veces se considera mejor que lo que del otro, nos lleva a hacer cosas ridículas como esas pinturas que muestran la llegada del Homo Sapiens a Europa con unos hombres blancos y rubios pintando en Altamira, cuando acabábamos de llegar de África y nuestra piel era mucho más oscura… Esto se debe quizá a nuestro afán de familiaridad. Todos intentamos pensar que el ser humano somos nosotros y que los otros son diferentes. Alguien me contó que yanomami quiere decir «los hombres»…

JUAN LUIS ARSUAGA

Sí, igual que inuit

JORGE DREXLER

No hay un pueblo que no piense que es el pueblo elegido, y eso nos acompaña como una característica propia fundada en la extrañeza y en el miedo que produce la diferencia. Lo primero es perderle el miedo a la diferencia, ya sea la de alguien que se ve diferente a ti o la de alguien que vivió en otra época, como si los humanos de antes fueran distintos a nosotros, cuando, como dice Juan Luis, somos los mismos.

MONTSERRAT IGLESIAS

¿Creéis que en los estudios de la evolución se ha valorado, o se ha empezado a valorar, el papel que puede jugar la emoción en la evolución humana como especie?

JUAN LUIS ARSUAGA

Hace unos años, en 2012, un grupo de científicos de distintas disciplinas publicó la «Declaración de Cambridge sobre la consciencia», donde se decía que no somos la única especie con mente ni, por supuesto, con emociones; o sea, con consciencia. Admitir que otros seres tienen no solo sensibilidad, sino una perspectiva individual del mundo, una experiencia subjetiva, que es suficiente para considerar a un ser consciente, es una declaración histórica. El hecho de que la ciencia más avanzada crea que otros animales tienen mente, lo que antes era un oxímoron, es un gran cambio. Otra cosa es la autoconsciencia.

JORGE DREXLER

Y saber que nos vamos a morir…

JUAN LUIS ARSUAGA

La mitad de las canciones tratan del amor y la otra mitad de la muerte (risas).

JORGE DREXLER

Y si no la tratan directamente, aparece al menos en esa necesidad de poner las cosas por escrito, porque nos vamos dando cuenta de que estamos aquí de paso, lo que es un conocimiento terrible.

JUAN LUIS ARSUAGA

Es el regalo envenenado de la evolución.

JORGE DREXLER

También el que nos hace valorar nuestro paso por el planeta. 

JUAN LUIS ARSUAGA

Yo estoy encantado de vivir en un planeta en el que haya otras especies con mente. Me sentía muy solo como especie (risas).

Venus vista de espaldas, acompañada por Cupido con un arpa, grabado del volumen Oeuvre de Canova: Recueil de Statues…, publicado en Roma en 1817, MET
JORGE DREXLER

Desde nuestro surgimiento como especie, hemos ido ampliando el círculo empático: al principio se reducía al círculo familiar, después al clan, a la tribu, al poblado, a la nación… Y aunque nos parezca que el mundo carece de empatía, lo cierto es que basta con ver cómo hemos cambiado la percepción de los hombres sobre la mitad de la población del mundo: las mujeres. Si observamos lo que ha pasado desde los tiempos de mi bisabuela hasta los de mi hija, nos damos cuenta de que vamos avanzando, vamos ampliando ese círculo y entendiendo lo que cada parte de la sociedad tiene que aportar, mientras que antes simplemente pensábamos que un grupo muy chiquito era el depositario de la verdad.

MONTSERRAT IGLESIAS

Cuando estudiábamos en su día la evolución nos decían que el instinto más básico es el de la supervivencia, pero ¿no es el amor más fuerte?

JUAN LUIS ARSUAGA

Hay un amor absolutamente asimétrico, que es el de padre e hijo, y así es cómo tiene que ser. Ahí sí que das tu vida. Pero es curioso cómo, de nuevo, salen los genes a relucir, porque ese grado de altruismo va descendiendo conforme el parentesco va siendo menor. 

JORGE DREXLER

¿Y no será que disminuye con la carga de similitud genética? No somos nosotros los que nos enamoramos, sino que son los genes: ellos son los titiriteros y nosotros somos el títere. Nosotros pasamos, pero las secuencias del genoma permanecen, duran mucho más que nosotros. 

