Libro del desasosiego

Nueva edición de Richard Zenith, Acantilado, Barcelona, 2013 (traducción de Perfecto E. Cuadrado)

Sería interesante poder ser dos reyes al mismo tiempo: ser no un alma de los dos, sino las dos almas.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR 404, p. 400


FÁRMACOS
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No sé si duermo, o si sólo siento que duermo. No sueño la pausa adecuada, pero reparo, como si comenzase a despertar de un sueño no dormido, en los primeros ruidos de la vida de la ciudad, subiendo, como una riada, desde un lugar indefinido, allá abajo, donde quedan las calles que Dios abrió.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR 436, p. 428


CIUDAD
SUEÑO
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Brilla muy adentro en la soledad nocturna un candelero anónimo por detrás de la ventana. Todo lo demás en la ciudad que contemplo está oscuro, salvo donde algunos débiles reflejos de luz de las calles ascienden vagamente y hacen que aquí y allá se cierna una luz de luna inversa, muy pálida. En la negrura de la noche, el propio caserío apenas destaca, entre sí, sus diversos colores, o tonos de colores; sólo vagas diferencias, se diría que abstractas, irregularizan el abigarrado conjunto. Un hilo invisible me liga al anónimo propietario del candelero. No es la común circunstancia de que ambos estemos despiertos: no existe en eso una reciprocidad posible, pues, estando yo a la ventana entre tinieblas, él nunca podría verme. Es otra cosa, mía sólo, que tiene que ver con la sensación de aislamiento, que participa de la noche y del silencio, que escoge aquel candelero como punto de apoyo porque es el único punto de apoyo que hay. Parece que por estar él encendido la noche es tan oscura. Parece que es por estar yo despierto, soñando en las tinieblas, por lo que él sigue alumbrando.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR 441, pp. 433-434


NOCHE
SUEÑO
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Brilla muy adentro en la soledad nocturna un candelero anónimo por detrás de la ventana. Todo lo demás en la ciudad que contemplo está oscuro, salvo donde algunos débiles reflejos de luz de las calles ascienden vagamente y hacen que aquí y allá se cierna una luz de luna inversa, muy pálida. En la negrura de la noche, el propio caserío apenas destaca, entre sí, sus diversos colores, o tonos de colores; sólo vagas diferencias, se diría que abstractas, irregularizan el abigarrado conjunto. Un hilo invisible me liga al anónimo propietario del candelero. No es la común circunstancia de que ambos estemos despiertos: no existe en eso una reciprocidad posible, pues, estando yo a la ventana entre tinieblas, él nunca podría verme. Es otra cosa, mía sólo, que tiene que ver con la sensación de aislamiento, que participa de la noche y del silencio, que escoge aquel candelero como punto de apoyo porque es el único punto de apoyo que hay. Parece que por estar él encendido la noche es tan oscura. Parece que es por estar yo despierto, soñando en las tinieblas, por lo que él sigue alumbrando.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR 441, pp. 433-434


CIUDAD
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Se arrastra hasta mis ojos la ciudad confusa y sosegada.

Las casas se desigualan en una aglomeración retenida, y a la luz de la luna, con manchas de incertidumbre, paraliza de madreperla las oscilaciones muertas de la profusión. Hay tejados y sombras, ventanas y Edad Media. No hay de qué haber alrededores. Se asienta en lo que se ve un vislumbre de lejanía. Por encima de mi lugar de observación hay delgadas ramas de árboles, y yo tengo el sueño de la ciudad entera en mi corazón persuadido. ¡Lisboa a la luz de la luna y mi cansancio de mañana!

¡Qué noche! Plugiera a quien provocó los pormenores del mundo que no hubiera para mí mejor estado o melodía que el momento lunar destacado en que me desconozco conocido.

Ni brisa ni gente interrumpen lo que no estoy pensando. Tengo sueño igual que tengo vida. Sólo me siento en los párpados, como si hubiera algo que pesara sobre ellos. Escucho mi respiración. ¿Duermo o estoy despierto?

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR 480, pp. 465-466


NOCHE
MUERTE
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Mañana también yo ―el alma que siente y piensa, el universo que soy para mismo―, mañana, sí, yo también seré el que dejó de pasar por estas calles, aquel a quien otros evocarán con un «¿Qué habrá sido de él?». Y todo cuanto hago, todo cuanto siento, todo cuanto vivo, no será más que un transeúnte de menos en la cotidianidad de las calles de una ciudad cualquiera.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR 481, p. 467


NOCHE
MUERTE
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nos quedaba, como motivo de tener alma, la contemplación estética de la vida. Y así, ajenos a la solemnidad de todos los mundos indiferentes a lo divino y menospreciadores de lo humano, nos entregamos fútilmente a la sensación sin propósito, cultivada en un epicureísmo sutilizado, como conviene a nuestros nervios cerebrales.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 1, p. 16


SENSUALISMO / SENSACIÓN
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nos quedaba, como motivo de tener alma, la contemplación estética de la vida. Y así, ajenos a la solemnidad de todos los mundos indiferentes a lo divino y menospreciadores de lo humano, nos entregamos fútilmente a la sensación sin propósito, cultivada en un epicureísmo sutilizado, como conviene a nuestros nervios cerebrales.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 1, p. 16


