Obra de los pasajes

Traducción española de Juan Barja

Fundamentar el concepto de progreso directamente en la idea de catástrofe. La catástrofe misma, en cuanto tal, es el que esto ‘se siga produciendo’. Porque no es lo que viene a cada vez, sino que a cada vez es lo ya dado. Así lo escribe Strindberg [...]: el infierno no es nada que se encuentre, aún, frente a nosotros, sino que es ya esta vida, aquí.

Obra de los pasajes, N 9 a, 1

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El progreso no se encuentra a gusto en lo continuo de lo temporal, sino sin duda en sus interferencias: en donde algo que en verdad es nuevo se hace sensible por primera vez.

Obra de los pasajes, N 9 a, 7

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Caracteriza el método dialéctico su desarrollar métodos nuevos al encaminarse a objetos nuevos. En el caso del arte pasa justo lo mismo con la forma, que se distingue por desarrollar lo que van a ser las nuevas formas en su camino a nuevos contenidos. Y esto por cuanto sólo desde fuera una determinada obra de arte tiene una sola forma y un tratado dialéctico tiene un solo método.

Obra de los pasajes, N 10, 1

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A lo que es el pensar le pertenece tanto el movimiento como la detención del pensamiento. Donde el pensar alcanza a detención, en el seno de una constelación del todo saturada de tensiones, es donde aparece la imagen dialéctica. Y eso es la cesura en el movimiento del pensar.

Obra de los pasajes, N 10 a, 3

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Escribir historia nos impone, en consecuencia, un citar historia. Pero ahí, en el concepto del citar, se da que el objeto histórico concreto quede arrebatado a su contexto.

Obra de los pasajes, N 11, 3

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La historia se desintegra en sus imágenes, no en cambio en historias.

Obra de los pasajes, N 11, 4

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La estricta concepción del tiempo histórico reposa enteramente sobre la imagen de la redención.

Lotze. Microcosmos, III, Leipzig, 1864, p. 49. Cit. en Obra de los pasajes, N 13 a, 1

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Los que en cada época están vivos se ven en el mediodía de la historia. Por eso están forzados a ofrecerle un banquete al pasado. El historiador es el heraldo que invita a los difuntos a la mesa.

Obra de los pasajes, N 15, 2

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Las ciencias del siglo XX han aprendido que las relaciones ‘causales’ que el investigador busca confirmar para su campo no se pueden definir bajo la forma un concepto general de causalidad o de una ley causal universal, sino que tienen que ser determinadas, ‘específicamente’, en cada campo.

Korsch, en Philipp Frank. Das Kausalgesetz und seine Grenzen, Viena, 1932. Cit. en Obra de los pasajes, N 17

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El estricto concepto de Historia Universal es el mesiánico.

Obra de los pasajes, N 18, 3

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La actividad de un estilo en vías de definirse [...] se presenta generalmente como ‘evolución’, si se toma ese término en su acepción general y más vaga. Siendo controlada con cuidado [...] esa noción por las ciencias biológicas, [...] en tanto modo de clasificación la recuperó la arqueología. He señalado ya en otro lugar lo que en ella hay de peligroso por su carácter falsamente armónico, por su recorrido unilineal, por su empleo, en casos bien dudosos, [...] del recurrir a las ‘transiciones’, por su incapacidad de abrir espacios a la energía revolucionaria que es la propia de los inventores.

Henri Focillon. Vie des formes, París, 1934, pp. 11-12. Cit. en Obra de los pasajes, N 20

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Pues en el casino y el burdel se busca el mismo goce del pecado: colocar el destino en el placer.

Obra de los pasajes, O 1, 1

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Ritos de paso: así se llaman en el folklore las ceremonias que aparecen unidas a la muerte, el nacimiento, la boda o la transición a la pubertad. En la vida moderna, todas estas distintas transiciones se nos han hecho, progresivamente, menos reconocibles y vividas. Nos hemos vuelto pobres en las experiencias del umbral. Penetrar en el sueño es quizá la única que hoy queda –mas, con ello, también el despertar–.

