Traducción española de Jorge Navarro Pérez en Obras, II, 2, pp. 320-356, Madrid, Abada, 2009
La burguesía encuentra en Werther al semidiós que finalmente acepta sacrificarse por ella; de este modo, se siente redimida sin estar por ello liberada.
Obras II, 2, p. 324
Goethe entendía la historia sólo como historia natural; sólo la entendía en la medida en que la historia de la naturaleza aún se ligara con la creatura.
Obras II, 2, p. 334
A diferencia de casi todos los intelectuales de su tiempo, Goethe nunca logró sentirse a gusto con la ‘bella apariencia’.
Obras II, 2, p. 335
Para Goethe, la meta natural de la ciencia es que el ser humano se comprenda a sí mismo cuando piensa y actúa. […] Pero el mayor beneficio resultante del conocimiento de la naturaleza sin duda consistía para él en la forma que ésta le otorga a una vida. Goethe desplegó aquella idea hasta alcanzar un estricto pragmatismo: «Sólo lo fecundo es verdadero».
Obras II, 2, p. 336
Junto a la idea de metamorfosis, aquí es determinante para Goethe la propia idea de polaridad, que atraviesa sus investigaciones. La oscuridad para él no es simplemente una ausencia de la luz –en ese caso no podríamos percibirla–, sino que es una forma de contra-luz positiva.
Obras II, 2, p. 337
La definición kantiana de lo orgánico como finalidad cuyo fin está dentro y no fuera de la misma creatura sin duda concordaba con los conceptos de Goethe. La unidad de lo bello, incluido lo bello natural, siempre es independiente de los fines: Kant y Goethe están de acuerdo en eso.
Obras II, 2, p. 338
La hostilidad de Goethe frente a la guerra de liberación de los alemanes contra Napoleón, que ha escandalizado largamente a la historia burguesa de la literatura, es muy comprensible en el contexto de los condicionamientos políticos de Goethe. Porque Napoleón, antes que fundador del imperio europeo, era para él, como escritor, fundador de su público europeo.
Obras II, 2, p. 343
Trata de que en tu vida todo tenga una consecuencia. La persona más feliz es la que puede poner en conexión el final de su vida con lo que es su principio.
Johann Wolfgang Goethe, Máximas y reflexiones, nº 140. Cit. en W. Benjamin, Obras II, 2, p. 346
Los lujosos aposentos y edificios son para los príncipes y los ricos. Quien vive ahí se siente tranquilizado... y por eso no quiere nada más. Esto va contra mi naturaleza.
Conversación de Goethe con Eckermann del 23 de marzo de 1829. Cit. en W. Benjamin, Obras II, 2, p. 350
Johann Wolfgang Goethe, Wilhelm Mweisters Wanderjahre, I, 6. Cit. en W. Benjamin, Obras II, 2, p. 351
¡Detente! ¡Eres tan bello! / Entonces ya podrás encadenarme, / aceptaré entonces sucumbir. / Sonará la campana de difuntos, / y quedarás dispensado de tus obligaciones. / Se parará el reloj, caerán las manecillas: / y entonces el tiempo ya se habrá acabado para mí.
Johann Wolfgang Goethe, Fausto I, versos 1700-1706. Cit. en W. Benjamin, Obras II, 2, pp. 353 n.
En el estado que corona la vida de Fausto, Goethe va a poner de manifiesto el espíritu propio de su praxis: ganar terreno al mar, un concreto modo de actuar que le prescribe historia a la naturaleza, aunque se inscriba en la naturaleza; ése era el concepto de actuación histórica de Goethe.
Obras II, 2, p. 354