FÁRMACOS
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Ser pesimista es tomar cada cosa como algo trágico, y esa actitud es una exageración y una incomodidad.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 1, p. 17


FÁRMACOS
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Para todos nosotros caerá la noche y llegará la diligencia. Gozo de la brisa que me dan y del alma que me dieron para gozarla, y no pregunta más ni busco. Si lo que dejé escrito en el libro de los viajantes puede, releído un día por otros, entretenerlos también en el tránsito, estará bien. Si no lo leen, ni se entretienen, estará bien también.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 1, p. 17


NOCHE
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En realidad, no poseemos más que nuestras propias sensaciones; en ellas, pues, y no en lo que ellas ven, tenemos que fundamentar la realidad de nuestra vida.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 102, p. 117


SENSUALISMO / SENSACIÓN
REALIDAD
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Arrojo la caja de cerillas, que está vacía, al abismo que es la calle más allá del parapeto de mi ventana alta sin balcón. Me levanto de la silla y escucho. Nítidamente, como si significara alguna cosa, la caja de cerillas vacía suena en la calle que me dice desierta. No se oye otro sonido, salvo los de toda la ciudad. Sí, los de toda la ciudad ―tantos, sin oírse, y todos verdaderos.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 102, p. 118


CIUDAD
VERDAD
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Cultivo el odio a la acción como una flor de invernadero. Presumo ante mismo de mi disidencia de la vida.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 103, p. 119


FÁRMACOS
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Al hombre superiormente inteligente no le queda hoy otro camino sino el de la abdicación.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 104, p. 119


FÁRMACOS
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Lo mejor y más púrpura es abdicar.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 105, p. 119


FÁRMACOS
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Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 107, p. 122


SENSUALISMO / SENSACIÓN
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Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 107, p. 122


FÁRMACOS
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Cada uno tiene su alcohol. Yo tengo alcohol bastante con existir. Borracho de sentirme, voy errante y seguro. Si es la hora, acudo a la oficina como otro cualquiera. Si no es la hora todavía, voy hasta el río a observar el río, como cualquier otro. Soy igual. Y por detrás de todo eso, cielo mío, me constelo a escondidas y tengo mi infinito.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 110, p. 124


FÁRMACOS
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Vivir es no pensar.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 112, p. 126


SENSUALISMO / SENSACIÓN
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Vivir es no pensar.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 112, p. 126


FÁRMACOS
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Y si no procuro vivir, actuar, sentir, es ―podéis creerlo― para no perturbar las líneas dibujadas de mi personalidad supuesta. Quiero ser tal como quise ser y no soy. Si viviera, me destruiría. Quiero ser una obra de arte, del alma por lo menos, ya que del cuerpo no puedo serlo. Por eso me esculpí en calma y en extrañamiento y me coloqué en invernadero, lejos de los aires frescos y de las luces claras ―donde mi artificiosidad, flor absurda, pueda florecer en lejana belleza.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 114, p. 127


FÁRMACOS
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Organizar de tal manera nuestra vida que sea para los otros un misterio, que quien mejor nos conozca sólo nos desconozca más de cerca que los otros.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 115, p. 127


FÁRMACOS
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Son intransmisibles todas las impresiones salvo si las hacemos literarias. Los niños son muy literarios porque dicen tal como sienten y no tal como debe sentir quien siente según otra persona. Oí una vez a un niño que decía, queriendo decir que estaba a punto de llorar, no «Tengo ganas de llorar», que es lo que diría un adulto, es decir, un estúpido, sino «Tengo ganas de lágrimas». […] «¡Tengo ganas de lágrimas!». Aquel chiquillo supo definir bien su espiral.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 117, p. 129


SENSUALISMO / SENSACIÓN
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El ansia de comprender, que en tantas almas nobles sustituye a la de actuar, pertenece a la esfera de la sensibilidad. Sustituir por la Inteligencia la energía, romper el lazo entre la voluntad y la emoción, despojando del interés todos los gestos de la vida material, eso es lo que, logrado, vale más que la vida, tan difícil de poseer por entero y tan triste de poseer parcialmente.

Decían los argonautas que navegar es preciso, mas vivir no es preciso. Argonautas nosotros de la sensibilidad enfermiza, digamos que sentir es preciso, mas que no es preciso vivir.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 124, p. 136


SENSUALISMO / SENSACIÓN
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El ansia de comprender, que en tantas almas nobles sustituye a la de actuar, pertenece a la esfera de la sensibilidad. Sustituir por la Inteligencia la energía, romper el lazo entre la voluntad y la emoción, despojando del interés todos los gestos de la vida material, eso es lo que, logrado, vale más que la vida, tan difícil de poseer por entero y tan triste de poseer parcialmente.

Decían los argonautas que navegar es preciso, mas vivir no es preciso. Argonautas nosotros de la sensibilidad enfermiza, digamos que sentir es preciso, mas que no es preciso vivir.

Bernardo Soares
Libro del desasosiego

FR. 124, p. 136


FÁRMACOS
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