Nueva edición de Richard Zenith, Acantilado, Barcelona, 2013 (traducción de Perfecto E. Cuadrado)
Por más que pertenezca, en alma, a la estirpe de los románticos, no encuentro reposo sino en la lectura de los clásicos. Su misma sobriedad, a través de la cual la claridad se expresa, me reconforta de no sé qué. Recojo en ellos una impresión risueña de una vida dilatada que contempla amplios espacios sin recorrerlos. Los mismos dioses paganos descansan del misterio.
erijo esos dos principios en fundamentos generales de todo estilo: decir lo que se siente exactamente como se siente ―con claridad, si es claro; oscuramente, si es oscuro; confusamente, si es confuso―; comprender que la gramática es un instrumento, y no una ley.
Sí, el Arte, que vive en la misma calle que la Vida, aunque en un sitio diferente, el Arte que alivia la vida sin aliviar el vivir, que es tan monótono como la vida misma, pero sólo en un sitio diferente.
Quedamos, por lo tanto, con nuestras sensaciones como única «realidad», entendiendo que «realidad» no tiene aquí sentido alguno, pero nos resulta conveniente para ir engarzando frases. De «real» tenemos apenas nuestras sensaciones, pero «real» (que es una sensación nuestra) no significa nada, ni «sensación» tiene sentido, ni «tiene sentido» es cosa que tenga sentido ninguno. Todo es un mismo misterio… Reparemos, sin embargo, que ni todo quiere decir cosa ninguna, ni «misterio» es palabra que encierre ningún significado.
Libro del desasosiego
«Escritos de Pessoa relativos al “Libro del desasosiego”», «Ideas metafísicas del “Libro del desasosiego”», p. 575
SENSUALISMO / SENSACIÓN
REALIDAD
La única realidad, para mí, son mis sensaciones. Yo soy una sensación mía. Por lo tanto, ni de mi propia existencia estoy seguro. Puedo estarlo apenas de aquellas sensaciones a las que llamo mías.
Libro del desasosiego
«Escritos de Pessoa relativos al “Libro del desasosiego”», «Ideas metafísicas del “Libro del desasosiego”», pp. 572-573
SENSUALISMO / SENSACIÓN
REALIDAD
No supe nunca lo que sentía. Cuando me hablaban de tal o de cual emoción y la describían, siempre sentí que estaban describiendo algo de mi alma, pero después, pensándolo bien, pasé a dudarlo siempre. Lo que siento que soy, nunca sé si lo soy realmente, o si apenas creo que lo soy. Soy trozos de personajes de dramas míos.
Libro del desasosiego
«Los grandes fragmentos», «Fórmula de bien soñar», p. 496
SENSUALISMO / SENSACIÓN
REALIDAD
Estoy perpetuamente a la defensiva. Me doy a la vida y a los demás. No puedo contemplar la realidad frente a frente. El propio sol me desanima y llena de desolación. Sólo de noche, y de noche a solas conmigo, ajeno, olvidado, perdido ―sin nexo con la realidad ni parte con la utilidad― me hallo y me doy consuelo.
Libro del desasosiego
«Los grandes fragmentos», «Sentimiento apocalíptico», pp. 537-538
SENSUALISMO / SENSACIÓN
REALIDAD
Veo, y eso ya es mucho. ¿Es que hay alguien que sea capaz de entender? Tal vez sea por ese escepticismo sobre lo inteligible por lo que encare de igual modo un árbol y una cara, un cartel y una sonrisa. (Todo es natural, todo artificial, todo igual.) Todo lo que veo es para mí lo único visible, sea el alto cielo azul verdiblanco de la mañana por llegar, sea el gesto falso en el que se contrae la cara de quien está sufriendo ante testigos la muerte de quien ama.
Crear dentro de mí un Estado con una política, con partidos y revoluciones, y ser yo todo eso, ser yo Dios en el panteísmo real de ese pueblo-yo, esencia y acción de sus cuerpos, de sus almas, de la tierra que pisan y de los actos que ejecutan. Ser todo, ser ellos y no ellos. ¡Ay de mí! Este es todavía uno de los sueños que no logro realizar.
El ambiente es el alma de las cosas. Cada cosa tiene una expresión propia, y esa expresión le viene de fuera.
Cada cosa es la intersección de tres líneas, y esas tres líneas forman esa cosa: una cantidad de materia, el modo como interpretamos, y el ambiente en que se encuentra.
[…] Creo, pues, que no hay error humano, ni literario, en atribuir alma a las cosas que llamamos inanimadas. Ser una cosa es ser objeto de atribución.
La única manera de que tengas sensaciones nuevas consiste en construirte un alma nueva. Baldío esfuerzo el tuyo si quieres sentir otras cosas sin sentir de manera diferente, y sentir de manera diferente sin mudar de alma. Porque las cosas son como nosotros las sentimos
La única manera de que tengas sensaciones nuevas consiste en construirte un alma nueva. Baldío esfuerzo el tuyo si quieres sentir otras cosas sin sentir de manera diferente, y sentir de manera diferente sin mudar de alma. Porque las cosas son como nosotros las sentimos
No rebajarse nunca a dar conferencias, para que no se crea que tenemos opiniones, o que nos rebajamos hasta el público para hablar con él. Si quiere, que nos lea.
Además, el conferenciante se asemeja a un actor ―criatura que el buen artista desprecia, merodeador del Arte.
El mundo es de quien no siente. La condición esencial para ser un hombre práctico es la ausencia de sensibilidad.
El mundo es de quien no siente. La condición esencial para ser un hombre práctico es la ausencia de sensibilidad.
Ya que no podemos conseguir belleza de la vida, busquemos al menos conseguir belleza de no poder conseguir belleza de la vida. Hagamos de nuestro fracaso una victoria, algo positivo y el pie, con columnas, majestad y aquiescencia espiritual.
Desearía construir un código de inercia para las personas superiores en las sociedades modernas. […] De momento, ya que vivimos en sociedad, el único deber de las personas superiores es reducir al mínimo su participación en la vida de la tribu.
Perder el tiempo conlleva una estética. Hay, para los sutiles en las sensaciones, un formulario de la inercia que incluye recetas para todas las formas de lucidez. La estrategia con que se lucha con la noción de las convenciones sociales, con los impulsos de los instintos y con las solicitaciones del sentimiento exige un estudio que un simple esteta cualquiera no soportaría realizar. A una exacta etiología de los escrúpulos debe seguir una diagnosis irónica de las servidumbres que exige la normalidad. Hay que cultivar también la agilidad contra las intrusiones de la vida; un cuidado — debe acorazarnos contra el hecho de sentir las opiniones ajenas, y una blanda indiferencia encamarnos el alma contra los golpes sordos de la coexistencia con los otros.
Y allá arriba, en el aire por donde los tonos bazos no recordaban ya ni dolor ni tristeza, todo se mostraba propicio para la noche y para la meditación indefinida.
La acción es una enfermedad del pensamiento, un cáncer de la imaginación. Actuar es exiliarse. Toda acción es incompleta e imperfecta. El poema que sueño no tiene fallos salvo cuando intento realizarlo.