Y de la misma manera que persisten determinados fragmentos de una secuencia genética, con información que permite que después se transformen en órganos, por ejemplo, lo mismo sucede con la cultura, que también está constituida de pequeñas piezas que se van copiando y asociando con otras piezas. Algunos nos dedicamos a escribir canciones, que son fragmentos muy cortitos de información. Condensamos mucha información con la esperanza de que emocione a una persona, pero también de que esa emoción pase de una persona a otra. Algunas canciones, como las de cuna, que son eternas, tienen más potencial para transmitirse que otras, que mueren pronto. También la cultura se comporta de una manera biológica, lo cual no es nada raro. Yo siempre vi las canciones como el perfume de nuestra especie. En la flor está lo que se ve –sus pétalos, sus estambres, etc.–, y el perfume, que no se ve, que es emitido por la flor y depende de sus características particulares. No es raro que un producto de nuestra especie, como son las canciones, los cuentos o algunos usos y costumbres, respondan también a razones biológicas en último término.

Antes del Neolítico, cuando éramos nómadas, ¿sabían los hombres quiénes eran sus hijos?

Thomas Rowlandson, Venus, Anquises y Cupido, acuarela, c. 1780-1827, MET
JUAN LUIS ARSUAGA

Sí, yo creo que sí. Es una característica vinculada con la prolongación del desarrollo de las crías. La confianza en la maternidad no presenta problemas, excepto en el caso de los cucos, donde no está clara ni la paternidad ni la maternidad. Por cierto, ¿sabes cómo se dice poner los cuernos en inglés? To cuckold, «hacer el cuco», porque, los cucos invierten energía y cuidados en otra cría que no es la suya. En general, en las especies en las que el macho dedica mucho tiempo, esfuerzo y energía, y hasta puede arriesgar la vida por su descendencia, la confianza en la paternidad suele ser bastante alta. En el caso de los chimpancés, en cambio, es tan baja que normalmente los padres no colaboran en la crianza. 

MONTSERRAT IGLESIAS

¿Cómo veis la inteligencia artificial y la posibilidad de que las máquinas acaben teniendo una mente autoconsciente? ¿Es algo que puede afectar a la teoría de la evolución?

JUAN LUIS ARSUAGA

No creo que se dé una rebelión de las máquinas, pero pienso que vamos a ver cosas increíbles. En la novela Dune puede sorprender que no haya supercomputadoras ni robots, aunque se publicó en 1965, cuando ya había información más que suficiente para que su autor pudiera imaginar un futuro de máquinas inteligentes. En la película se habla de que se ha producido la «Yihad Butleriana», en referencia a la guerra entre los humanos y las máquinas, y que estas acabaron prohibiéndose. Lo que se desarrolla, en cambio, son individuos con inteligencia potenciada, que son los Mentath, unos sabios más inteligentes que los demás. 

Entre las cosas sorprendentes que veremos estará el diagnóstico clínico hecho por máquinas. Los robots también podrían atender a pacientes, sin que estos sepan que es una máquina la que les habla. Me estoy acordando de Pórtico, otra novela de ciencia ficción, en la que un personaje va al psicoanalista, que es una máquina. En un momento dado, el humano le dice: «¿Qué sabrás tú si eres una máquina?». Y esta le responde: «Sí, pero no hemos venido aquí a hablar de mí, sino de usted», que es justamente lo que diría un psicoanalista (risas).

JORGE DREXLER

Creo que vivimos un momento propicio para hacer una gran cura de humildad. La mente ya no es patrimonio exclusivo de los humanos. En ese sentido, los animales nos han ganado terreno, lo cual es bueno porque así no estamos solos en el planeta, como dice Juan Luis. Por otro lado, las máquinas también nos han ganado terreno. ¿Quién iba a pensar hace cincuenta años que una máquina podría ganar a un humano al ajedrez, por ejemplo? Como toda cura de humildad, lo bueno que trae consigo es ver que la identidad no es una estructura plana y unidimensional, sino que es infinitamente densa y fractal. Por más que achiques el universo en el que se mueve, el infinito vuelve a suceder dentro de ese espacio. Tenemos una oportunidad histórica, como especie, de identificar qué es lo que nos hace humanos.

JUAN LUIS ARSUAGA

Quisiera terminar con un cuento de unos extraterrestres que llegan con su nave a la Tierra en son de paz. Los humanos quedan asombrados y la ONU organiza una delegación de científicos para hablar con ellos. En esa delegación incluyen a un paleontólogo, que les explica la teoría de la evolución mientas ellos escuchan. Luego, un matemático les explica nuestros teoremas, y los extraterrestres también le escuchan con benevolencia, y así pasa con todos los científicos de la delegación. Los extraterrestres le dicen al jefe de la delegación que no hace falta que envíen más científicos, porque en el terreno científico ellos están mucho más avanzados. La delegación se marcha cabizbaja y, cuando están en la puerta, el comandante de la nave les dice que no se vayan. Ese Shakespeare suyo, sí que les interesa. Y Cervantes y Goya… Seguro que los extraterrestres tienen mejores matemáticos, pero está por ver que tengan mejores poetas.