Obra de los Pasajes, O 2 a, 1

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En la misma medida en que se desarrolla la producción mecánica es despersonalizada la propiedad, revistiéndose ahora con las ropas de la forma colectiva impersonal que constituye la sociedad anónima, cuyas acciones se ven arrebatadas por el torbellino de la Bolsa [...]. Ahí unos ganan lo que pierden otros, y ello de un modo que se parece tanto al juego, que el negocio bursátil es, de hecho, calificado de ‘jugar en bolsa’. El desarrollo económico moderno, tomado enteramente en su conjunto, muestra la tendencia irrefrenable a transformar así crecientemente la entera sociedad capitalista en un casino internacional de desmesuradas proporciones, en el cual los burgueses van ganando y perdiendo capital a consecuencia de acontecimientos misteriosos incluso para ellos [...]. Al igual que en el seno de un garito, sobre lo que es la sociedad burguesa viene a reinar así lo ‘impenetrable’ [...]. Éxitos y fracasos por causas totalmente inesperadas, que son en general desconocidas, debidas al azar en apariencia, van predisponiendo así al burgués a asumir los rasgos constitutivos de los jugadores [...]. Lo impenetrable de la sociedad envuelve hoy al burgués como al salvaje lo impenetrable de la naturaleza.

Paul Lafargue. «Die Ursachen des Gottesglaubens», Die neue Zeit, XXIV, 1, Stuttgart, 1906, p. 512. Cit. en Obra de los Pasajes, O 4, 1

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El amor por la prostituta constituye la apoteosis más completa de la empatía con la mercancía.

Obra de los Pasajes, O 11 a, 4

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El más hondo motivo del desprecio sentido por el juego podría consistir probablemente en que un don natural propio del hombre, que dirigido a los más nobles objetos eleva sobre sí al ser humano, dirigido al contrario a uno de los más bajos, el dinero, rebaja al hombre mismo. Ese don se llama presencia de espíritu. Su más alta manifestación es el leer, que siempre es adivinatoria.

Obra de los Pasajes, O 13, 3

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La apuesta es un medio destinado a imprimir un carácter de shock al acontecimiento, librándolo de su espacio de experiencia. No por azar se apuesta al resultado de unas elecciones o a la fecha de inicio de una guerra... Para la burguesía especialmente, los sucesos políticos adoptan la forma del envite en la mesa de juego.

Obra de los Pasajes, O 13, 5

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Las cartas del tarot, ¿son más antiguas que las cartas de juego? ¿Podría ser quizás nuestro juego de naipes una forma hoy deteriorada de las técnicas adivinatorias? Pues prever el futuro es también decisivo en todo lo que hace a los juegos de cartas.

Obra de los Pasajes, O 13 a, 2

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El ideal de experiencia que conforma el shock es la catástrofe.

Obra de los Pasajes, O 14, 4

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En el intento de entender la ‘calle’, sin duda es necesario perfilarla a partir del ‘camino’, que es más antiguo, siendo ambos del todo diferentes en su naturaleza mitológica. Camino lleva en sí incluido el miedo a seguir el rumbo equivocado. Sobre los guías de los pueblos nómadas debió manifestarse ese reflejo. Entre los giros inesperados del camino y en cada una de sus encrucijadas aún siente el caminante solitario la influencia de los viejos signos sobre la errancia de las hordas nómadas. Mas quien hoy avanza por la calle no espía en apariencia ningún signo ni ninguna mano indicadora. El hombre ya no cae en el error por arrastrar un rumbo equivocado, sino que se somete por entero al monótono embrujo que le infunde una banda de asfalto interminable. La síntesis producto de ambos miedos –el monótono rumbo equivocado– se representa en el laberinto.

Obra de los Pasajes, P 2, 1

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La ciudad hizo que todas las palabras [...] o buena parte de ellas por lo menos, se vieran en sí mismas elevadas a la nobleza del nombre, revolución del lenguaje producida por lo común a todos, por la calle. La ciudad es un cosmos de lenguaje conformado en los nombres de sus calles.

Obra de los Pasajes, P 3, 5

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El panóptico es manifestación propia de la obra de arte total. El universalismo del siglo XIX halla su monumento en el panóptico. En el pan-óptico: es decir, no sólo el que a su través todo se ve, sino que ahí vemos de todas las maneras.

Obra de los Pasajes, Q 2, 8

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El concreto interés del panorama consiste en ver la auténtica ciudad, la ciudad en la casa. Lo que hay en la casa sin ventana, eso mismo será lo verdadero. En lo que hace al pasaje, también es una casa sin ventanas. Las que se abren a él son como palcos desde los que es posible mirar hacia dentro, pero no lo es en cambio mirar hacia afuera. –Lo verdadero carece de ventanas y, por ello, no tiene ningún sitio donde mirar afuera, al universo–.

Obra de los Pasajes, Q 2 a, 7

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La figura de cera en calidad de maniquí de la historia. En el gabinete de figuras de cera, el pasado se encuentra exactamente en ese estado de agregación que vive en el interieur la lejanía.

Obra de los Pasajes, Q 3, 3

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