Sabe que existe existir y no se explica,
sabe que no hay razón de que haya nada.
Pues él sabe que ser es estar, en un punto.
Lo único que no sabe es que el pensamiento no es un punto
[cualquiera.
Esto de vivir y de morir son clasificaciones como las de las
[plantas.
¿Qué hojas o qué flores tienen alguna clasificación?¿Qué vida tiene la vida o qué muerte la muerte?
Si el hombre fuera, como debería ser,
no un animal enfermo, sino el más perfecto de los animales,
animal directo y no indirecto,
Debería así haber adquirido un sentido propio del ‘conjunto’;
un sentido, como ver y oír, del ‘total’ de las cosas,
y no, como tenemos, sólo un pensamiento del ‘conjunto’,
no, como tenemos, solamente una idea del ‘total’ de las cosas.
He nacido sujeto, como todos, a tener errores y defectos,
pero nunca al error de pretender comprender de más,
nunca al error de quien quiere comprender solamente con la
manteniéndome en cambio siempre unido a mí mismo,
[siempre personal e intransferible?
¿Para qué me muevo con los otros
Si esto es así en la vida, ¿por qué es distinto en la filosofía?
Vivimos antes de filosofar, existimos antes de saberlo,
Toda la sabiduría respecto de las cosas
nunca ha sido algo a lo que me pudiera prender, como a cosas.
Si la ciencia pretende el ser verdadera,
¿cuál más verdadera que la de cosas sin ciencia?
Místico, tú ves en todo un significado.
Para ti todo tiene un velado sentido.
Hay otra cosa oculta en cada cosa que ves.
Lo que ves, lo ves siempre para ver otra cosa.
Yo, como sólo tengo ojos para ver,
veo ausencia de significado en todas las cosas;
lo veo y me amo, pues ser cosa es no significar.
Ser cosa es no ser algo que pueda interpretarse.
mas lo que hace reír hasta el hartazgo es que pensamos
[siempre en otra cosa,
vagabundeando en nuestro cuerpo.
Mas yo no quiero el presente, quiero la realidad;
quiero las cosas que existen, no el tiempo que las mide.
Pero no digo eso; digo de la piedra: «es una piedra».
Digo de la planta: «es una planta».
Digo de mí: «yo».
Y ya no digo nada. ¿Qué más hay que decir?
Es preciso también no poseer ninguna clase de filosofía.
Con filosofía no hay árboles: hay solamente ideas.
Hay sólo cada uno de nosotros, como estando en un sótano.
Ahí no hay sino una ventana cerrada, y todo el mundo afuera;
y un sueño de lo que se podría contemplar si la ventana se
[abriera,
pero que nunca es lo que se ve al abrir la ventana.Soy incluso el primer poeta que recordó que existe la Naturaleza. Los demás poetas han cantado a la Naturaleza subordinándola a ellos, tal como si ellos fueran Dios; yo canto a la Naturaleza subordinándome a ella, porque nada me indica que yo sea superior a ella, visto que ella me incluye, que yo nazco de ella y que [...]
Mi materialismo es espontáneo. Soy perfecta y constantemente materialista y ateo. No hubo nunca, lo sé perfectamente, un materialista y ateo como yo... Pero esto es así porque materialismo y ateísmo sólo ahora, en mí, encuentran a su poeta.
«Entrevista con Alberto Caeiro», en «Apéndice», pp. 176-181, p. 181
FÁRMACOS
Pero si Dios es los árboles y las flores
y los montes y el brillo de la luna y el sol,
¿por qué lo llamo Dios?
Lo llamo flores y árboles y montes, brillo de luna y sol;
Y el niño tan humano que es divino
es mi cotidiana vida de poeta,
y al ir siempre él conmigo soy yo poeta siempre,
«El guardador de rebaños», VIII, vss. 90-92, p. 61
PANTEÍSMO
Solamente es divina la Naturaleza, pero ella no es divina...
Si a veces hablo de ella como si fuera un ser
es porque al hablar de ella he de valerme del lenguaje de los
y que a las cosas les impone nombre.
«El guardador de rebaños», XXVII, vss. 1-5, p. 103
PANTEÍSMO
Pienso en esto no como quien piensa, sino como quien respira,
y miro hacia las flores y sonrío...
No sé si es que ellas me comprenden
ni si yo las comprendo a ellas,
pero sí que sé que la verdad está en ellas y en mí
y en nuestra común divinidad
«El guardador de rebaños», XXXVI, vss. 9-14, p. 125
PANTEÍSMOVERDAD
al Hombre primitivo y verdadero
que veía al sol nacer y aún no lo adoraba.
Porque eso es natural –más natural
que adorar al sol y luego a Dios
y luego a todo lo otro que no existe.
«El guardador de rebaños», XXXVIII, vss. 8-12, p. 129
PANTEÍSMOVERDAD
Si Dios me preguntara: ¿qué has visto en las cosas?,
respondo: sólo cosas... Tú ahí no pusiste nada más.